Hace unos años Bob Dylan estuvo entre los candidatos al premio Nobel de Literatura. Ese prestigioso galardon en principio reservado a los mejores escritores podía recaer en un músico de rock en principio ajeno a tales menesteres. Finalmente no ganó pero la noticia abrió un interesante debate. Hubo tanto furibundos detractores como apasionados defensores.Vayan por delante dos cuestiones. No soy un apasionado de las letras de Dylan. El judío de Minnessota tiene una prosa con la que no logró conectar. Soy un tipo más básico, más rudimentario y aunque tiene canciones muy interesantes y mucho material en el que escarbar mis preferencias van por otros derroteros. Al mismo tiempo confieso que las letras de las canciones es un aspecto en el que me fijo después de que la canción en sí me atrapa por la música. Lo fundamental es el ritmo, la primera sensación, la que me noquea es musical y luego indagó en las letras encontrando en ocasiones interesantes historias y en otras unas cuantas palabras que puede que rimen pero que no tienen ningún calado.
La mayoría del material que escucho es anglosajón. Y sólo cuando he triturado los discos me suelo fijar en las letras. Hoy en día puedes encontrar casi todas en internet pero como en mi caso muchos discos me los compró originales cuando el libreto trae las letras les dedico su tiempo. He descubierto algunos músicos con los que si conecto aunque no tengan la fama de Dylan. Como siempre para gustos. Entre mis favoritos esta Mike Ness. Tanto en Social Distortion como especialmente en Cheating at Solitaire me gustan mucho sus letras. Material sencillo, sin retorcidas metáforas ni infulas literarias. En el polo opuesto Lou Reed y reconozco que también me encanta. Y no tienen nada que ver. Pero sucumbo una y otra vez a su álbum New York. El sr David Lowery se curra letras muy chulas para Cracker, casi siempre repletas de ironía y sarcasmo. El universo de Tom Waits llamó mi atención desde hace muchos años. No siempre es fácil seguirle pero tiene momentos antológicos. Chris Robinson también tuvo momentos estelares con los Cuervos especialmente en The Southern Harmony Musical Companion y Amorica. Curtis Mayfield también tiene unas cuantas perlas ineludibles. Tom Petty atesora un cancionero brillante repleto de pequeña literatura o muy grande, según se mire. Y qué decir de Mellencamp. Y Steve Earle, siempre, mi outlaw favorito. Y podría seguir hasta el fin de los tiempos.
En castellano apenas escucho canciones. Mi pasado adolescente sumergido en muchas bandas del llamado Rock Radical Vasco no habla mucho en favor de mi background pero es lo que hay. No reniego. Ahora cuando escucho algo de ese material no puedo evitar esbozar una sonrisa de perplejidad. Aquello era muy básico, muy de la época y el tiempo les ha hecho estragos a la mayoría de los temas. Hoy en día tengo una absoluta devoción por las letras que se curra Hendrik Röver tanto en solitario como con Los Deltonos. Tiene decenas de canciones originales, con letras muy curradas que abordan diferentes temáticas de forma sencilla, buscando las palabras con mimo, colocandolas con destreza y sumo gusto con lo complicado que es encajar las palabras en castellano.