miércoles, 2 de enero de 2013

Rojo, Blanco y Blues


Hace diez años Martin Scorsese se embarcó en un interesante y ambicioso proyecto sobre una de sus pasiones: el blues. Scorsese además de ser uno de los mejores directores de su generación es un melómano empedernido y un profundo conocedor del rock´n roll y aledaños. Se puede comprobar escuchando las canciones que elije para sus películas y por su implicación en diversos documentales sobre músicos: Bob Dylan, George Harrison o The Rolling Stones. Parece que ahora anda metido en un biopic sobre Frank Sinatra, ni más ni menos.

La serie titulada Martin Scorsese presenta The Blues está compuesta por siete documentales dirigidos por Win Wenders, Clint Eastwood, Marc Levin, Charles Burnett, Richard Pearce, Mike Figgis y el propio Martin Scorsese. El pack me lo pillé en la FNAC hace unos meses por un precio ridículo y la inversión ha merecido la pena. Como suele ser habitual aprovecho estas vacaciones para visionar abundante material audiovisual. Ayer vi el dirigido por Mike Figgis, Rojo, Blanco y Blues que se centra en la influencia que tuvieron los bluesman norteamericanos en una entusiasta generación de músicos ingleses como John Mayall, Van Morrison, Eric Clapton, Georgie Fame o Steve Winwood.

 
 El documental comienza con una potente actuación de Tom Jones y Jeff Beck en los estudios Abbey Road seguida de otra de Van Morrison y luego se ven más de algunos otros músicos que no conozco intercaladas con los testimonios de los protagonistas. Todos tienen interesantes opiniones que transmitir y entre las mejores intervenciones están las de Tom Jones que además de confesar su pasión por el género cuenta cachondas anécdotas como esa de un productor intentando ligárselo.

Otro de los momentos más divertidos y desconcertantes es cuando se menciona la influencia de Lonnie Donnegan rey del skiffle en todo este tinglando. Todos sus compatriotas lo alaban y lo ponen por las nubes y de repente aparece un testimonio de Ramblin Jack Elliott diciendo que el skiffle era una mierda y que los que lo tocaban eran unos borregos. El aludido Donnegan pasa por el embolado con elegancia. Por su puesto el documental se hace eco de las andanzas de los Stones y los Beatles porque en aquellos años en Inglaterra ambos combos fueron los más populares y bebían del blues como tantos otros. 

Al final del documental aparece un emotivo testimonio de B.B King poniendo por las nubes a todos esos músicos británicos que contribuyeron a expandir la cultura del blues y que posibilitaron que los bluesman norteamericanos como el propio King, Muddy Waters o Willie Dixon y tantos otros tuviesen una segunda oportunidad para encontrar el éxito que durante tantos años les había sido esquivo.