Cuatro años pasaron entre la edición de Sweet Oblivion y Dust que se editó tal día como hoy hace veinticuatro años. Casi nada. La banda lejos de caer en la apatía o la desgana entregó su mejor trabajo. Y lo vuelvo a escribir. Puta mierda que se separasen justo con su mejor álbum. Sigue sonado a gloria bendita. Más todavía con la edición doble que se cascaron hace algo más de un año repleta de golosinas, poderosas caras b que hacen que todo vuele por los aires. Amigos si canciones como Darkness, Darkness, Paberback Bible, Watchpocket Blues, Wasted Time o Silver Tongue... son la cara b. Es que pierdo la puta cabeza. La puta que los parió que talento tenían los cabrones. Luego no se podían ni ver. Ahí sigue coleando su mala baba a cuenta del libro de memorias que se ha cascado el cabroncete de Mark Lanegan.
Tras Dust cuatro años después y también un 25 de junio de 2000 se despedían con un concierto ante más de 20.000 personas en el Seatle Memorial. Todavía nos esperaba una jugosa rodaja que se editó en 2011 gracias a Barret Martin, The Last Words. Otra puta joya. ¿Es que acaso alguien pensaba que no iba a contar esto otra vez justo hoy? En bucle. En vena. A tomar por rasca.