lunes, 26 de agosto de 2024

Neal Casal. Basement Dreams

Tal día como hoy hace cinco años murió Neal Casal. El músico nacido en Denville, New Jersey se suicidó. Nadie sabe qué paso y no creo que nadie se lo esperase. Neal era un músico prolífico, un fotógrafo aventurero y parecía siempre involucrado en mil y un proyectos con verdadera pasión y dejando su huella inconfundible en cada uno de ellos. Cuando sucedió escribí un entrada en el blog. En aquellas mi relación con el arte de Casal se circunscribía únicamente a sus colaboraciones con Ryan Adams y Chris Robinson, ambas brillantes, esenciales en en sonido de los respectivos combos. Fue el año pasado cuando me metí de lleno en la brillante discografía de Neal Casal. Y quedé noqueado. Lo juro. Este hombre tenía un talento descomunal para componer y cantar sus propias canciones. Su legado debe de ser recordado y reivindicado todos los días. Era mucho más que un guitarrista excelso.

Su debut, Fade Away Diamond Time es uno de los discos más bellos, personales y especiales que he escuchado en mi vida. Seguir indagando en su discografía continúa siendo un viaje la mar de excitante. Recuerdo que hace muchos años cuando trabajaba en la FNAC tuvimos en oferta (insultantemente barato Basement Dreams) y me pasó lo que en más ocasiones me ha sucedido: Ya lo pillaré y cuando voy a por el, no queda. El pasado año dada mi entusiasta fiebre con la música de Casal mi amigo Ander me regaló este disco, Basement Dreams. Un artefacto para paladear bien alto que la revista Mojo saludo como disco del año 1998. Se trata de un álbum que reúne grabaciones realizadas en el sótano de la casa de Neal en New Jersey con la ayuda entre otros de los brillantes teclados de John Ginty y las esenciales armonías vocales de Angie McKenna.

Si se puede encuadrar el álbum en un estilo este sería sin duda el folk pero al mismo tiempo quedarse sólo en eso sería un error. Hay blues, soul en la forma e cantar algunas canciones y toneladas de buen gusto, arreglos minimalistas pero precisos, la guitarra de Neal brillando en cada tema... He escuchado este disco decenas de veces pero elijo bien el día en cuestión. Es como el Unplugged de Alice In Chains, cuidado. De hecho hay un tema (Free Light Of Day) que hubiese podido encajar en ese disco. Lo pensé desde la primera vez que lo escuché. Lo mejor de este disco es dedicarle el tiempo necesario, prestarle toda la atención del mundo y descubrir canciones maravillosas, a la altura de lo mejor de su catálogo y del género. Excepto cuatro versiones lo demás son originales de Casal grabadas de forma sencilla, sin mucha producción pero el conjunto es tan bueno que abruma. 

Aunque como he escrito el disco es bastante minimalista, sencillo y sin mucha floritura todas las canciones son buenas, impactan y cuando Neal adorna algunas con más instrumentos (un piano, la steel o la mandolina) lo hace con tal estilazo que te das cuenta de que este músico tenía una clarividencia total para componer y que su música merece la pena ser reivindicada hasta el fin de los días. Como en todo álbum uno tiene sus favoritas; increíbles las armonías vocales de Angie McKenna en Promises To Keep; lo bien que empastan el hammond de Ginty y la acústica de Casal en St. Cloud, las juguetonas Run And Hide o Neal´s Blues podrían estar perfectamente en el Exile On Main Street de Rolling Stones, esa acústica con que se inicia Me and Queen Slylvia es oro puro... Y podría seguir hast el fin de los tiempos. Ni un día sin reivindicar la obra de Neal Casal. Eterno.


miércoles, 21 de agosto de 2024

Constelaciones musicales

Una noche de laboro sin mucho trabajo puede ser un soberano aburrimiento. O no. Algunos compañeros se quejan, dicen que prefieren que haya meneo, cosas que hacer. Reconozco que soy un excéntrico y no me van nada mal las noches con poca actividad. Para un sujeto como yo con un mundo interior tan rico y variado, una noche, aunque sea de lunes puede ser muy loca con inusitadas conexiones musicales, casi constelaciones escribiría yo, en una madrugada en la que la luna brilla de una forma especial, casi mágica. Así que solo necesito mi mente que bulle a mil por hora, un buen celular, cascos y a volar. La música es el mejor rescate, siempre está ahí y me brinda cada día momentos inolvidables. Y no voy de farol. De vez en cuando hay que mover alguna silla o camilla que para algo hemos venido...

Todo empieza con The Black Keys cuyo Ohio Players me tiene loquito. Fresco, divertido, entra del tirón y en él hay un par de canciones (Candy and Her Friends y Paper Crown) en las que añaden el hip hop de forma muy cool al igual que han hecho siempre Fun Lovin´Criminals por ejemplo en la irresistible hasta en el título Swashbucklin´In Brooklyn. Por la senda del atrevimiento de diferentes estilos ha ido a menudo la carrera de North Mississippi Allstars, tal vez más ligados al blues pero que también coquetean con el hip hop con libidinosos resultados Be So Glad. Con los hermanos Dickinson colabora en el monumental Electric Blue Watermelon Robert Randolph, excelso guitarrista que junto a su Family tiene unos cuantos discos la mar de potentes. En Brighter Days la segunda cara la abre con inusitado brío deudor de Stevie Wonder, Second Hand Man. El espíritu de Livin´For The City recorre la canción de la misma forma que no sé porqué I Need You me recuerda al olvidadísimo George Jackson, gran compositor de soul cuya Aretha, Sing One For Me abre el magnifico recopilatorio In Memphis 1972-77.


Es obvio que la siguiente va a ser Aretha Franklin de cuyo fallecimiento se cumplieron seis años el pasado dieciséis de agosto. Nadie como ella para cantar algunas de las maravillosas canciones que compuso Dan Penn al que tuve la suerte de ver en directo en el Antzoki interpretando joyas como You Left The Water Running. Jamás me canso de escuchar Do Right Woman, Do Right Man ya sea en la voz de su autor, en la de Aretha o en la de Etta James. Dos damas imbatibles de la música popular del siglo XXI. Otro ilustre sureño que recurrió al cancionero de Dan Penn en su último álbum, Southern Blood fue Gregg Allman. Ahí luce como todas las demás Out Of Left Field. Y aunque ahora coquetea más con el pop, con grandes canciones por cierto, mucho le debe al mejor soul Nathaniel Rateliff al que sigo con devoción. Remember I Was A Dancer, qué mejor título para un bailarín como el menda. Pero nada de era I Am. 

Sly & Family Stone siempre invitaron a la danza con una confianza y groove brutales. Eran imparables y tenían también inquietudes políticas y sociales. Durante muchos años fueron al combo definitivo del soul, tan grandes como cualquier pionero que se te pase por la cabeza y desde luego tan perdurables como ellos. Africa Talks To You (The Asphalt Jungle) es la elegida. Y viene bien para hilarlo con un par de jóvenes cuyos últimos discos me chiflan: Jalen Ngonda y Durand Jones. Ambos miran a sus raíces orgullosos mostrando sus influencias sin rubor. Tanto Come Around And Love Me como Wait Til I Get Over son dos de mis discos favoritos de los últimos años más allá de la etiqueta soul. Como muestra dos canciones atómicas, Lost de Ngonda y Letter To My 17 Year Old Self de Jones.

Celeste se dio a conocer con una estupenda versión de It´s All Right de Curtis Mayfield junto al ya célebre Jon Batiste. Tiene mucho que decir tanto en el pop como en soul. Su álbum Not Your Muse está plagado de tonadas irresistibles como Tell Me Something I Don´t Know. Su colección de discos de soul tiene que ser tan aplastante como la de Kelly Finningan que cierra el círculo de forma inmejorable, un joya The Tales People Tell. Abrir un álbum de forma tan brillante como con I Don´t Wanna Wait no está al alcance de todo el mundo como me imagino tampoco que te llamen The Black Keys para hacer unos coros en I Forgot To Be Your Lover. Perfecta constelación estelar. Se cierra el círculo. La luna brilla anaranjada a lo lejos mientras me alejo del laboro. Se me ha pasado hasta rápido. Voy a casa duermo y cuando me despierto Unax me ve haciendo el collage fotográfico. Me pregunta qué hago y se lo explico. Me dice que sólo a alguien tan loco con la música como yo se le pueden ocurrir estas cosas. El mejor de los piropos.



martes, 13 de agosto de 2024

The Black Keys. Ohio Players

Todo los años se habla del disco del verano. Tal vez sea más la canción del verano. En mi casa siempre es el álbum. Ese que me sirve tanto de banda sonora mientras abordo las duras y desagradables tareas del hogar (vestido como Freddie Mercury en I Want To Break Free) pero que también me acompaña en esas imbatibles caminatas por la playa. Este año la palma se la lleva, con creces además, Ohio Players de The Black Keys. Permanezco ajeno a la pequeña polémica que se ha generado con este disco del que al parecer reniegan muchos de sus acérrimos  seguidores. Incluso el el Podcast de Rockzone se han atrevido a titular uno de sus programas ¿Han perdido The Black Keys su mojo? No me preguntan a mí pero les voy a contestar. No. Rotundamente no. 

Vaya por delante que no me encuentro entres los fanáticos de esta banda. Y tal vez ahí está la clave. He seguido su carrera y escuchado todos sus discos pero reconozco que aunque siempre encuentro canciones buenas, incluso muy buenas o excelentes en todos sus discos hasta ahora ningún álbum completo de The Black Keys me saciaba al completo. Algo que me sucede con Ohio Players que me ha entrado fenomenal desde la primera escucha y del que me chifla hasta su portada, deliciosa. No cabe duda de que es un disco con un potencial comercial enorme, por ser quién son y porque las canciones entran con una facilidad pasmosa.

Que me aspen si el trío inicial, This Is Nowhere, Don´t Let Me Go y Beautiful People (Stay High) no son canciones para arrasar en los charts... ¡Dios mío pero que viejuno me he quedado! En los charts.... Pero si ya no hay charts... Bueno, en reproducciones en Spotify o cualquier plataforma de esas...Es más hay canciones que parecen estar hechas para lucir en una película de Tarantino. Eso es lo que me viene a la mente cada vez que escucho Read Em And Weep... Vamos, ¡hazlo Quentin! Y qué me dicen del vídeo de Beautiful People (Stay High) una pegajosa y desinhibida invitación al baile. Mola mucho. 

Una de las contribuciones más inesperadas, sorprendentes y cool del álbum es la de Beck que colabora en la composición de varias canciones como las tres iniciales, ya nombradas, que le sumergen una nube de funk, atmósferas retro y buen pop y en otras donde se recrea mezclando todo eso con el hip hop: Candy and Her Friends o Paper Crown. En la primera con la colaboración del rapero Lil Noid cuya aparición hacia la mitad del tema me ha traído a la mente algún tema el Classic Fantastic de Fun Lovin´Criminals. Ahí queda eso. Y por mi más que encantado. Igual sensación tengo en la segunda en este caso acompañados por Beck y otro rapero Juicy J.

Patrick Carney y Dan Auerbach han grabado un disco refrescante y veraniego, adentrándose con éxito en terrenos comerciales a los que no hago ningún asco. No me sobra ninguna canción, algo que hasta ahora no me había sucedido con ninguno de sus discos anteriores y encima han tenido el buen busto de grabar una versión de William Bell y Booker T Jones, I Forgot To Be Your Lover que encaja perfectamente entre sus excelentes composiciones y en la que por cierto colabora tocando el órgano hammond y haciendo coros Kelly Finnigan cuyo álbum The Tales People Tell recomiendo encarecidamente. Ese tendrá post.  


domingo, 11 de agosto de 2024