Una de las veces que más nervioso recuerdo haber estado antes de un concierto fue cuando vi por primera vez a Steve Earle en la sala Azkena de Bilbao. Un 16 de Agosto de 2003 en plenas fiestas de la capital vizcaina y en un lugar muy pequeño y poco apropiado para conciertos. Aunque el show era solo Steve con sus guitarras y sus armónicas.
Antes del concierto como sucede habitualmente nos encontramos los mismos de siempre rondando la barra del bar y tomando posiciones para ver a Steve lo más cerca posible. Un chico al que conozco de los conciertos, Ramón le había visto el día anterior en Sos del Rey Católico y nos adelantó que fue un gran show. Y así fue.
Steve es un tipo que impone. Lo primero que nos impactó fue comprobar que su estado físico era muy diferente a las últimas referencias que teníamos. El Earle obeso y barbudo había dado paso a un hombre delgado, de rostro calido. Parecía un buen hombre, eso si con personalidad y su buena dosis de mala hostia.
La sala estaba a reventar, literal. Sospecho que se vendieron más entradas que lo que el local admitía. El calor era insoportable pero allí aguantamos Juancar, Ander, Susana y yo en las primeras filas hasta el final con Steve Earle a menos de un metro. Estiraba el brazo y le podía tocar. Y fue uno de esos conciertos que recuerdo siempre. Steve pidió que no se utilizase el flash y que hubiese silencio y así fue la mayor parte del tiempo.
Pero ya sabemos que en todos los concierto hay algún iluminado, algún atrapado que no puede evitar dar la nota. Aquel día había un personaje que no paraba de pedirle a Steve que tocase un tema, luego otro y otro y así toda la jodida noche. Hasta que a Steve se le hincharon las pelotas y le espetó al tío algo así como el concierto lo doy yo y nadie me va a decir como tengo que hacer mi trabajo así que calla la puta boca. Pero el tipo no se calló. Afortunadamente otro espectador ya tomándoselo todo a cachondeo le gritó a Steve: Suspicious Mind. Y en ese momento Steve Earle soltó una sonora carcajada y se relajo.
Poder ver y escuchar a uno de tus ídolos tan de cerca es un puto privilegio. Descubrí la música de Steve con su álbum I Feel Alright y a partir de entonces se convirtió en uno de mis músicos favoritos. Lo tenía todo. Cuando empecé a hacerme con su discografía aluciné. Este hombre prácticamente hasta hace bien poco no tenía ni un disco mediocre y enganchó una racha apoteósica con I Feel Alright, El Corazon, Trascendental Blues y Jerusalem. Del concierto recuerdo momentos memorables en temas como Ashes To Ashes, Now She´s Gone, More Than I Can Do, Valentine´s Day, todos coreando el estribillo de John Walker´s Blues y también el de I Ain´t Ever Satisfied con la que finalizó. Uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida que rematamos con la firma de discos y sacándonos una foto que guardo con mucho cariño.