A estas alturas de la vida Alice In Chains ya han grabado tantos discos en estudio con William DuVall como lo hicieron con Layne Staley. El tiempo pasa volando. Cantrell decidió que había que seguir con la banda de su vida por muy doloroso que fuese el trago y lo cierto es que el tiempo le ha dado la razón, con creces, además. La trayectoria de DuVall en Alice in Chains es más que sólida y Rainier Fog es otra prueba más de ello. Un disco poderoso, con las señas de identidad de la banda grabadas a fuego y con un puñado de canciones que crecen hasta el infinito y más allá. Que puta alegría seguir la carrera de estos tipos. ¡Qué nivel!
Rainier Fog se grabó en los estudios X (antes denominados Bad Animal Studios, lugar donde también grabaron su álbum homónimo de 1996) el pasado año, se añadieron voces poco después en un estudio de Nashville y en los Henson Studio Recordings de Los Ángeles. A finales de agosto llegó a la tienda. Llegaron pocas copias y se vendieron enseguida así que no lo he puesto hasta bien entrado octubre. Y no voy a escribir que me entró a la primera porque mentiría. Pero a base de escuchas me ha cautivado y de qué manera. Cantrell es un tipo con un talento inmenso y sabe lo que hace. En este álbum ha dado rienda a toda su inventiva con una perfecta mezcla entre el estilo clásico y toques más modernos, mirando al pasado de reojo pero afianzando su presente y teniendo un futuro prometedor. Y esa es un posición en la que se encuentran pocos de sus contemporáneos.
The One You Know, que fue el primer adelanto del disco allá por el mes de mayo, abre de forma inmejorable el álbum. Me parece la elección perfecta, no porque sea el mejor tema del disco pero es pegadizo, reconocible y te deja con ganas de más. Las voces de DuVall y Cantrell casan perfectamente juntas. So Far Under podría estar perfectamente en Dirt. Y curiosamente la firma en solitario DuVall. Que cada uno se tome eso como quiera. Yo lo veo positivo. También suena tremenda Rainier Fog la que da titulo al disco otro tema que hubiese encajado en esos discos mitificados de los noventa.
La compenetración de DuVall y Cantrell en el apartado vocal se extiende a las guitarras a lo largo de todo el trabajo. Cantrell se luce tanto en Fly como en Drone dos temas con múltiples recovecos, de esos difíciles en las primeras escuchas pero que han terminado convirtiéndose en mis favoritos. Otra canción con un gancho comercial enorme y con un sonido tal vez más alejado de la tradición AIC o con ribetes más modernos es Never Fade en el que la voz principal es de William DuVall.
Más allá de etiquetas ya más que superadas como la de grunge lo cierto es que Alice In Chains siempre fue una banda más heavy metal que otra cosa. Y hay que escribirlo sin ningún prejuicio, para nada. Y lo más importante, independientemente del estilo lo principal son las canciones y este disco tiene unas cuantas de esas que si ves a la banda en directo te gustaría que sonasen si o si. Me refiero a media docena fácil. Y eso es un lujo. Por ejemplo me imagino escuchar en directo Maybe y volar alto, tanto como con uno de sus clásicos. Podrían cerrar el concierto con All I Am que también finiquita este disco y saldríamos del show con una sonrisa inmensa.
Hasta ahora sólo he mencionado a Cantrell y DuVall pero que nadie piense que me he olvidado de Mike Inez y Sean Kinney. Estos tipos no son secundarios de lujo su labor aquí es fundamental, oscura, pesada pero vital. Es un deleite ver al bueno de Inez gozarla al bajo en el vídeo de Never Fade y compenetrarse a la perfección con Kinney en todo el trabajo. De diez en todo el disco y mi momento favorito de ambos se produce en Red Giant con la dinámica batería de Kinney y el pedazo de sonido que saca Inez a su bajo.
Algunas veces las bandas son capaces de interpretar en vivo entero el disco que acaban de editar, en una fehaciente prueba de la confianza que tienen en su material. Fíjense si me gusta este disco de Alice In Chains que por mi si vienen de gira lo podrían tocar enterito, de la primera a la última, los 53 minutos y 21 segundos que dura el álbum. Y luego otros 53 minutos y 21 segundos con los clásicos de los noventa más algunos temas de los dos anteriores discos editados con DuVall. Y salgo del recinto propulsado como un puto cohete.
Rainier Fog se grabó en los estudios X (antes denominados Bad Animal Studios, lugar donde también grabaron su álbum homónimo de 1996) el pasado año, se añadieron voces poco después en un estudio de Nashville y en los Henson Studio Recordings de Los Ángeles. A finales de agosto llegó a la tienda. Llegaron pocas copias y se vendieron enseguida así que no lo he puesto hasta bien entrado octubre. Y no voy a escribir que me entró a la primera porque mentiría. Pero a base de escuchas me ha cautivado y de qué manera. Cantrell es un tipo con un talento inmenso y sabe lo que hace. En este álbum ha dado rienda a toda su inventiva con una perfecta mezcla entre el estilo clásico y toques más modernos, mirando al pasado de reojo pero afianzando su presente y teniendo un futuro prometedor. Y esa es un posición en la que se encuentran pocos de sus contemporáneos.
The One You Know, que fue el primer adelanto del disco allá por el mes de mayo, abre de forma inmejorable el álbum. Me parece la elección perfecta, no porque sea el mejor tema del disco pero es pegadizo, reconocible y te deja con ganas de más. Las voces de DuVall y Cantrell casan perfectamente juntas. So Far Under podría estar perfectamente en Dirt. Y curiosamente la firma en solitario DuVall. Que cada uno se tome eso como quiera. Yo lo veo positivo. También suena tremenda Rainier Fog la que da titulo al disco otro tema que hubiese encajado en esos discos mitificados de los noventa.
La compenetración de DuVall y Cantrell en el apartado vocal se extiende a las guitarras a lo largo de todo el trabajo. Cantrell se luce tanto en Fly como en Drone dos temas con múltiples recovecos, de esos difíciles en las primeras escuchas pero que han terminado convirtiéndose en mis favoritos. Otra canción con un gancho comercial enorme y con un sonido tal vez más alejado de la tradición AIC o con ribetes más modernos es Never Fade en el que la voz principal es de William DuVall.
Más allá de etiquetas ya más que superadas como la de grunge lo cierto es que Alice In Chains siempre fue una banda más heavy metal que otra cosa. Y hay que escribirlo sin ningún prejuicio, para nada. Y lo más importante, independientemente del estilo lo principal son las canciones y este disco tiene unas cuantas de esas que si ves a la banda en directo te gustaría que sonasen si o si. Me refiero a media docena fácil. Y eso es un lujo. Por ejemplo me imagino escuchar en directo Maybe y volar alto, tanto como con uno de sus clásicos. Podrían cerrar el concierto con All I Am que también finiquita este disco y saldríamos del show con una sonrisa inmensa.
Hasta ahora sólo he mencionado a Cantrell y DuVall pero que nadie piense que me he olvidado de Mike Inez y Sean Kinney. Estos tipos no son secundarios de lujo su labor aquí es fundamental, oscura, pesada pero vital. Es un deleite ver al bueno de Inez gozarla al bajo en el vídeo de Never Fade y compenetrarse a la perfección con Kinney en todo el trabajo. De diez en todo el disco y mi momento favorito de ambos se produce en Red Giant con la dinámica batería de Kinney y el pedazo de sonido que saca Inez a su bajo.
Algunas veces las bandas son capaces de interpretar en vivo entero el disco que acaban de editar, en una fehaciente prueba de la confianza que tienen en su material. Fíjense si me gusta este disco de Alice In Chains que por mi si vienen de gira lo podrían tocar enterito, de la primera a la última, los 53 minutos y 21 segundos que dura el álbum. Y luego otros 53 minutos y 21 segundos con los clásicos de los noventa más algunos temas de los dos anteriores discos editados con DuVall. Y salgo del recinto propulsado como un puto cohete.