Yo tenía diez años cuando Sabonis destrozó el tablero en la final
del Torneo de Navidad de 1984 entre la Unión
Soviética y el Real Madrid. El
club blanco organizaba aquel campeonato amistoso en fechas navideñas y solían
emitirlo por la tele. Y no faltaba a la cita. Aquel primer contacto con el
juego de este sujeto me dejó noqueado. En 1984 con solo veinte años Sabonis jugaba en el Zalgiris Kaunas y era un portento. Un
tipo de 2,20 con una mano prodigiosa, una visión de juego que iba más allá de
lo que cualquier otro pívot hubiese hecho antes en una cancha de basket y un
poderío físico que le hacía imparable.
La mayoría de los
artículos que he leído sobre Arvydas
Sabonis han variado sobre la premisa condicional: ¿Y si Sabonis no se hubiese lesionado de gravedad?
¿Qué hubiera sucedido con la carrera de un jugador de esa calidad en plenas
facultas físicas? Hay muchas especulaciones de todos los gustos pero nos
tenemos que ceñir a lo que fue su trayectoria tal y como la conocemos. Y fue
grande, muy grande. Sabonis ha sido
uno de los mejores pivots de la historia y uno de los tipos con mejor visión de
juego que han pisado una cancha de baloncesto.
Arvydas Sabonis debutó en la mejor liga del mundo en 1995 cuando tenía 31 años y ya
lo había ganado todo en Europa donde era el dueño absoluto del cotarro. Su
desembarcó al otro lado del Atlántico fue en Pórtland ya que los Blazers fueron el equipo que se hizo
con sus derechos y los que pusieron todos los medios para que Arvydas volviese
a las canchas tras su grave lesión. Apostaron claramente por él. Invirtieron.
En eso los norteamericanos siempre han sido pioneros. Saben cuidar su material.
Su llegada a la liga causó impacto y controversia. Recuerdo a Pippen declarando que Sabonis no iba a ser nada más que un
trozo de carne y por el contrario al mítico Bill Rusell deshacerse en elogios con el lituano. Al final Pippen rectificó, se rindió al juego
del lituano coincidiendo con él en los Blazers
y haciéndoselas pasar muy putas a los Lakers
de 2000 que luego ganaron el campeonato.
Se puede especular mucho
con lo que podría haber sido la carrera de Sabonis pero lo cierto es que si nos
ceñimos a lo que sucedió ya es para tenerlo en cuenta. Según los médicos que le
trataron desde que Sabonis tuvo su fatídica lesión y demás complicaciones
posteriores siempre jugó al 50% de su capacidad. Nunca recuperó toda su
capacidad física. Seguramente muchas personas de mi generación recordarán esos
años en los que este chico rompió moldes. Con un look de lo más inusual Sabonis
empezó a hacer de las suyas: esto es jugar a baloncesto mejor que nadie en el
Viejo Continente. Rebotear, asistir, taponar, realizar estratosféricos mates,
nada se le resistía. Un jugador imparable y que tenía que tener un destino
claro: la NBA.
La burocracia y sobre todo
las lesiones le apartaron del sueño americano hasta muchos años después. Su debut
en la mejor liga del mundo causó impacto. Sus números en las temporadas en los Blazers hablan por sí solos. Aunque lo
mejor es rastrear en Youtube y observar lo que este tío era capaz de hacer en
una cancha de baloncesto. Los reticentes tuvieron que admitir que se
encontraban ante un tipo superlativo, clase a raudales y caballerosidad. El
mejor pívot que ha pisado una cancha de basket.