Vivimos en permanente contradicción. La mayoría son insalvables, inevitables y eternas. Por mucho que lo intentes caerás en ellas una y otra vez. La coherencia total es imposible. Así que cuando antes lo asumas mejor, de lo contrario el sufrimiento te espera, de continuo además. Y sin embargo hay mucha gente que te dice que no, que ellos son muy coherentes, que se comportan tal cual les marca su ideología. Y no puedo por menos que reír porque a menudo los que más lecciones dan en público son los que en más contradicciones caen. Y sólo hay que echar un vistazo a tu alrededor para percatarte de ello. A izquierda y a derecha. No se salva casi nadie.
¿Y a qué viene todo este inmundo tocho? Pues a una interesante conversación que tuve en el laboro sobre Amazon. Cuidadito muchacho, que estamos ante los dueños del mundo ja ja. O casi. Hace años tuve cuenta en ese gigante pero apenas compré aunque lo hacía en Ebay que para el caso patatas. Hace años que cerré la cuenta y no quiero tener nada que ver con esa plataforma y desde hace tiempo tampoco con Ebay. Me produce urticaria el consumismo desaforado en el que vivimos y al mismo tiempo en ocasiones no puedo evitar caer en el. Así que si, amigos, estoy hecho un lío.
Hace unas semanas emitieron en la televisión pública vasca un interesante documental sobre Amazon y aunque no me pillo por sorpresa nada de lo que vi, no deja de ser desolador el panorama que nos espera. El Capitalismo de vigilancia extiende sus tentáculos con asombrosa eficacia y nadie escapa a su influjo. Echarse al monte. Esa es la única alternativa. Vamos a terminar con entretenimiento a mansalva, un ser capaz de arrojar luz en todo este fregado: