Una de las conversaciones musicales más chocantes y cachondas que he tenido en mi vida fue con un colega del Instituto que me pasó casi toda la discografía en cd de Queen. El tipo era un fan total y solíamos hablar mucho de Freddie and cia y de música en general. Resulta que el colega odiaba el saxo. Así sin más. Sin ni una mínima posibilidad de que cambiase de opinión el jodido. Y eso hacía la conversación más interesante si cabe ja ja. Por supuesto yo le contradecía una y otra vez pero era como chocar contra un jodido muro. Anothe One Bite The Dust.
En fin mi aprecio por aquel sujeto sigue vigente y que me dejase todos esos discos de Queen no tiene precio. Todavía los conservo grabados y con las caratulas fotocopiadas. Ya ha prescrito. Luego me compré algunos originales. Pero en fin en cuanto al saxo.... Amigos si no puedo decir que es mi instrumento musical favorito cerca andaría. Ahí, ahí con el piano y la guitarra. En realidad todos son importantes, qué hostias. O acaso el bajo y la batería no son el motor que todo lo guía. Bueno, que me desvió del tema. En el siguiente párrafo unas impresiones sobre uno de los mejores saxofonistas del rock´n roll. Un tipo por el que siento ferviente admiración.
Hace un par de días hubiese cumplido ochenta y dos tacos el gran Clarence Clemons. Componente imprescindible e insustituible de la E Street Band, The Big Man era un portento al saxo; elegante, versátil, pieza indispensable en el escenario junto a su compañero Bruce Springsteen con el que tenía un entendimiento atómico. La sinergia de estos dos colosos encima de las tablas era digna de mención, sencillamente te atrapaban de una forma irresistible, tus ojos no podían dejar de mirar ahí arriba mientras tus oídos se deleitaban con solos de lo más variopintos y siempre en beneficio de la canción. El repertorio de Springsteen está salpicado de gloriosos momentos al saxo a cargo de Clarence Clemons, tal vez el más arrebatador e icónico sea el solo de Jungleland y seguro que es así y esta muy alto en mi top particular pero permítanme que esta pequeña selección la encabece la excelsa interpretación de Spirit In The Night en el Hammersmith Odeon en 1975. Pelos como escarpias...