Empezaré por el final. En el epilogo de Espíritus en la oscuridad, Eduardo Ranedo señala que hay muy poco material publicado sobre soul en España, es más que hay escaso interés en bucear en un legado muy atractivo más allá de los totems de rigor. Incluso apunta un tanto irritado que a veces perdemos la cabeza con algunos sucedáneos actuales muy inflados por cierta prensa. Y puede que tenga razón en ambos aspectos. Aunque reconozco que en mi caso ni de coña porque no sólo no tengo pereza en sumergirme en material de décadas pasadas si no que es mi droga dura. No tengo fin.
Lo cierto es que aunque en los últimos años se han publicado muchos más libros de música que hace unos lustros el soul es uno de los estilos más abandonados. Una pena. No tiene ningún sentido que artefactos como Sweet Soul Music o Dream Sam Cooke de Peter Guralnick, Divided Soul The life of Marvin Gaye de David Ritz, Soulsville: The Story of Stax Records de Rob S Bowman o In the Midnight Hour: The Life Soul of Wilson Pickett de Tony Fletcher no estén publicados en castellano y en las librerías encuentres veinticinco libros diferentes sobre los putos One Direction pero vivimos tiempos confusos.
Espíritus en la Oscuridad es un libro escrito por un fanático de los sonidos negros y así lo reconoce en la Introducción. Andreu Cunill no quiere dictar sentencia ni pretende realizar un exhaustivo repaso al soul si no que se deja llevar por sus gustos personales para acercarnos de modo apasionado y muy divertido a unas cuantas referencias a las que tengo unas ganas enormes de echar los oídos encima. Algunas de las que conozco, la mayoría, me han proporcionado muchos momentos de placer, con otras que estoy descubriendo me estoy llevando sorpresas, casi siempre agradables. Hay un filón enorme de discos por descubrir. Una veta por explorar ad infinitum.
El autor comenta en la Introducción cómo le sobrevino su pasión por el soul y aledaños y como el disco I´m a loser de Doris Duke fue de alguna el germen, el inicio de esta aventura. Y es un comienzo sumamente atractivo. Porque el disco de Miss Duke es un ejemplo perfecto de esos álbums enterrados en las catacumbas con un poderío tremendo y que a poco que se les de cancha con una buena exposición se hacen su hueco como puede experimentar cuando trabajaba en la Fnac y pedí de importación varios discos que figuran en este volumen. Los ponía en la tienda y se hacían su hueco, se terminaban vendiendo. Algunos de los que cayeron fueron Soul Fever de Marie Queenie Lyons, Everything is Everything de Donny Hathaway, What Color is Love de Terry Callier o The Soul of a Bell de William Bell.
El autor comenta en la Introducción cómo le sobrevino su pasión por el soul y aledaños y como el disco I´m a loser de Doris Duke fue de alguna el germen, el inicio de esta aventura. Y es un comienzo sumamente atractivo. Porque el disco de Miss Duke es un ejemplo perfecto de esos álbums enterrados en las catacumbas con un poderío tremendo y que a poco que se les de cancha con una buena exposición se hacen su hueco como puede experimentar cuando trabajaba en la Fnac y pedí de importación varios discos que figuran en este volumen. Los ponía en la tienda y se hacían su hueco, se terminaban vendiendo. Algunos de los que cayeron fueron Soul Fever de Marie Queenie Lyons, Everything is Everything de Donny Hathaway, What Color is Love de Terry Callier o The Soul of a Bell de William Bell.
El libro está dividido en cinco capítulos tomando como referencia la geografía estadounidense ya que cada territorio tenía su propia idiosincrasia con innumerables puntos en común. Es una excelente forma de recorrer ese inmenso país acercándote a los artistas más importantes de cada lugar. Además cada capítulo en cuestión tiene una excelente introducción en la que se mencionan los sellos más importantes y los músicos más relevantes de la escena contextualizando el conjunto y haciéndolo sumamente atractivo para sujetos como el que escribe absolutamente prendados de la soul music. El último capítulo está dedicado al soul en el exilio, a obras que tienen una fuerte conexión con Europa, especialmente con Londres. Un filón infinito.