En el prólogo de Fuego eterno la biografía que sobre Jerry Lee Lewis escribió Nick Tosches en 1981, Greil Marcus, uno de los totems de la critica musical norteamericana señala que este libro no sólo es la mejor biografía que se haya escrito nunca sobre un músico de rock sino que además debe ser considerado una obra literaria mayor. El día que este artefacto aterrizó en la librería y leí ese primer párrafo de Marcus las ganas que tenía de leerlo se dispararon por completo. Además en el Ruta 66 de marzo una pequeña columna de Ignacio Julia animaba a sumergirse en el comparando la destroyer vida de Lewis con la de otros contemporáneos con mucha fama al respecto pero que le hacen los recados al Killer en cuanto a excesos y desvarios se refiere.
Ante expectativas tan altas las primeras 70 páginas aproximadamente me han descolocado por completo. Fuego eterno se aleja de cualquier otro libro que haya leído sobre un músico o banda. Tiene un enfoque diferente, indudablemente literario y esta prodigiosamente escrito. En esas páginas lo que Tosches nos cuenta con tino es la vida de los antepasados de Jerry Lee Lewis, casi todos unos atrapados de cuidado por resumirlo de forma chusca. El autor escarba en unos antecedentes plagados de jugadores y bebedores empedernidos acompañados por sus biblias y su asambleas de Dios en un cóctel explosivo del que Jerry Lee Lewis sería años después el representante más célebre y desquiciado. Un apellido familiar me ha llamado la atención. Se trata de Jimmy Swaggart un telepredicador al que si mi memoria no me falla The Man dedicó un No Me Judas Satanas en Popular 1 hace unos lustros.
Este libro sobre Jerry Lee Lewis se publicó en Estados Unidos en 1982. Si lo hubiese leído ese año me hubiese sorprendido que Lewis estuviese vivo. Que el pasado 25 de septiembre Jerry Lee haya cumplido 80 años es absolutamente delirante. La cantidad de alcohol, estupefacientes diversos y medicinas alternativas que ha ingerido este sujeto desafían a la ciencia. Tosches señala numerosas incidencias al respecto y las cuenta con suma gracia no exenta de elegancia.
En toda biografía suele haber claroscuros. Nadie es bueno o malo solo. Todo el mundo tiene sus contradicciones pero a Jerry Lee estas le torturaban de forma brutal. El tema de Dios para aquí, Dios para allá le traía frito pero siempre ganaba Satán, de calle además. El propio Lewis afirmaba respecto a su apodo Killer que se lo tenía merecido: Odié ese maldito apodo desde que era niño, pero no hubo forma de quitármelo de encima. No creo que lo utilizasen en el sentido de asesino, ni que yo fuera por ahí matando gente. Creo que lo decían en sentido musical. Aunque es verdad que soy un hijo de puta de lo más cruel.
Tosches escarba en las raíces de la música de Jerry Lee Lewis que se encuentran como era de esperar en sucias cantinas regentadas y frecuentadas por negros que el pequeño Lewis visitaba asiduamente en lugar de ir a la escuela. Al Killer le atraía el lado chillón y diabólico de todas esas canciones que salían de los tugurios más infectos. Y pronto desarrollo una habilidad pasmosa al piano para centrifugarse cualquier canción con su peculiar estilo. Siendo adolescente se cepillaba a quien se pusiese por delante ya fuese con el piano o en otras lides.
Sus años en Sun están perfectamente documentados y contados. Su alianza con el sello de Sam Phillips dio joyas que a día de hoy siguen sonando poderosas. Y su posterior reconversión al country da mucho juego también. Hoy en día parece algo evidente pero tras los inicios rockanroleros de Jerry Lee había muchas dudas de su capacidad para tener éxito en ese campo.
Las relaciones con las mujeres son a cual más delirante y extravagante. La palma se la lleva la boda con su prima de 13 años Myra Gale, causante del hundimiento de su carrera cuando al realizar una gira por Inglaterra en 1958 saltó el escándalo con la prensa británica haciendo sangre como si no hubiese mañana. Tanta saña pusieron que Jerry Lee tuvo que cancelar conciertos en esa país y salir por patas. A su regreso le esperaban los periodistas norteamericanos con la artillería preparada. Tosches cuenta de forma estupenda este suceso. Lewis lejos de amilanarse, se venía arriba. No había tipo más chulo y desafiante que el. Cuando un periodista del Daily News le preguntó si no le parecía extraño que un hombre se casara con una niña de trece años, Lewis alzó la voz y le dijo: Anote esto. Es una mujer.
Curiosamente en el mismo lugar donde comenzó su declive se inició de alguna forma su resurrección ya que fueron unas cuantas giras por Inglaterra las que levantaron la carrera de Lewis de nuevo junto a su apuesta por el country a sugerencia de un viejo conocido. Aquellos años en Mercury se saldaron con unos cuantos discos country que según cuenta Tosches son referencias obligadas en su carrera.
El arranque de Fuego eterno es espectacular con la legendaria anécdota de la noche en la que Jerry Lee Lewis se presentó armado y hasta las trancas de alcohol y diversas sustancias en Graceland para hacer una visita a su odiado rival Elvis Presley. Vamos a finalizar con la finura de Lewis: El puto Elvis Presley de los cojones, viviendo ahí en esa maldita mansión como si fuera Dios, cuando no era más que un viejo drogadicto gordinflón que se teñía el pelo igual que una puñetera mujer... Good vibrations.