Este fin de semana he visto Whiplash. Tanto mi primo Oscar como Rober me habían recomendado encarecidamente esta película. Mis expectativas se han cumplido en parte. He disfrutado del film, me lo he pasado bien viéndolo y ha provocado un interesante debate con uno de mis cuñados y con Susana. Si una película consigue todo eso ya es bien recibida por lo menos en mi casa. Pero al mismo tiempo que reconozco todos esos méritos la sensación que me dejó la película fue de que le faltaba algo para ser una de esas que te apetece volver a ver. Un clásico de esos que revisitas y a los que encuentras mil y un matices diferentes.
El film se hizo con bastantes premios el pasado año y generó bastante polémica entre críticos y músicos. El planteamiento es el siguiente: Andrew Neiman (Miles Teller) es un joven de 19 años cuya obsesión es convertirse en un excelente batería de jazz. Ingresa en el prestigioso Conservatorio de Música de la Costa Este donde tendrá como profesor al prestigioso y polémico Terence Fletcher (J.K.Simmons) capaz de cualquier cosa para lograr que alguno de sus alumnos alcance la brillantez absoluta en el campo musical. Y cualquier cosa incluye insultos, vejaciones y salidas de tono de todos los estilos y condiciones.
Uno de los aspectos que más me interesa de la película es el clásico y habitual planteamiento de que todo vale para conseguir un fin. Parece que para ser un genio en una determinada disciplina no sólo son necesarias esas 10.000 horas que te convierten en experto sino que se precisa un profesor despiadado, capaz de apelar a los más bajo con tal de conseguir su objetivo. Ese papel lo borda el actor J.K.Simmons y su actuación me parece uno de los aspectos más sólidos de la película junto a la réplica de Miles Teller que también es capaz de dar credibilidad a ese joven cuya ambición y filosofía es muy parecida a la del propio profesor.
Vi la película con verdadero interés. Me atrajo tanto el planteamiento, como las actuaciones así como el debate que propone pero le falta algo más de sutileza y le sobra pirotecnia. Al mismo tiempo mi sensación cuando terminó es que el film en el fondo se alinea con el peligroso, nocivo y falso mensaje de que todo vale para conseguir la excelencia. En cualquier caso no tendría ningún problema en que todas las películas que veo tuviesen este nivel y por supuesto la música me encanta.