Más allá del aspecto pirotécnico, de su asombrosa habilidad con las seis cuerdas o de su rapidez para deslizarse por el mástil de su guitarra, Eddie Van Halen fue junto a sus compañeros de banda un excelso compositor de canciones. Así de claro, temas mayúsculos que te propulsaban hasta el infinito y más allá. Va a ser recordado fijo por ser un pionero con su instrumento pero para mi tan o más importante es su contribución para llenar este mundo de tonadas irresistibles que te alegraban hasta el día más oscuro. En mi casa Van Halen sonaban a todas horas y en verano hasta límites insospechados. Imposible decidirse por un álbum favorito de los de Pasadena, ahí está ese atómico debut, su majestuosa continuación, el desinhibido y festivo Diver Down, el pelotazo de 1984, la increíble elegancia de Women And Children First o su sorprendente retorno con A Different Kind of Truth. En esta vida siempre tengo en un pedestal al personal que puebla este mundo de buenas vibraciones y Eddie era uno de ellos con su excelsa música junto a sus compinches de Van Halen. Descanse en paz el bueno de Eddie, el puto amo.