Durante muchos he leído
que Bo Diddley es uno de los
arquitectos del rock´n roll. De vital importancia en su desarrollo. Al lado de
tipos como Chuck Berry o Fats Domino. Ahora lo estoy
comprobando. Y está siendo un viaje divertido, sorprendente y recomendable para
todo aquel al que le guste el rock´n roll. Cualquier tiempo es bueno para
profundizar en las carreras de estos colosos. En el caso de Bo Diddley recuerdo que una de las
primeras veces que leí su nombre fue en la crítica del Ratlle and Hum hace más
de veinte años cuando se indicaba que Desire
tenía un ritmo deudor de este hombre. Conociendo ahora sus dos primeros discos
compruebo que el rastro de Diddley
está por centenares de canciones de rock´n roll de diferentes grupos. Me vienen
a la mente Magic bus de los Who, Korean Bodega de Fun
Lovin´Criminals o muchas del repertorio stoniano. Keith Richards es un confeso admirador de la música de este hombre.
En el libreto de este cd que incluye los dos primeros discos aparece lo que
opina Richards al respecto: Muddy
Waters and Chuck Berry were close to the straight electric blues. But Bo was
fascinatingly on the edge. There was something african going on in there. His
style was outrageous, suggesting that the kind of music we love didn´t just
come from Mississippi it was coming from somewhere else.
La característica
principal en Bo Diddley era su estilo
machacón, muchas veces de un solo acorde donde el ritmo era lo esencial. Esa es
una de sus particularidades pero hay mucho más. Bo tenía talento para componer. A menudo, como tantos otros, se
inspiraba en temas tradicionales y blues a los que daba la vuelta por completo.
Su música latía con fuerza, bullía en ocasiones atropellada por unas
percusiones rompedoras formando un conjunto irresistible captando toda tu
atención. Tenía dos aliados para dar forma a esta locura. Jerome Green se antoja vital con la ayuda en las voces y las
maracas. Frank Kirkland también es
un eje fundamental con su imaginativa batería.
El primero disco se titula
Bo
Diddley y el segundo Go Bo Diddley. Pocas comeduras de
coco al respecto. Y es que el cachondo de Diddley
está en el Libro Guinness de los Records por ser uno de los compositores que
más canciones ha escrito sobre sí mismo. Esta anécdota como alguna otra más jugosa
la leí en la biografía de Ron Wood, Memorias
de un Rolling Stone. En su debut Diddley
ya tiene unos cuantos temas con su nombre artístico (en realidad se llamaba Ellas Otha Bates, tomando luego el
apellido McDaniel y finalmente
adoptando el de Bo Diddley para dar
guerra en el mundo del rock). El álbum se abre con, Oh sorpresa, un tema
titulado precisamente Bo Diddley. La
presentación en sociedad de las constantes vitales de su música. Le sigue un
clásico que escuché por primera vez en versión de Tom Petty & Heartbreakers. I´m
a man es una de esas canciones inspiradora de cientos que vinieron después.
De las que no te cansas de escuchar nunca.
Bring it to Jerome es otra guasona tonada que se queda a la primera y
Before you accuse me la conocía
ejecutada por la Creedence por lo
que escucho ahora de forma muy fiel. En la onda del tema juguetón y rápido Bo Diddley está su primo hermano Hey! Bo Diddley. En esta línea directa y
sin muchas variaciones están Who do you
love?, Dearest Darling y Pretty Thing. Otro momento cumbre de
este primer álbum es Say Boss Man con
unos coros guapísimos y la participación de Willie Dixon al bajo. En Diddley
Daddy canción firmada a medias con Harvey
Fuqua de los Moonglows éstos le
secundan a las voces como en sus mejores momentos cantando eso de Diddley diddley dum, dum dum diddley.
El primer álbum me ha
gustado. Ha sido una buena piedra de toque para adentrarse en el universo de
este peculiar tipo pero el segundo me parece mucho mejor porque a las
características del primero se le añade otras vertientes interesantes. Para
empezar está Crackin´ up que conocía
de la versión de los Stones en el Love
you live. Aunque nunca fue un tema que volviese loco, la siguiente I´m sorry es una de mis favoritas de los
dos cds. El tema esta co-escrito de nuevo con Fuqua y los coros vuelven a ser maravillosos. A la instrumental Bo´s Guitar me la imagino perfectamente
en una secuencia de esas locas en una peli de Tarantino. La canción tiene una percusión muy loca que la hace
especial. La que rompe moldes es Say Man
un desternillante diálogo entre Bo
Diddley y Jerome Green con piano
y percusión con toque latino de fondo. Qué me aspen si Tom Waits no ha escuchado hasta la saciedad un tema como The great grandfather en una línea muy
diferente a las anteriores.
A la música hay que añadir
la propia personalidad excéntrica, cachonda y el superego de este hombre al que
no le bastaba con titular la mitad de su repertorio con su nombre. Salía a
escena con su peculiar Gretsch rectangular tuneada según sus especificaciones,
luciendo un sombrero de sheriff y con chaquetas coloridas. Un negrazo de casi
uno noventa que quería dejar claro quién mandaba en el escenario. Y no se
cortaba un pelo con nadie. Cuenta Ronnie
Wood en su biografía que en los ochenta participó en San Francisco en una
jam con Bo Diddley y John Lee Hooker y cada uno en el
escenario iba a su bola. La bajista intentaba que la siguiesen pero ni Diddley ni Hooker le hacían caso. Era a ver quién la tenía más grande. Ron
comenta que el estaba perdido pero intentaba disfrutar del momento. Al día
siguiente en la crónica de un periódico se escribía que la jam había sido
bestial. Como dijo Tom Petty: Elvis
is King. But Diddley is Daddy.