Este fin de semana por fin he visto el final de Mad Men. Comencé a ver esta serie hace ocho años. Desde entonces he seguido todas sus temporadas con mucho interés hasta la explosión final con unas espléndidas sexta y séptima temporada. Todo lo que comenté en su día sobre la primera temporada se ha ido perfeccionando según ha avanzado. En conjunto esta serie se sitúan en mi top particular junto a Los Soprano y The Wire y el final de la misma no ha hecho más que acentuar esa impresión.
Llevamos escuchando y leyendo aquello de que las series televisivas llevan unos cuantos lustros realizando mejores tramas que el cine actual. Que incluso se pueden comparar a la buena literatura y desde luego Mad Men juega en esa liga. La serie tiene tantos fans como detractores que le acusan con la manida frase de que es lenta y no pasa nada. A mi me parece justo lo contrario es una serie entretenida, ágil y con múltiples capas, mucho donde rascar. Mathew Weiner nos ha regalado una serie fabulosa plagada de personajes inolvidables. Al igual que sucedía en The Wire o Los Soprano tanto los protagonistas como los secundarios esconden muchos matices que vas descubriendo poco a poco en tramas perfectamente hiladas. Y eso que en la primera temporada casi todos los personajes resultaban muy antipáticos.
Más allá de recrear una época con tino, de entregar un producto llamativo a los ojos Mad Men ha sabido jugar sus cartas perfectamente. Cuando la comencé a ver me costó entrar en materia pero tampoco tanto si no no hubiera seguido. Y a partir de ahí ha continuado para mejor. Pensé que iban a explotar el filón del pasado de Draper pero eso es sólo un aspecto más. A pesar de su título en Mad Men los personajes femeninos acaban teniendo más peso que los masculinos.
Y para finalizar la guinda al pastel. La música, perfectamente insertada y adecuada a cada secuencia. Ahí van algunos de mis temas favoritos servidos en bandeja de plata: