La concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan hace un par de años fue la más polémica de la historia. En determinados foros se puso el grito en el cielo porque tal galardón fuese concedido a un músico por sus letras. Tal vez si se diese la circunstancia de que Dylan tuviese varias novelas publicadas el debate habría sido distinto, polémico pero se hubiese afrontado de otra manera. Me hubiese gustado conocer la opinión de Lou Reed ante la concesión del premio a Dylan. ¿Tal vez lo hubiese despachado con un par de ácidos comentarios?, ¿quizá estaría muerto de envidia porque consideraría que él es merecedor de tal galardón?, ¿no hubiese dicho nada? Nunca lo sabremos. Desgraciadamente Lou abandonó este mundo hace cinco años y su desaparición no causó tanto revuelo como las de Bowie o Leonard Cohen.
Vaya por delante que Reed no parecía el tipo más simpático del mundo, si no todo lo contrario. Una biografía de Howard Soundes le dejaba bastante trasquilado tachándolo de maltratador, racista y ofensivo entre otras lindezas. Según ese volumen Lou solía referirse a Dylan como ese judío pretencioso. Aunque también hay testimonios como el de su ex mujer Syvia Ramos o Patti Smith que niegan todas esas acusaciones. En cualquier caso la polémica siempre acompaño a Lou Reed, insisto no parecía un tipo fácil.
Independientemente de estas consideraciones su universo literario es uno de los más atractivos. Sus letras siempre me parecieron de las mejores en el rock con diferencia. Su me regaló este pedazo libro cuando se editó y es una gozada leer las canciones de Lou Reed, algo que no puedes hacer con muchos grupos de rock. Reed era capaz de acercarse a cualquier tema con inusitada certeza, sus primeras letras al frente de la Velvet Underground son un prodigio y su obra posterior en solitario atesora momentos brillantes y muy variados, desde el fuego transgresor de obras como Transformer o Berlin pasando por la mejor radiografía de la urbe moderna en New York, la enorme tristeza tras la pérdida de los seres queridos en Magic & Loss o las complejas relaciones de pareja en Ecstasy. Reed sabía elegir las palabras y las mezclaba con inusitada afinación. Cuando el acompañamiento sonoro estaba a la altura ahí tenías una obra de arte con la que deleitarte.