Una vez que te entra el
veneno del gospel, soul y blues el en el cuerpo no hay forma de expulsarlo, ni
ganas. Tiene un poderío incontestable. Y a la música se le añade la vida de sus
protagonistas. Historias trufadas de lucha, desencanto, leyendas varias…. Si,
ya sé que hay un estereotipo que se repite a menudo: músico joven que huye de
la plantación de algodón para buscarse la vida en la gran ciudad. Una realidad
comprobable, habitual en muchos músicos de los cuarenta y cincuenta e incluso de
décadas anteriores. Para los que, además de disfrutar de la música nos gusta
deleitarnos con buenas historias nada mejor que profundizar en la vida y obra
de muchos pioneros. Un auténtico filón al que no le puedo poner fin.
Uno de esos personajes Bigger than life (como escribirían el Popu) es Willie Dixon. Este hombre de casi dos metros de altura y ciento
cuarenta kilos de peso (o sea del club de Solomon
Burke o Albert King) tiene una
biografía la mar de interesante. Fue el alma del sello Chess Records donde ejerció como una especie de director musical
durante unos cuantos años actuando como músico de sesión (generalmente al bajo),
productor, arreglista y creador de un impresionante cancionero del que han
hecho versiones todo quisqui y del que algunos se quisieron aprovechar sin pagar
royalties terminando la cosa en juicio y ganando Dixon.
Pieza clave del blues de
Chicago, este sujeto estuvo en el sello Chess desde finales de los cuarenta
hasta los sesenta. Dixon se trasladó en 1936 a la ciudad del viento para
buscarse la vida y se metió en el ambiente de los gimnasios, llegando a ser
sparring de mítico Joe Louis e
incluso disputando cuatro combates en la categoría de pesos pesados. Pero su
manager se la intentó jugar amañando una pelea y Dixon abandonó su carrera pugilística.
Bendita la hora. El tipo volcó sus fuerzas en la música con resultados
despampanantes. Sus canciones eran un reflejo de su personalidad: A por todas y
sin contemplaciones. Uno de los que más se benefició de su cancionero fue Howlin Wolf otro gigante de armas tomar
con el que Dixon colaboró a menudo. Su autobiografía tiene un título muy
explícito: I am the blues.