Algunos músicos son tan
perfeccionistas, están tan sumergidos en los sonidos que escuchan en su cabeza
que cada vez que entran en el estudio más que disfrutar sufren, padecen, se
estresan… Quieren plasmar en el disco su obra tal y como la conciben y acaban haciendo la vida muy difícil a los que
les rodean. La convivencia en las cuatro paredes de turno se vuelve por
momentos insoportable.
No se si hasta tales
extremos pero muy cerca de ese grado de tensión estuvo Lucinda Williams cuando grabó su maravilloso Car Wheels On A Gravel Road.
Steve Earle que participó en el
disco como coproductor, guitarrista y haciendo coros le espetó en un momento
dado “Tranquila, es solo un disco”. Buddy
Miller que también contribuyó lo suyo declaró en una entrevista que los créditos
del disco están mal, que Lucinda en su afán por que todo estuviese perfecto se
hizo un lío con los que participaron e incluso rompió artísticamente con uno de
sus máximos colaboradores hasta el momento: Gurf Morlix.
En fin que la amiga
Lucinda se pone algo más que nerviosa en el estudio. Poco importa cuando se
tienen canciones tan buenas como las que figuran en este disco. La música fluye
y se impone a todas las adversidades. Car Wheels On A Gravel Road superó
toda la tensión y a día de hoy sigue siendo el mejor disco de Lucinda. Nunca ha
vuelto a grabar algo tan perfecto. Además, mejor rodeada imposible: Roy Bittan, Jim Lauderdale, Buddy Miller,
Steve Earle, Charlie Sexton…. Es uno de esos casos en los que todas las
canciones encajan y parecen estar situadas en el orden correcto. Todas me
gustan pero uno siempre tiene sus favoritas: