Me olvidé por unas semanas. Pero la cabra tira al monte. Así que otro día que fui a Bilbao me pasé por la tienda en cuestión, Power Records y nada más entrar escuché una dulce voz. Era la inconfundible Katherine Whalen con un exquisito acompañamiento jazzistico. Sólo les quedaba la copia que estaba sonando y ya tenía dueño. Yo.
Curiosamente tardé en cogerle el puntillo al disco. A veces sucede eso. Ansias algo con tanta vehemencia y desesperación que una vez que se desvanece el objeto de deseo te quedas como derrengado. Pero la magia comenzó a brotar a las pocas escuchas y hoy en día rara es la semana que no pongo Jazz Squad. Al estilo de las grandes vocalistas de jazz de los 40 y 50, Katherine se acompaña del entonces su marido Jimbo Mathus para mostrarnos cómo interpretar unos cuantos clásicos de ese género con pasión y estilo, mucho estilo. No puedo quedarme con una lista de temas favoritos, los 12 son una invitación a relajarse con la suave voz de Katherine y unos músicos de jazz curtidos en mil batallas.
Hace un par de años cuando estuve en New York una mañana leí en el New York Times una pequeña crónica de un concierto de Katherine Whalen que había tenido lugar en un pequeño club de Manhattan el día anterior. Lamentablemente se nos escapó la oportunidad. Esta vez la casualidad austeriana que me había acompañado para otras cosas del viaje, me abandonó. Hubiese sido un lujazo ver a esta chica con su acompañamiento de jazz en un pequeño club nada más y nada menos que en NYC.