He de reconocer que iba con cierto temor al concierto de Dan Penn. En primer lugar por comprobar en qué forma estaba el bueno de Dan y en segundo por ver un Antzoki petado en un concierto del que apenas se ha hecho publicidad y en el que para mi sorpresa había una cantidad considerable de guiris. Todo era muy extraño y temía que fuese una trampa de alguna secta davidiana. Afortunadamente no fue así y a pesar de los brasas habituales que no se callan ni debajo del agua disfruté del bolo acorde a mis expectativas. Y estas no eran muy altas en cuanto a duración porque estamos hablando de un tipo de 77 años al que no se le puede exigir más.
Fue un acierto que se rodeara de una banda tan completa, con sección de viento, cuerda, piano, guitarra, bajo y batería que le dio la cobertura necesaria para que todo sonase bien. Evidentemente a Dan le cuesta llegar a ciertas notas y seguro que ha vivido tiempos mejores pero tenía que comprobar in situ las prestaciones del hombre al que Jerry Wexler calificó como el mejor cantante blanco de soul. Puede que sea una afirmación exagerada pero de lo que estoy seguro es que es uno de los mejores compositores de la historia. La mayoría de las veces en coautoría con Spooner Oldham, otras con Chip Woman, su ristra de clásicos es para perderse en ella un y otra vez. Y de ese descomunal talento se beneficiaron Aretha Franklin, Solomon Burke, James Carr, Clarence Carter, Sweet Inspirations, Albert King, James & Bobby Purify y un largo etc.
Casi todas esas maravillosas canciones que otros llevaron a lo más alto fueron interpretadas por su compositor original con mimo y cariño, a veces le costaba más pero casi siempre salía airoso. Mis momentos favoritos llegaron con The Dark End of The Street, You Left The water running, Do Right Woman Do Right Man y el blues con el que se despidió cuyo título no me sé tras ser una y otra vez aclamado ante un público, todo hay que escribirlo, ganado desde el minuto uno. Tras el concierto le pudimos saludar brevemente. Otra leyenda más que pasó por Bilbao como aquel día que vino Steve Cropper, otro del que raramente se habla. Ambos están el lo más alto de la historia de la música soul.