Ayer de nuevo volví a pasármelo pipa viendo un partido de basket de los que se recuerdan. Me esperaba una final del Eurobasket a pocos puntos, un partido donde imperase por encima de todo el descomunal físico de los jugadores franceses. Afortunadamente me equivoqué. Hubo mucho juego físico pero España no se amedrento y contando con tres pivots colosales poco a poco fue imponiendo su talento y su juego en equipo para pulverizar a una muy buena selección francesa que no es solo músculo, con jugadores de exquisita técnica como Tony Parker o Batum. Fue un duelo por todo lo alto y aunque España a partir del tercer cuarto mantuvo una ventaja que oscilaba en torno a los diez puntos siempre tuve la sensación de que Francia estaba cerca lo que beneficio que viésemos un espectáculo de altos vuelos
Es imposible no destacar a Juan Carlos Navarro como el principal artífice de la victoria. Un jugador diferente, eléctrico, capaz de ejecutar a una velocidad de vértigo acciones que sus defensores saben que va a hacer pero ante las que se tienen que rendir. También el resto del quinteto aportó en todas las facetas del Juego. Pero uno tiene fijación por los actores secundarios. Ayer dos de ellos tuvieron una incidencia mayor de lo que pueda parecer. Me refiero a Ibaka y a Sada. El primero en apenas ochominutos colocó cinco tapones colosales, espectaculares y que comieron la moral de los gabachos y el segundo apretó las tuercas en defensa como solo él sabe e incluso tuvo tiempo para culminar un espectacular alley hoop. Dos piezas que encajan en un equipo tremendo que es capaz de ganar y divertirse mientras juegan. Como les vamos a echar de menos cuando ya no estén. Pero nos queda una cita fundamental: los próximos JJOO. Estoy seguro que millones de aficionados al basket esperan una final USA España tan buena como la que vimos en Pekin. Ojalá que así sea.