Hace unos años vinieron a tocar a la sala Jam de Bergara Thin Lizzy. Fui uno de los que no asistió a aquel concierto. Y no porque fuese uno de esos seguidores de los irlandeses que piensa que el asunto no tiene sentido sin Phil Lynott, sino porque en aquella época Thin Lizzy no formaban parte de mi banda sonora. No conectaba con ellos. Y no era porque no lo hubiese intentado la mayoría de las veces con el Live and Dangerous un directo mítico, de esos infalibles a priori. Pero nada.
Mi amigo Ander si fue al concierto. Y recuerdo que en aquellas fechas también fue el de los Stones en San Mames, show del que salimos bastante decepcionados los dos. Ander siempre me recuerda que Thin Lizzy le volaron la cabeza y los Stones cumplieron sin mas. Meses después de sendos conciertos un colega del curro me pasó varios cds de Thin Lizzy y poco a poco se fueron instalándose en mi reproductor para quedarse.
El primer disco que me llamó la atención de Thin Lizzy fue Jailbreak que a día de hoy sigue siendo mi favorito. La canción por la que caí rendido Running Back. Un tema irresistible cantando con esa forma tan peculiar por Phil Lynott. Adoro esa canción la pongo dos, tres veces seguidas las que hagan falta. Pero el disco es muchos más que esa bendita canción. Son otras ocho de nivel similar. 39 minutos de música celestial. Un disco sin relleno.
Aunque a Thin Lizzy en las tiendas donde he trabajado siempre se les colocaba en el estante heavy no me encajan demasiado ahí. No tengo nada en contra de ese género, de hecho hay unas cuantas bandas de ese estilo imprescindibles en mi dieta musical pero creo que Thin Lizzy tienen poco que ver con Iron Maiden por ejemplo. En cualquier caso más allá de las etiquetas sigo flipando con canciones como Angel from the coast, Romeo and the lonely girl o Warriors. Por no mencionar las míticas The boys are back in town y Cowboy song de la que Anthrax grabaron con John Bush una más que digna versión.
En este disco hay dos aspectos que me llaman poderosamente la atención: la voz de Lynott, poderosa y contundente a la par que meláncolica y sugerente. Interpretaba con emoción. A mi por lo menos me transmite como pocos cantantes independientemente de detalles técnicos. El otro aspecto es el espectacular duelo de guitarras de Scott Gorham y Brian Robertson. Me flipa el sonido que le sacan a sus hachas aquí. Cuando lo escuchas dices quiero tocar la guitarra. En fin, que nunca es tarde para descubrir a bandas de este calibre solo me falta que hagan una girilla y pueda ir a verlos.
There goes the last dj, who plays what he wants to play, and says what he wants to say...
martes, 21 de septiembre de 2010
miércoles, 8 de septiembre de 2010
30 Rock
30 Rock, aquí titulada Rockefeller Plaza, es la serie que me tiene enganchado todas las noches frente al televisor. Me gusta dejarme llevar por los personajes de esta inusual sitcom que cada vez me recuerda mas a Los Simpson de su etapa esplendorosa. Y eso es mucho apuntar.
Su creadora es Tina Fey guionista del mítico Saturday Night Live y por lo que se ve su experiencia en el mencionado programa le ha venido de cine para interpretar con soltura a la protagonista de la serie y para además currarse unos guiones divertidos y ágiles, a ratos delirantes pero nunca incoherentes, siempre disparando con tino.
30 Rock narra las peripecias de Lemon guionista de un programa de humor de la NBC que dirige un equipo de colaboradores a cual mas pintoresco. El éxito profesional de Lemon tiene su contrapunto en su desastrosa vida privada. Sola, a la deriva, sin relaciones sociales, con miles de pajas mentales revoloteando por su cabeza. Ese es uno de los puntos fuertes de la trama. Otro es su relacion con el jerifalte de la cadena Jack, magníficamente interpretado por Alec Baldwin.
La habitual tensión sexual no resuelta no es lo que guia la relación entre estos dos personajes sino sus diferente visión de la vida. Jack es el prototipo de republicano seguro de si mismo, triunfador y vividor mientras que Lemon simpatiza con el ala mas izquierdista del partido demócrata, se muestra insegura y su éxito profesional no equilibra su penosa vida social.
30 Rock bucea en el mundo de la televisión y en el de la propia sociedad yanqui y occidental sin miedo, riéndose de todo sin remilgos, con abundantes referencia culturales al mundo televisivo norteamericano y dando cera a todos los sectores de la sociedad con chispa, utilizando estereotipos y sabiéndoles dar la vuelta. Los protagonistas en ocasiones parecen cartoons y ser consciente de ello.
Cada episodio dura veinte minutos mas o menos, lo que en mi estado actual de sueño continuo me viene de traca. Y en su escasa duración hay varias subtramas que se siguen con interes. Es una serie directa, sencilla que no simplona, que te entretiene y te hace pensar, combinación difícil de conseguir. Es como uno de esos grandes temas de los Ramones, directo e irresistible. Y por supuesto me encanta su titulo, 30 Rock aunque no haga referencia a treinteañeros rockeando pero nosotros lo creemos así.
Su creadora es Tina Fey guionista del mítico Saturday Night Live y por lo que se ve su experiencia en el mencionado programa le ha venido de cine para interpretar con soltura a la protagonista de la serie y para además currarse unos guiones divertidos y ágiles, a ratos delirantes pero nunca incoherentes, siempre disparando con tino.
30 Rock narra las peripecias de Lemon guionista de un programa de humor de la NBC que dirige un equipo de colaboradores a cual mas pintoresco. El éxito profesional de Lemon tiene su contrapunto en su desastrosa vida privada. Sola, a la deriva, sin relaciones sociales, con miles de pajas mentales revoloteando por su cabeza. Ese es uno de los puntos fuertes de la trama. Otro es su relacion con el jerifalte de la cadena Jack, magníficamente interpretado por Alec Baldwin.
La habitual tensión sexual no resuelta no es lo que guia la relación entre estos dos personajes sino sus diferente visión de la vida. Jack es el prototipo de republicano seguro de si mismo, triunfador y vividor mientras que Lemon simpatiza con el ala mas izquierdista del partido demócrata, se muestra insegura y su éxito profesional no equilibra su penosa vida social.
30 Rock bucea en el mundo de la televisión y en el de la propia sociedad yanqui y occidental sin miedo, riéndose de todo sin remilgos, con abundantes referencia culturales al mundo televisivo norteamericano y dando cera a todos los sectores de la sociedad con chispa, utilizando estereotipos y sabiéndoles dar la vuelta. Los protagonistas en ocasiones parecen cartoons y ser consciente de ello.
Cada episodio dura veinte minutos mas o menos, lo que en mi estado actual de sueño continuo me viene de traca. Y en su escasa duración hay varias subtramas que se siguen con interes. Es una serie directa, sencilla que no simplona, que te entretiene y te hace pensar, combinación difícil de conseguir. Es como uno de esos grandes temas de los Ramones, directo e irresistible. Y por supuesto me encanta su titulo, 30 Rock aunque no haga referencia a treinteañeros rockeando pero nosotros lo creemos así.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Otis Redding. The Definitive Soul Collection
Existen canciones que nunca te cansas de escuchar. Por muchas veces que las hayas oído siguen moviendo algo en tu interior. Simplemente acuden a ti. Una y otra vez. Mas allá de que formen parte de una época concreta de tu vida, de que pertenezcan a lo que pomposamente llamamos banda sonora de nuestras vidas. A mi sucede incluso con megahits. Por ejemplo de mis hoy en día odiados U2 escucho cualquier tema de The Joshua Tree y me sigue pareciendo cojonudo.
Pero no quiero escribir sobre el plasta de Bono y sus colegas. Sino de Otis Redding. De un recopilatorio que me compré en la FNAC al ridículo precio de 6 euros. 30 canciones de este tipo. Un excelente resumen de una carrera desgraciadamente muy corta. Un álbum que he escuchado centenares de veces. En esas habituales épocas en las que necesito una dosis casi diaria de soul.
Poco queda de escribir sobre la imponente voz de Otis. No es solo que me guste su registro sino que su forma de interpretar es sublime, emotiva a más no poder. En temas como I´ve been living you too long, Security o Fa-fa-fa-fa-fa (Sad song) te derrite y en otros como Respect, Hard to handle o Shake te lleva en bolandas. A veces cuando escucho su voz pienso que no hay nadie como él. Pero se me enciende un piloto que me avisa de que también tenemos a Sam Cooke, Aretha Franklin, Solomon Burke o Mike Farris a los que también adoro.
Otra cosa que me vuelve loco en los discos de Otis Redding es la instrumentación. Me refiero a tipos tan fiables como Steve Cropper a la guitarra. A una sección de viento que reina por todo lo alto, que por lo menos a mi me proporcionan un subidón de aupa cada vez que la escucho. Siempre he pensado que en el caso de la música de Redding menos es mas. Es un estilo muy diferente a la exuberancia de Marvin Gaye o Curtis Mayfield (ojo para mi ambos son imprescindibles).
Es inevitable preguntarse que habría sido de la carrera de este hombre si siguiese vivo. ¿Habría perdido la chaveta como casi todo el mundo en los ochenta? ¿Habría continuado grabando excelente música a un nivel más underground? ¿Tal vez en esta década que estamos a punto de abandonar un productor con visión como Joe Henry le habría sacado lo mejor de si mismo? Especulaciones. Divagaciones. Otis ya no esta aquí pero su música es indestructible. Eterna.
Pero no quiero escribir sobre el plasta de Bono y sus colegas. Sino de Otis Redding. De un recopilatorio que me compré en la FNAC al ridículo precio de 6 euros. 30 canciones de este tipo. Un excelente resumen de una carrera desgraciadamente muy corta. Un álbum que he escuchado centenares de veces. En esas habituales épocas en las que necesito una dosis casi diaria de soul.
Poco queda de escribir sobre la imponente voz de Otis. No es solo que me guste su registro sino que su forma de interpretar es sublime, emotiva a más no poder. En temas como I´ve been living you too long, Security o Fa-fa-fa-fa-fa (Sad song) te derrite y en otros como Respect, Hard to handle o Shake te lleva en bolandas. A veces cuando escucho su voz pienso que no hay nadie como él. Pero se me enciende un piloto que me avisa de que también tenemos a Sam Cooke, Aretha Franklin, Solomon Burke o Mike Farris a los que también adoro.
Otra cosa que me vuelve loco en los discos de Otis Redding es la instrumentación. Me refiero a tipos tan fiables como Steve Cropper a la guitarra. A una sección de viento que reina por todo lo alto, que por lo menos a mi me proporcionan un subidón de aupa cada vez que la escucho. Siempre he pensado que en el caso de la música de Redding menos es mas. Es un estilo muy diferente a la exuberancia de Marvin Gaye o Curtis Mayfield (ojo para mi ambos son imprescindibles).
Es inevitable preguntarse que habría sido de la carrera de este hombre si siguiese vivo. ¿Habría perdido la chaveta como casi todo el mundo en los ochenta? ¿Habría continuado grabando excelente música a un nivel más underground? ¿Tal vez en esta década que estamos a punto de abandonar un productor con visión como Joe Henry le habría sacado lo mejor de si mismo? Especulaciones. Divagaciones. Otis ya no esta aquí pero su música es indestructible. Eterna.
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