Algunos de los conciertos más apoteósicos que he visto en mi vida han sido en garitos pequeños, muy pequeños. Un buen bolo de rock´n roll en las distancias cortas rodeado de amigos no tiene precio. También la he gozado en recintos más grandes sobre todo si he podido estar en las primeras filas pero nada puede competir con un buen show in your face, a escasos metros. Noches etílicas, radiantes, de esas que no quieres que acaben nunca. Y lo hecho de menos. Sigo disfrutando de la música en directo y espero seguir así por muchos años. Pero no sé porqué hoy he tenido un furibundo ataque de nostalgia y me he acordado de una banda que era la rehostia en esos antros pequeños. Las dos primeras veces que tuve la suerte de ver a Marah me volaron la puta cabeza. Les tengo muy perdida la pista, de hecho no creo ni que existan pero dejaron un legado que en mi casa suelo recuperar a menudo en días soleados como hoy. Siempre tengo un hueco para 20000 streets under the sky e If you didn´t laugh, you´d cry.