Hace un par de semanas el
programa Salvados dirigido y presentado por Jordi Évole trato el tema de la Educación en España. Como casi
siempre el espacio fue ameno, divertido y formativo a partes iguales. Jordi es
un excelente entrevistador, sabe buscarle las cosquillas a cualquiera y aborda
los temas con seriedad aunque lo presente bajo un manto de humor, cosa que no
me molesta sino que me parece necesaria. Tal vez en ocasiones se pueda
profundizar un poco más en cada cuestión pero entiendo que el tiempo es limitado
y hay que ir al grano.
En el mencionado programa
Évole optó, como suele ser habitual, por comparar el funcionamiento de la
educación pública en España con la del país que mejor reputación tiene en dicha
materia: Finlandia. Partiendo de la base de que cultural y socialmente España y
Finlandia no tienen nada que ver y de que es posible que fuese inviable copiar
el modelo íntegramente, joder, qué
envidia da comprobar que en otros lugares se dejan llevar por el sentido común.
Desgraciadamente aquí el menos común de los sentidos.
Uno de los puntos que más
llama la atención en España con la Educación es la cantidad de reformas
educativas que se han puesto en marcha desde que tenemos el régimen actual. De
risa. Más o menos lo que sucede con la televisión pública. Cada partido quiere
hacer de ambas cuestiones su chiringuito. Y así nos va. Siempre he creído que
la Educación es el pilar básico de la Sociedad y que hay que invertir mucho en
ella y no escatimar porque el futuro depende en buena medida de ella. Lástima
que los que mandan piensen de otra forma.
De la Educación en
Finlandia me llamaron la atención varias cuestiones. La primera y más
importante es que allí los profesores están bien considerados socialmente. De
hecho es una profesión a la que es difícil acceder porque se procura que
lleguen a ella los más preparados. Hay importantes filtros justo lo contrario
que aquí donde en muchas ocasiones estudian Magisterio personas a las que no
les ha llegado la nota para otra carrera. Por lo general los profesores están
tienen muy mala prensa y cuando se habla de ellos es para mencionar cuántas
vacaciones tienen….
Otra de las cuestiones que
me gustó mucho del sistema finlandés es que los alumnos tienen 45 minutos de
clase a los que siguen 15 minutos en el patio. Una medida de sentido común y es
que como explicaban los educadores finlandeses los niños no pueden mantener la
atención cinco horas seguidas...Algo totalmente lógico. Otra cuestión que me gustó
es que los niños finlandeses que quieren enterarse de lo que dicen en la tele
tienen que aprender a leer ya que está casi todo subtitulado. Ambas medidas me
parecen fantásticas y extrapolables a cualquier país del mundo,
independientemente de criterios económicos.