A diario por mis manos pasan cientos pero dicen que les queda poco, muy poco. Varios artículos le han puesto fecha y todo. En 2022 parece que los cds pasarán a mejor o peor vida, quién sabe. Lo cierto es que el declive del formato es imparable. Aún cuando todavía se venden millones de unidades la industria discográfica ha virado irremediablemente al streaming. Hace tiempo que los enemigos ya no son ni la piratería, ni las descargas digitales sino Spotify y Youtube. Contra esos no hay quien luche. La batalla está perdida. Es mejor aliarse con el enemigo que considerarlo como tal.
Investigo sobre el tema porque siempre me ha interesado y porque el otro día en una entrevista que estaba leyendo en Popular 1 el redactor Luis Aragón señalaba el 2022 como la fecha señalada. Por la red circulan varios artículos en ese sentido. En el blog de Rockrollmotherfuckers su autor también da prácticamente por finiquitado el formato aunque como casi siempre hay voces discordantes que nos recuerdan que esta muerte ha sido anunciada desde hace una década y todavía siguen entre nosotros. Lo más rocambolesco del caso es que el cd va a morir por el streaming y el formato físico que va a prevalecer va a ser el vinilo. Hay que joderse. Desterrado en los noventa ha vuelto aunque su retorno ni de lejos roza las cifras de las ventas de cd ni creo que las consiga. Y hay mucho postureo, pero mucho.
El futuro que ya está aquí nos señala consumidores encantados con su suscripción a Spotify y sibaritas con poder adquisitivo escarbando en las cubetas de vinilo que pagarán a precio de sangre de unicornio. La plebe rastreará las cubetas de segunda mano. Mientras el formato cd, ese que triunfó por todo lo alto en los noventa y la siguiente década será pasto de rednecks, ja ja. En fin ojalá me equivoque y convivan todos los formatos, eso sin duda sería lo mejor para el consumidor pero mucho me temo que las armas están preparadas y la sentencia de muerte sólo espera a ser ejecutada. Aunque este mundo está tan jodidamente loco que cuando se destierre el cd tal vez empiece a ser considerado objeto de culto. Y entonces se paguen cifras astronómicas por ellos. Eso si que sería rocambolesco.