Jamás me gustó el colegio. Como a millones de niños en todo el mundo. Recuerdo que la primera vez que me llevaron lloré. No entendía por qué tenía que estar allí alejado de mis padres, sin jugar a mi bola, descubriendo por mi cuenta la vida. Después como todo quisqui supongo que me acostumbré pero nunca me gusto ir, prefería jugar y divertirme con mis amigos que estar sentado en un pupitre atento a las explicaciones del profesor en cuestión.
Hoy cuando he llevado a los canijos a la escuela me he acordado de esa sensación de vulnerabilidad y agobio que me asolaba los primeros días. Un nuevo curso, nuevos retos y casi siempre todo servido de la misma manera. No me gusta como está montada la Educación en este país y siempre parece que es una cuestión menor y así nos va. En fin, hay que acostumbrarse y poco a poco ir volviendo al redil aunque no me haga gracia. Espero que los enanos se adapten lo mejor que puedan y aguanten el tirón hasta las vacaciones de Navidad. Y saquen provecho a los aspectos positivos.
Estos últimos días a Unax varias personas le preguntaban: qué, con ganas de volver al cole para ver a tus amiguitos. Y Unax le respondía que ya les veía en la piscina, en la playa o en el parque que no tenía ninguna gana de volver al cole. Sentido común. Qué raro.... Un niño que prefiere estar de vacaciones que ir a la escuela. Esto hay que investigarlo....