Me acuerdo de mis vacaciones de 2001 por un motivo muy concreto: las planifique para ir a ver a Neil Young a La Coruña. En buena compañía como siempre. En aquella época trabaja de freelance y pude elegir mis días de descanso.
Así en julio de 2001 tras un tortuoso viaje en autobús desde Bilbao llegamos a A Coruña Susana, Juancar y el que esto escribe. Nos encontraríamos allí con Robert y Laura y todos teníamos en mente ver un gran concierto de Neil Young. Bueno es quedarse muy lejos de lo que vimos.
El recuerdo más nítido que tengo es el comienzo con Don´t cry no tears y la voz de Neil perfecta, increíble. Siempre había pensado que el tipo andaba más bien corto de voz y fue una grata sorpresa comprobar que llegaba a todas las notas sobrado. El repertorio fue deslumbrante: After de gold rush, Hey,Hey,My,My (into the black), Powderfinger, Pocahontas... una delicia tras otra.
Otro aspecto que me impresionó y me sigue dejando perplejo es la vitalidad de este hombre. Es un sujeto que se mueve nervioso por el escenario, incluso de forma poco ortodoxa, su cuerpo es un continúo huracán que contagia al resto de la banda. Todavía lo recuerdo con nitidez y espero con ansias la próxima.
Tras el concierto me retiré al hotel y a sobar con el recuerdo de una noche especial. Al día siguiente recorrimos A Coruña a pie nos empapamos de la gastronomía local y por la noche había que buscar un bar a la altura de las circunstancias. Por mucho que esperes encontrar música que te entusiasme en un bar es difícil dar con uno a la altura. Pero nosotros lo conseguimos y con creces además: Tribeca en A Coruña. No me acuerdo de cómo se puede llegar lo que si tengo nítido es la música que escuché allí: Tom Waits, Royal Crown Revue, Rolling Stones, Black Crowes, Neil Young, Allman Brothers, Blind Melon, The Jayhawks….
Hasta aquí puede ser normal, aunque lo dudo mucho o al menos yo no tengo la suerte de frecuentar bares así. Lo que fue extraordinario fue la amabilidad del camarero. No recuerdo su nombre tal vez no nos lo dijo, de lo que me acuerdo es de que allí estábamos Susana, Juancar y yo. Al que le tocase iba a la barra pedía las consumiciones de turno: dos cervezas y una tila o agua para mí que estaba con gastritis, y además pedía una canción o dos.
No se en que momento de la noche comenzamos a escribir listas de canciones en las servilletas. Se la entregábamos y todo sonó esa mágica noche en Tribeca. Supongo que le caímos bien al tipo y además de responder a todas nuestras peticiones con entusiasmo charló con nosotros de música y cine. Por supuesto él también había visto a Neil Young. Le encantaba Tom Waits, el blues y el jazz. A la noche siguiente volvimos y cuando nos vio entrar puso a Blind Melon. La noche anterior Susana le había pedido un tema de esta banda y el camarero nos comentó que tenía el disco en casa. Definitivamente si vuelvo a A Coruña ya se en que bar me voy a pasar toda la noche.