Hace unos meses un amigo que suele pasarse por la tienda me comentó que en marzo venía a tocar Alejandro Escovedo. La fecha quedaba muy lejos pero mi colega me dijo que había que pillar la entrada ya, ipso facto. Ese grado de excitación que se tiene con las grandes citas. En seguida me percaté de que mi amigo tenía razón. Por Escovedo tenía que hacer ese esfuerzo extra que realizo para los bolos que no me quiero perder. Hoy en día mis circunstancias hacen que deba seleccionar los conciertos mucho más que hace unos años y cada cita requiere su logística.
Si llego a hojear información en Internet sobre el concierto, sabiendo el set list y demás tal vez no me hubiese animado pero como tengo la sana costumbre de un tiempo a esta parte de limitar mi exposición a este medio y no indagar en lo que va a tocar el artista en cuestión pues he ido al concierto y he disfrutado como un enano. El mejor resumen lo ha hecho un colega al finalizar: No ha tocado ni la mitad de canciones que quería escuchar pero me ha encantado. Y esa es la verdad.
Escovedo ha reclutado a la banda italiana Don Antonio para acompañarle en esta gira europea y los transalpinos se han hecho un fabuloso hueco en el cancionero de este superviviente de Texas al que parece que los vaivenes de la vida le han hecho más fuerte y con más ganas de rockear que nunca. Escovedo nos ha mostrado su cara más rockera, ese toque salvaje y chulesco que mi en mente le emparenta con Iggy Pop y con la escena punk pero sin perder de vista las raíces. Si no recuerdo mal ha comenzado con Can´t Make Me Run de Big Station a la que ha seguido la adictiva Horizontal que abre su último trabajo, un Burn Something Beautiful del que tan sólo había escuchado cuatro temas y que tengo ganas de conseguir ya.
Con una larga carrera a sus espaldas Alejandro Escovedo podría haber confeccionado un set list totalmente distinto y la hubiésemos gozado igual. Hay mucho material en el que perderse pero Escovedo ha optado por dar cancha a Burn Something Beautiful y lo ha defendido con inusual entusiasmo y vehemencia. Me ha ganado por completo. Además he disfrutado de lo lindo con una hipervitaminada Castanets de mi adorado A Man Under The Influences, y también ha caído de Real Animal, Sister Lost Soul y una fantástica Always A Friend para despedirse.
Tras una mínima espera Escovedo ha regresado para ofrecer un inusual bis. A pesar de tener canciones propias para llenar otros cuantos conciertos más se ha despedido de forma sorpresiva con dos versiones dispares pero entrañables ambas: A Thousand Kisses Deep de Leonard Cohen y Like a Hurricane de Neil Young. Y ya se sabe si un concierto termina con una canción del Tito Young ya te puedes ir a dormir con sonrisa millonario.