Hoy se celebra el Día Internacional de la Música. Las pocas tiendas que quedan en pie conmemoran la fecha con eventos y precios especiales, las calles de muchas ciudades se ven sorprendidas por un mayor número de músicos que añadir a los habituales en las esquinas de siempre y como sucede en este tipo de celebraciones parece que por un día todo va mejor. Hoy unos cuantos buenos amigos disfrutarán en el Azkena Rock Festival de música en directo, uno de los mayores alicientes para los melomanos.
Como en los últimos cuatro años no he podido acudir al Azkena Rock Festival. Asuntos laborales de fuerza mayor me lo impiden pero no me voy a quejar. Mi contacto con la música es diaria y acudo a todos los conciertos que puedo. Este año he visto uno de los bolos que más ganas tenía en los últimos tiempos (Michael Monroe) y mi objetivo es ver a John Fogerty el 5 de julio en Avila. Tengo los días libres pero la logística va a ser complicada tanto para el viaje como para el alojamiento.
La música me acompaña desde que tengo uso de razón. No salgo a la calles sin mis cascos y mi mp4. Aunque sean cinco minutos para ir a por el pan tengo que sazonar el trayecto con una buena canción. Mis viajes en transporte público siempre tienen banda sonora. Cuando voy a caminar por donde sea ahí esta la música. Tengo fascinación por los sonidos y me gustan muchos estilos diferentes. Respeto a la gente que se queda estancada el cualquier gueto musical pero en mi caso volar alto con Sinatra es más que compatible con gozar de los Ramones, caer rendido ante el poderío de Sam Cooke o sucumbir ante el cancionero de la Creedence. Y no sé me ocurre mejor forma de cerrar este inconexo texto que con esta canción: