Llevo más de dieciséis años escribiendo en este cochambroso blog y me lo sigo pasando pipa. No hagas cuentas, no hay otro motivo que intentar contagiar mi pasión por diferentes músicas que me vuelan la cabeza. La música está siempre en el centro de mi vida. Cualquier tarea doméstica que acometa es bajo la correspondiente banda sonora, si salgo a la calle y no voy con cascos es que se me ha olvidado cargar la batería de mi mp4, le saco un partido que no veas a mi flamante equipo de música con plato para vinilos que Su consiguió por la ridícula cantidad de cuarenta euros, incluso en el laboro ahora puedo llevar unos pequeños cascos mientras repongo material sanitario. El pasado año escuché una cantidad ingente, sorprendente de discos publicados en 2021. Un goce absoluto y rompedor, de los mejores años que recuerdo.
Mi curiosidad y hambre de todo tipos de estilos musicales tiene pocas zonas restringidas. Cada vez menos. Lógicamente hay géneros como el jazz en los que estoy muy pez porque no hay tiempo para todo pero mis incursiones en este mundo está siendo atómicas. Claro que poco riesgo estoy tomando en estos menesteres. Pero quién sabe el jazz es un estilo tan complejo y con tantas ramificaciones que es posible que no conecte con todo. Puedo garantizar que con Mingus Ah Um de Charles Mingus el flechazo ha sido instantáneo y certero a más no poder. Ya me avisó un colega por WhatsApp que el de Mingus es ambrosía de los Dioses. Y no exageró. Estoy irremediablemente perdido en Better Get In Your Soul. Que locura.
Como he escrito al principio siempre que escribo en este cochambroso blog trato de contagiar mi fascinación por la música. Me lo paso bien haciéndolo pero rara vez quedo satisfecho. Pero como soy muy cansino no voy a parar. Voy a finalizar este texto haciéndome eco de una excelente entrevista realizada por Ignacio Juliá a Lenny Kaye que apareció en el Ruta 66 de junio (nº 404), titulada por cierto con tino, Tantos discos tan poco tiempo). Me han encantado y he conectado al 100% con ciertas respuesta de Kaye como por ejemplo: Experimentamos la música en nuestro interior. Al escribir la introducción me di cuenta de que mi primera exposición al Rock´n Roll fue a los seis años. Escuché por primera vez a Little Richard en la radio y me sentí muy excitado por su energía sin ataduras, su liberación y su locura. Y esta que suscribo al completo: Intento transmitir esa apreciación, porque amo la música, exploro sus confines, estoy siempre descubriendo nuevos y excitantes discos y artistas...