En ocasiones no sabes ni por dónde empezar. Cuando un concierto te cautiva como lo hizo ayer el de Glenn Hughes te cuesta encontrar las palabras para expresarlo. Supongo que una de las mejores cosas que se puede decir sobre la música es que te hace sentir vivo, que te impulsa a sacarle el máximo jugo a tu existencia por estos lares.
En todo el concierto Hughes no paró de arengar al personal y de hacernos saber que lo estaba pasando muy bien. Hubo momentos realmente emotivos. Canciones casi a capella con leve acompañamiento de teclados en los que Glenn nos deleitó con mucho soul. Y por supuesto hubo también una buena dosis de Purple. Cuatro temas: Mistread, Sail away, Holy Man y Burn con la que finalizó. En definitiva una hora y cuarenta y cinco minutos en la gloria. Cuando terminó el concierto Glenn Hughes firmó autográfos y se sacó fotos con todo aquel que pasó por allí. Y fuimos muchos. El puto amo.
Glenn Hughes se presentó ayer en Barakaldo con la intención de pasar una buena noche en compañia de la música que más le gusta. En sus tres últimos discos ha dado rienda suelta a su pasión por el funk y el soul y sin renegar de su faceta más hard rockera eso es lo que obtuvimos ayer a la noche. Eso y un despliegue de voz apabullante. Mi amigo Robert me dijó "Este cabrón ha hecho un pacto con Satán". Hughes se revolvería con este comentario.
La banda integrada por Maldonado a la guitarra, Matt Goom a la batería y Anders Olinder a los teclados arropó con solvencia la impresionante actuación de Hughes tanto a la voz como al bajo. Cayeron muchos temas de First Underground Nuclear Kitchen. Entre ellos el que le da título, Crave, Love Communion, We Shall Be Free o Oil and Water. Todas sonaron de traca. Los arreglos de viento quedaban bien cubiertos por el teclado.
En todo el concierto Hughes no paró de arengar al personal y de hacernos saber que lo estaba pasando muy bien. Hubo momentos realmente emotivos. Canciones casi a capella con leve acompañamiento de teclados en los que Glenn nos deleitó con mucho soul. Y por supuesto hubo también una buena dosis de Purple. Cuatro temas: Mistread, Sail away, Holy Man y Burn con la que finalizó. En definitiva una hora y cuarenta y cinco minutos en la gloria. Cuando terminó el concierto Glenn Hughes firmó autográfos y se sacó fotos con todo aquel que pasó por allí. Y fuimos muchos. El puto amo.