Llego a Donosti con los primeros acordes de Top of the hill y por la ventanilla veo a Robert que me espera con una gran sonrisa. Éste también esta nervioso, pienso. Nos vamos al Casco Viejo y sentamos cátedra sobre los que siempre nos acompañan, Dylan, Young, Springsteen y por supuesto Waits. Le comento a Robert que he leido el set list que suelo tocar pero él no lo ha hecho así que prefiero no decirle nada. Todavía no nos creemos que vayamos a tener delante al mismisimo Tom Waits.
En la fila de entrada un segurata me pide que le enseñe la mochila. Me pregunta si llevo cámara de fotos, por supuesto le digo que no. JA! Estamos dentro, damos unas vueltas y buscamos nuestra localidades. Preguntamos a una chica y nos dice que para arriba. Arriba otro chico nos comunica que más para arriba. Esto parece una película de los Hermanos Marx. Estamos en la tercera grada pero al ser un sitio para 1800 personas lo vamos a ver bien.
Las luces se apagan y todo el mundo grita por algo que ha estado esperando mucho tiempo. Salen los músicos y Waits. Se comporta como en las fotos promocionales de sus discos. Estoy pensando en las imágenes del libreto de Mule Variations o Blood money. No situo el tema con que inician. Creo que es Lucinda. Pero suena de cine. Como dice Waits confia en sus músicos, son como prestidigitadores y el es el Houdini que los guía. Way down in a hole es diferente que en disco pero no pierde nada de su encanto, Hold on nos achucha, All the world is green es una joya coronada por un clarinete mágico. Magia esa es la palabra. Parece que estamos ante una troupe de los años 30, un circo ambulante que ha aterrizado en nuestra ciudad. Y el líder de esa tropa es un puto mago.
El repertorio es tremendo. Que me acuerde caen Dirt in the ground, Jesus gonna be here, Novemeber, Misery is the river of the world con todo el Kursaal coreando el estribillo, Waits nos pide que cantemos con él Innocent when you dream y caemos rendidos. Despúes, al piano, dos de mis favoritas, On the nickel y Tango Till They´re sore... También cae Cold call ground. Hoist that Rag me vuela la cabeza y Make it rain y otra del Real Gone de la que no me acuerdo el título son una orgía sonora.
En los bises Robert me dice que abandonemos nuestro lugar y vemos las últimas cuatro canciones abajo, en el pasillo sentados, mucho más cerca. Nadie nos dice nada y ahí gozamos de la faceta clown de este tipo. Las veces que se dirige al público lo hace en su línea contando aburdas historias sobre las costumbres europeas o en un castellano macarrónico soltando: Todo está bien. En uno de los últimos temas otro hijo de Waits sale a tocar el clarinete. Se acabo, dos horas en otro mundo de la mano de un mago con unas canciones de traca. Ojalá vuelva.