Se suele decir de los baterías que son los zumbados de las bandas. Los raritos, esos seres especiales parapetados tras su imponente instrumento observando desde allá atrás como la chusma se suele deleitar con los solos pajilleros del guitarrista de turno y los alardes vocales del cantante en cuestión. Pero, ay amigos que sería de cualquier combo ya sea de rock o de cualquier otro estilo sin la sección rítmica, sin esos metrónomos humanos que en plena sintonía con el bajista son capaces de lograr un armazón sonoro digno de elogio. Ahí van algunos de mis favoritos. Una lista absolutamente subjetiva, como todo, !nos ha jodido! Y sin casi entrar en el mundo del jazz donde puede salir otra atómica en un plis plas. Comienzo por uno de los que llamó mi atención de forma poderosa allá por los noventa.
Hace un tiempo dedique un miserable post al paso de los diferentes baterías por Pearl Jam. Al bueno de Matt Cameron le conocí en Soundgarden y si, lo has adivinado, me voló la puta cabeza. Además de darle de lo lindo a las baquetas el cabroncete de Matt dibuja unos imaginativos y asombrosos retoques con los tambores. A Cameron además de la psicodelia, el heavy, el pop y multitud de músicas le apasiona el jazz que siempre menciona como su influencia principal, con especial predilección por Billy Cobham. Su participación en un concierto homenaje al gran Buddy Rich cosechó magníficas críticas. Me gustaría escucharle en esa tesitura pero de mientras aunque es complicado elegir canciones en las que su trabajo destaque porque lo hace en todas ahí van tres que me chiflan: Spoonman, Unemoyable y Fresh Trendils.