Jamás coparán la portada de ninguna revista ni aquí ni el extranjero y bien que se lo merecen. No son un hype. Llevan más de veinte años pateándose minúsculas salas por muchos rincones de Estados Unidos y Europa. Su éxito es que tanto tiempo después siguen en plena forma. Sin haber siquiera rozado el éxito continúan fieles al rock´n roll sin perder ni un ápice de fuerza. Nada de nostalgia ni gira conmemorativa de tal o cual disco (algo a lo que tampoco le haría ascos ja ja) ahora se presentan en unas cuantas fechas por estos lares para dar lustre a su último álbum de estudio, el fenomenal Cactusville. Como suele ser habitual lo harán en pequeños reductos pero seguro que se encuentran con pocos pero furibundos seguidores de su vitamínica música. No se me ocurre un mejor retorno a los shows en vivos que gozándola en una pequeña sala con esta banda pero mi desdichado horario laboral hace imposible que me encaje ni una miserable fecha. Por si no le he escrito suficiente, alto y claro: ¡The Hangmen putos amos! No hay tantas bandas que en los últimos años puedan presumir de rodajas tan inspiradas como la de estos tíos: Metallic IOU, We´ve Got Blood On The Toes Of Our Boots, Loteria, In The City, East Of Western y el mencionado Cactusville. Que no te digo que me lo mejores, iguálamelo, copón. En vena.
There goes the last dj, who plays what he wants to play, and says what he wants to say...
jueves, 16 de septiembre de 2021
jueves, 9 de septiembre de 2021
Duff Mckagan: It´s So Easy y otras mentiras
Diez años después de su publicación original se ha editado en castellano It´s So Easy y otras mentiras de Duff Mckagan. La editorial Cúpula ha hecho un trabajo estupendo con una edición rústica super cool. El envoltorio está a la altura del contenido, sublime de principio a fin. Me lo he ventilado en apenas tres días rociándolo con absorbentes escuchas del Appetite, los Illusions, el único y atómico disco de Neurotic Outsiders, incluso he recuperado el debut de Velvet Revolver siendo el colofón los dos discos en solitario de Duff, Believe In Me y ese exquisito Tenderness.
Además de un enorme talento como músico Duff es un estupendo escritor y relata su historia de forma atractiva a más no poder. Es indudable que el tipo maneja los resortes de la escritura con brillantez y sabe tocar la tecla adecuada en cada momento. No falla. Evidentemente su vida ha sido muy intensa y el libro no da tregua. Me ha encantado el comienzo que ha elegido Duff para contar su historia, el momento en que está preparando una mega fiesta para el trece cumpleaños de su hija y presa de sus miedos va a vigilar un poco al jardín a ver que hacen y relata las cosas que hacía el a esa edad donde ya había probado unas cuantas drogas. Es un cebo muy bueno.
A partir de ahí entra a saco en la turbulenta vida de este tipo criado en Seattle donde conoció sus primeros y abundantes escarceos musicales siendo batería y bajista de multitud de formaciones ganándose el respeto de la escena pero a la vez viendo el peligro de la heroína acechando en cada esquina. Pronto decidió pirarse de allí. Huía de heroína pero en Los Ángeles se dio al vino barato Nightrain y a la cocaína con ahínco. Afortunadamente le dio tiempo a juntarse con otros crápulas y parir un disco trascendental en el mundo del rock´n roll: Appetite For Destruction. Como no podía ser de otra forma este es uno de los pasajes más arrebatadores del libro. Esos años son el sentido creativo algo mágico y aunque rociados de excesos de lo más variopintos la forma en que narra ese período es tan aplastante como escuchar el Appetite a todo volumen.
El punto de inflexión en la vida de Duff Mckagan fue cuando estalló su páncreas. Los médicos no daban un duro por el y su futuro era la diálisis. Este pasaje está detallado de forma escalofriante . Milagrosamente Duff evito ese tratamiento y su cuerpo se regeneró. Lo hizo a base de darle duro a la bicicleta y las artes marciales. Sorprendente. Acompaño esa frenética actividad deportiva con un creciente interés por la lectura y los estudios. Toda esta parte es mi favorita del libro y eso que soy alguien al que la carroña le pierde. No os preocupéis de eso ya hemos tenido y a saco en los capítulos anteriores. Pero toda esta parte en que Duff ve la luz tras estar totalmente perdido está narrada con un pulso magnífico y no exenta de sentido del humor, aspecto fundamental en todo el libro. Llega un momento en que te das cuenta de que este tipo es mucho más que un superviviente, es alguien con un don especial. Porque supongo que se puede salir de lo más chungo que te puedas imaginar pero hacerlo de la forma en que lo hace este tipo no está al alcance de cualquiera.
En el aspecto musical también hay mucha miga, por supuesto. Duff escribe maravillas sobre Prince, uno de sus ídolos, se deshace en elogios a Izzy Stradlin y comprende a Axl Rose, Slash y Steven Adler. Llega un punto en el que distingue que por encima de todo lo más importante es su propia vida y salta a tiempo de un barco que ya estaba más que hundido. Señala que el período álgido de los Guns N´Roses es de 1985 a 1988 y cuenta lo perdidos que estaban en la mastodóntica gira de los Illusions con los célebres retrasos de Axl Rose. Toda esa época es muy interesante también. Hay claroscuros, muy buena música y un descenso inevitable a los infiernos. Salir de allí si que fue un milagro.
Uno de mis momentos favoritos es sin duda cuando ya sobrio y limpio se junta con Steve Jones, John Taylor y Matt Sorum para divertirse en unos conciertos en el Viper Room, mítico local de Johnny Deep. De esos shows salió uno de mis discos favoritos en la trayectoria de Duff, Neurotic Outsiders un álbum por el que tengo absoluta devoción. La camaradería y el buen rollo dieron como resultado además de unos conciertos repletos de versiones un álbum estelar que sirve de perfecto colofón para este cochambroso texto:
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Duff Mckagan,
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Izzy Stradlin,
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