Ayer las tiendas de música celebraron el Record Store Day y hoy es el Día Europeo de la Música. Me sumo al jubileo. ¿Qué sería de nuestras vidas sin la música? Ni me lo puedo imaginar. Si tengo que comer pechuga al microondas de aquí al final de mis días me tendré que acostumbrar pero que mis oídos y por ende el alma no se nutran con las melodías habituales. Eso si que no, my friend. Música a todas horas y en todas partes. Ya lo escribí una vez el trayecto desde mi casa a por el pan se cubre en lo que Steve Earle se canta I feel alright y Hardcore Troubadour. De Sestao a Portu cuando tengo que hacer algún recado encaja a la perfección el Van Halen II. Cuando el día está a punto de llegar a su fin, con ese cielo anaranjado, todo un éxtasis para los ojos te calzas el Love And Happiness de Al Green y te quedas tan ancho. Banda sonora de muchos kilates para nuestro tránsito por estos lares.
También me acuerdo de las tiendas de música. Hace tanto que no piso una que ni mi acuerdo. Trabajando en el gremio me lo solía pillar todo en la que trabajaba pero al ser Grandes Almacenes no entra en las celebraciones de ayer. En cualquier caso atesoro grandes recuerdos de mis excursiones a Power Records. Allí un colega bajo mi atenta y ansiosa mirada se compró el Echo de Tom Petty & Heartbreakers, un álbum portentoso, podría ser el mejor de Tom Petty y eso sucedió cuando el rubio de Florida ya llevaba en el negocio 25 años. Pocos pueden presumir de una gesta de esas dimensiones. A sus putos pies.