Uno de los debuts discográficos más impactantes de los últimos años fue el de Myron Elkins con Factories, Farms & Amphetamines en 2023. Con tan sólo veintiún años el músico de Michigan iniciaba su carrera de una forma espectacular con un disco repleto de buen country rock cantado con una voz impropia de alguien tan joven. Producido por Dave Cobb, llamó la atención de selectos círculos como el Huercasa Festival donde ha actuado en dos ediciones consecutivas. Estoy deseando verle en directo y que pasee toda su clase por pequeñas salas donde su música se puede elevar hasta el infinito y más allá.
Lejos de darle continuidad y repetir con un disco con el mismo patrón sonoro que el anterior, que tampoco hubiese estado mal si las canciones son buenas, Elkins ha optado por profundizar en su veta soul con excelentes resultados. Son diez canciones en apenas cuarenta minutos y no hay ni una de relleno. Todas buenas. Las benditas influencias podrían ir desde Solomon Burke, Clarence Carter hasta por supuesto la Creedence o Allman Brothers Band. La voz de Elkins es perfecta para sumergirse en ese bendito cruce de caminos entre el rock y el soul. Imbatible.
La incredulidad sigue presente y es inevitable al escuchar a este joven de veintitrés años cantar de esa manera, con esa profundidad, algo que se percibe desde la inicial Red Ball, una inmejorable apertura provista de un trotón y sugerente ritmo soul donde ya aparece con una clase de no te menees la consabida sección de viento a cargo de Art Edmaiston (saxo) y Marc Franklin (trompeta) que se luce al final del tema en perfecta comunión con el piano de Rick Steff y las guitarras de Avry Whitaker, Billy Gunther y Caleb Stampfler. La canción que da titulo al álbum es un arrebatador número de soul profundo que capta a la perfección el sentimiento de nostalgia al que hace referencia el título. Y es que Elkins se fue a Memphis a grabar tras cuatro años deambulando y comprobando que hace falta mucha suerte, contactos y demás para hacerse un hueco en el show business. Lamerse las heridas en el santuario de la música soul y entregar un disco tan jodidamente bueno está al alcance de muy pocos.
Escucho God Bless The Rain y me digo por millonésima vez que es imposible que este muchacho sólo tenga veintitrés años. Su voz tiene un poso sureño profundo y evocador y hace que estés irremediablemente atento a las letras. La sensación que transmiten muchos de los temas de este disco es la de un tipo con el alma rota que ha encontrado en la música un lugar en el que perderse y refugiarse. Es imposible no caer rendido ante maravillas como Easy Target donde el piano y órgano de Rick Steff se lucen sin necesidad de raros aspavientos. Lo cierto es que todos los músicos involucrados están en perfecta sintonía con la voz de Elkins. Mención especial merece el baterista y productor, Ricky Laduke.
Desgraciadamente tengo la sensación de que este músico no está teniendo la repercusión que se merece. El nivel de de sus dos discos es apabullante y ambas rodajas no tienen nada que envidiar a los mejores álbumes de gente como Chris Stapletton, Marcus King o Sturgill Simpson posiblemente tres de mis favoritos en ese género tan atractivo y legendario como es el country soul. Livin And Learnin canción que cierra de forma majestuosa el disco (y que podría figurar en el mejor disco de The Faces) es tal vez el mensaje al que hay que aferrarse, lo que todos hacemos. Como escribió Myron en su Instagram: Este álbum es para todos los soñadores, currantes y outsiders.
En apenas tres tardes he devorado El consentimiento, el debut literario de Vanessa Springora que se editó hace cinco años, pocos meses antes de la pandemia, y que sacudió de arriba a abajo la sociedad francesa. Y no es para menos. Porque lo que cuenta Vanessa en esta extraordinaria novela es desgarrador, un tema por el que demasiadas veces se pasa de soslayo o no se aborda como se debiera. Quiero pensar que algo cambió tras la publicación de esta excelente novela. El tema del que trata sigue desgraciadamente de actualidad. De hecho hace unos días hubo una manifestación en el Congreso pidiendo que los delitos de abusos contra menores no prescriban.
Bien, de eso nada más y nada menos trata la novela de forma brillante y con un armazón literario de órdago. Es evidente que el lector no puede sustraerse a unos hechos terribles como también es manifiesta la habilidad de Springora para tratar ese tema y numerosos y peliagudos recovecos que le rodean con lucidez y con un irresistible torrente de palabras. La autora hace especial énfasis en como durante unos años la intelectualidad francesa de izquierdas no sólo miro para otro lado con estos asuntos sino que increíblemente perpetró cosas tan horribles como firmar una carta abierta que se publicó en Le Monde en 1977 a favor de la despenalización de las relaciones sexuales entre menores y adultos. Nauseabundo.
Abordar un tema tan turbulento de forma tan lucida como lo hace Springora es algo más que encomiable porque su habilidad literaria está fuera de toda duda. En esta pequeña novela la autora nos cuenta como con trece años conoció y cayó en las redes de un prestigioso escritor francés, Gabriel Matzneff que además se jactaba en su literatura de sus escarceos con adolescentes, vanagloriándose y trufándola de un halo místico que desgraciadamente tenía sus acólitos. De hecho por estos lares, hubo un desgraciadamente célebre escritor ya fallecido que escribió cosas deplorables sobre sus conquistas adolescentes en Japón. Puto asco.
La autora cuenta su historia con determinación, sin rodeos, entrando en detalles y se hace preguntas a priori tan de sentido común que resulta chocante y absolutamente increíble que no sólo no se hicieran en su época sino que en tiempos pretéritos se le diese pábulo a conductas deplorables. Porque el consentimiento nunca puede ser dado por un menor desprovisto por completo del desarrollo humano e intelectual necesarios. Que sin duda la responsabilidad cae siempre en el adulto y que querer vender otra cosa es mezquino y está fuera de la ley. Hay pasajes verdaderamente aterradores en esta pequeña novela, momentos que hacen que te revuelvas y no des crédito a semejante esperpento. Por ejemplo, uno de los que más me llamó la atención es cuando la protagonista acude a la casa de un filósofo rumano, Emil Cioran que poco menos le indica que tiene que estar agradecida de ser la musa de Matzneff que debería ser un honor ser elegida por alguien así. Para flipar.
El otro día antes de llegar a casa, incluso desde la calle antes de entrar en el portal escuché No One Else Like Me de The Red Clay Strays a todo trapo. Era Unax que la estaba ensayando con la guitarra. Que no te digo que me lo mejores, iguálamelo. Made By These Moments es uno de los discos actuales que le ha volado la cabeza y lo flipa con la voz de Brandon Coleman y las guitarras de Drew Nix y Zach Rishel. Ayer mientras visionábamos por millonésima vez No Surrender de Bruce Springsteen & E Street Band acompañados por Brian Fallon en Hyde Park, Unax dijo que tenía que ser la hostia salir ahí interpretar tu música y que el personal se vuelva loco. Que ojala le sucediese al él aunque sólo fuera en el Antzoki, ja ja. Ante la pregunta de que preferiría eso, o meter el último triple para ganar lo que sea en basket no dudo ni un instante, la música.
A la tarde había tenido una conversación similar con Maialen sobre música y literatura. No me voy a poner grandilocuente ni excesivamente sensiblero pero lo cierto es que ambas contribuyen a que la vida sea mucho mejor. No les otorgo propiedad curativas ni nada parecido. En especial la música es sin duda mi arte favorito, no hay un día sin que escuche al menos un disco, y la emoción y sensación de euforia que siento puede que se parezca a lo que se obtiene con... En fin, está estudiado que libera dopamina y serotonina y supongo que todo tendrá que ver con cada uno en particular, pero en mi caso el poder de la música es tremendo. Me interesa todo lo que tenga que ver con la música, me deleito con su escucha y me gusta indagar en los procesos creativos que la desencadenan y también los ensayos sobre esta jugosa disciplina. Mi siguiente objetivo es Tu cerebro y la música de Daniel J.Levitin, bajo el certero subtítulo de El estudio científico de una obsesión humana.
Hoy hemos conocido la noticia del fallecimiento de Robert Redford. El actor estadounidense ha muerto a los ochenta y nueve años de edad mientras dormía en su casa de Utah. Sin duda uno de mis actores favoritos de la historia. Un tipo con un carisma arrollador y una filmografía la mar de interesante. En dos películas coincidió con mi adorado Paul Newman, ambas, Dos hombres y un destino y El Golpe las he visto infinidad de veces y no me canso jamás. Muchas veces se ha mencionado eso tan manido de la química entre los componentes del reparto. La de estos dos era brutal, inmejorable, difícilmente superable.
Además de un rico y variado trabajo actoral Robert Redford fundó el Festival de Cine de Sundance nombre tomado de su personaje en Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid) en el original. Desde allí impulsó su inequívoco gusto por el Séptimo Arte en el cual también desarrollo una interesante carrera como director. De hecho consiguió el Oscar al mejor director con su debut, Gente Corriente. También en esa faceta son muy interesantes Quiz Show, El río de la vida,La leyenda de Bagger Vance y Pacto de Silencio.
Complicado escoger películas favoritas de este gran tipo. Me encanta la inocencia y buen rollo que desprende en Descalzos en el parque junto a Jane Fonda, bebo los vientos por Las aventuras de Jeremiah Jhonson donde Redford está como pez en el agua; tremendo en Los tres días del Condor junto a Faye Dunaway; tengo un cariño especial por Brubaker, película que marcó mi infancia igual que unos pocos años después también me noqueó en Los Fisgones junto a River Phoenix, Sidney Poitier y Dan Akroyd. Voy a elegir dos momentos sublimes de su filmografía; la escena en que se conocen los personajes interpretados por Paul Newman y Robert Redford en El Golpe y ese momento frente a un acantilado en el que Sundance le confiesa Butch Cassidy que no sabe nadar...
Yesterday, while Unax watched Bruce Springsteen and the E Street Band's Madison Square Garden concert for the umpteenth time during the reunion with the band, he told me how perfect the Backstreets intro was. His passion for Springsteen's music and his band, far from diminishing, grows daily. In fact, it is unstoppable. Just like his passion for playing basketball. Just today, one of the parents who has known him since he was little, told me something I've heard many times before: your son's eyes light up when he plays. It's pure passion. The same every time when he listen to Bruce Springsteen & E Street Band, The Beatles , James Morrison o Al Green.
The first time we saw Springsteen & E the E Street Band together was on April 30, 2023, in Barcelona. The opening couldn't have been better. My Love Will Not Let You Down is one of my favorite setlist openers. Without a doubt. That day we cried, jumped, and laughed to the incandescent rhythms of the E Street Band and Springsteen. We did it again the following year and were rewarded with a luxurious twist: Racing in the Street was a sublime moment. And we always, always, go crazy with Spirit in the Night and Tenth Avenue Freeze-Out. It's impossible to point out all the brilliant, exhilarating moments that happens at a Bruce Springsteen & E Street Band concert. We continue to enjoy his contagious passion for what he loves. Today marks his eighteenth birthday.
A cuatro escasas horas en autobús de Bilbao se encuentra Burdeos, capital de la región de la Nueva Aquitania. Tras Paris, Marsella, Lyon y Lille es la quinta ciudad más importante de Francia. No he estado en las otras cuatro por lo tanto no tengo con qué comparar lo que si puedo escribir es que Burdeos me ha encantado. Es una ciudad en la que perderse continuamente por sus calles llenas de peculiares comercios, tascas de lo más variopintas y un ambiente colorido y cultural por doquier. Me ha llamado poderosamente la atención la cantidad de librerías y de tiendas de comics y de música que puedes encontrar por sus calles. Lo cual me hace pensar, tal vez en un exceso de optimismo, en que hay mercado para todo ello. Que en la ciudad palpita la cultura por todos los rincones. Y eso para Su y el menda es gloria bendita. Así lo he percibido y con esa eufórica sensación he vuelto.
Además de lo señalado la arquitectura de la ciudad tiene un atractivo descomunal. Predomina el etilo neoclásico con importantes retazos de gótico y con una presencia constante de elementos contemporáneos. Mi rincón favorito de la ciudad es la Grosse Cloche cuya historia se remonta al siglo XIII. El aspecto que luce hoy en día data del siglo XVIII y cuando entras a la Rue Saint James lo mejor es contemplar al detalle los comercios que hay a cada lado de la calle hasta llegar a la Plaza de Fernand Lafargue y atisbar al fondo un retrato de James Brown que preside un bar llamado L´Apollo. Mejor imposible. Fotos del mítico programa Soul Train decoran sus paredes. En mi salsa.
Todo el barrio de Saint Paul merece ser pateado de arriba a abajo que fue lo que hicimos sin mapa ni gps. Lo mejor es ir intercalando calles de arriba a abajo, de izquierda a derecha, dejándote llevar por el impulso irresistible que tienen su calles por cierto atestadas de personas, la mayoría mucho más jóvenes que nosotros ja ja. Es lo que hay. Vive la Jeunesse! Muy cerca de ese barrio se encuentra otro imprescindible: Saint-Michel donde merece la pena visitar la Basilica de St Michel y acercarse a la puerta de Porte de Bourgogne. Una tarde que comenzamos paseando por el Barrio de Saint-Michel terminamos en la otra punta; disfrutando también de Saint Pierre habiendo pasado por la espectacular Porte Cailhau construida hace más de 500 años y en la que merece la pena detenerse un rato largo.
Lo cierto es que el primer día antes de ponernos en marcha y por primera vez en mi vida acudí a uno de esos Free Tour de un par de horas que nos sirvió para tomar contacto con la ciudad y conocer algunos detalles interesantes para emprender el vuelo en solitario. El primer día suele ser habitual llenar la agenda con cosas que quieres hacer, plantearte visitar las cercanas Arcachon o Saint Emilion pero finalmente lo desechamos y pateamos a gusto y sin prisas por Burdeos. Por ejemplo reservamos una mañana para cruzar el Pont De Pierre para dirigirnos a Darwin Eco-Systeme un espacio diferente, alternativo, respetuoso con el medio ambiente que tienen el reciclaje como eje y con interesantes muestra de arte callejero. En interesante contraste a la tarde visitamos el Barrio Chartrons y tal vez encontramos muchos comercios cerrados y no supimos sacarle todo el partido posible. Con lo que hay que volver. Si o si.
Dos ilustres neoyorquinos (al menos en mi casa) publicaran en los próximos meses sendos libros de memorias. Voy a empezar por riguroso orden de aparición en la escena musical de los noventa en New York City, porque es en esa urbe que tan a fuego tengo metida en mi imaginario cultural donde empezaron sus carreras Jesse Malin y Huey Morgan. Puede que a priori y a posteriori también, la música de ambos sujetos no tenga nada que ver pero yo por supuesto si la veo. Seguro que a ambos les flipa Sam Cooke. Y el soul. Es un buen inicio. El mejor de los comienzos diría yo.
Tal vez sin haber cumplido todavía los sesenta tacos se antoja muy pronto para escribir unas memorias, o quizás no, seguro que ambos tendrán jugosas historias que contar y como confío plenamente en sus habilidades para ello espero con ansia hacerme con ambos. Almost Grown se publicará en abril del próximo año. Ya está en preventa. La carrera de Jesse Malin comenzó cuando era un adolescente hiperactivo de Queens que encontró en el rock´n roll una pasión a la que dedicarse en cuerpo y alma. Despuntó siendo un imberbe con Heart Attack y se hizo grande en los círculos undeground de NYC con D Generation, seminal combo de punk rock. Desde que comenzó su carrera en solitario hace más de veinte años su discografía es esencial en mi hogar. Adoro su trayectoria en solitario. Y la máxima de la misma la define Jesse Malin de esta forma: Me gustan las buenas canciones, y los grupos que tocan baladas tranquilas y cosas fuertes en el mismo disco. Añado, y que surcan diferentes estilos musicales sin complejos, en perfecta y extraña armonía como sus adorados The Clash.
Desconozco si hay algún plan para que el libro se edite en castellano. Lo dudo. Si no es así haré ese esfuerzo extra y lo leeré en inglés. Faltan todavía unos cuantos meses para que se edite y es probable que venga acompañado de un disco nuevo, mientras, es un placer recurrir por enésima vez a rodajas tan bellas y especiales como Sad And Beautiful World, Sunsent Kids, New York Before The War, Love It To Life, Glitter in the Gutter o The Fine Art Of Self Destruction... Toda la suerte del mundo a Jesse en en su proceso de recuperación.
Ty Segall es junto a Jim Lauderdale y Daniel Romano uno de esos músicos extremadamente prolíficos a los que trato de seguir la pista en vano porque es imposible adecuarse a su alto ritmo de publicación. Pero, a menudo, cuando me sumerjo en su nueva obra en cuestión, el resultado es mas que satisfactorio. Una gozada de hecho. Possesion editado el pasado mes de mayo juega en la liga de Freedom´s Globin, mi disco favorito de su extensa discografía. Ambos trabajos tienen puntos en común, pero también jugosas y variadas diferencias.
Possession me ha entrado a la primera escucha. Me ha resultado irresistible desde la primera canción, Shoplifter, que no es que empiece a toda marcha precisamente, de hecho se va construyendo de una forma super elegante, con arreglos de cuerda, violines aportando interesantes matices y con la fundamental y arrebatadora aparición del saxo de Mikal Cronin en el minuto 2.43 que lleva la canción a los altares. Curiosa forma en la que termina con un fragmento a capella y unos coros la mar de curiosos. Sin respiro el tema que da título al álbum es directamente uno de los singles más arrebatadores de la carrera de Ty Segall y mira que el tipo tiene temas resultones a cholón. Cool es la palabra que la define. De esas canciones que tiene un punto vacilón que la hace irresistible.
En la reseña de la prestigiosa revista Mojo el titular no puede ser mas significativo, algo así como el garajero encuentra a su Beatle interior, una sensación que tuve de forma precisa sobre todo al escuchar el tema que cierra el álbum Another California Song donde la influencia de Lennon es evidente. Me hizo gracia leer esa misma impresión en Mojo. Pero antes de esa final tan chulo quiero señalar unos cuantos temas que no me quito de la cabeza. Como esa poderosa Shining con la puntillosaguitarra de Ty Segall y que según avanza me la imagino en la voz de Kurt Cobain...Una sección de viento perfectamente insertada y arreglada por su inseparable Mikal Cronin da un toque perfecto al tema.
Skirts Of Heaven tiene un comienzo que podría ser un perfecto homenaje a Ozzy Osbourne y evoluciona de una forma curiosa y atractiva con arreglos de cuerda y trombones. Fantastic Tomb arranca con un chulísimo riff de Segall y cuando se le añade la sección de viento piensas que, efectivamente, eso encaja ahí a la perfección. Y lo mejor para el final con efectivo y abrasador solo de guitarra con Ty luciéndose con un sonido. Es imposible no pensar en Bowie en el inicio de The Big Day. Fantástica la aparición vocal en falsete a cargo de Ty para que de inmediato de nuevo una juguetona sección de viento se mezcle a la perfección con los coros. Otro temazo de traca que termina de una forma hipnótica con el piano. Tanto Hotel como Alive no bajan el nivel y el cierre con Another California Song es inmejorable. Ahora a ver si viene a presentarlo por estos lares.
En realidad se llamaba Susan Alexandra Weaver pero se lo cambió por Sigourney nombre de un personaje que aparece en el Gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald. Se cuenta que le gustó su sonoridad y que era muy llamativo. Ya había demasiadas Susan en el teatro. Desde luego es un nombre poderoso, sonoro, pizpireto y le va perfecto. Por si fuera poco Sigourney nació en Manhattan y su primer papel en el celuloide fue en Annie Hall de otro ilustre neoyorquino, Woody Allen. Es seguro que uno de sus personajes más icónicos sea el de la Teniente Ripley en la saga de Alien. Mentiría si escribiese que está entre mis películas favoritas.
Puede que me cautivase por primera vez en Los Cazafantasmas, donde luce espectacular, pero yo ahí todavía era un terrible infante. Algunos años después ya me enamoró por completo en Armas de mujer... Pero no sería hasta mediados de los noventa cuando caí rendido antes sus interpretaciones en El año que vivimos peligrosamente (recuerdo verla en el programa de televisión Que grande es el cine de Jose Luis Garcí), Dave presidente por un día, La muerte y la doncella, Copycat y sobre todo La tormenta de Hielo de Ang Lee donde comparte protagonismo con Kevin Kline. Algunas de de mis escenas favoritas de su filmografía están en ese film.
He seguido su carrera desde esa época y todavía hoy en día disfruto con su presencia e interpretaciones. Sin ir más lejos el año pasado estuvo espléndida cuando le dieron el Goya Internacional. Conservaba todo su carisma y esplendor y esta semana he visto una película (Una buena casa) en la que de nuevo comparte protagonismo con Kevin Kline. El film no es una obra maestra, ni mucho menos pero tiene su encanto y su papel es una golosina que Sigourney borda como tantas otras veces.
En apenas cuatro días me he ventilado La extraordinaria vida de Little Richard escrito por Mark Ribowsky, autor también de otros libros desgraciadamente no traducidos al castellano como The Supremes: A saga of Motown Dreams, Success and Betrayal o Signed, Sealed, Delivered: The Soulful Journey of Stevie Wonder a los que ya me gustaría hincar el diente. En cualquier caso el de Little Richard se lee de un tirón, de forma frenética, tal y como era su música a mediados de los cincuenta; un torbellino imparable de dimensiones bíblicas, algo catártico y rompedor que perdurará por los siglos de los siglos. El autor con habilidad literaria y pasión por la música de este hombre, nos cuenta todo sobre Richard Wayne Penniman y desde luego el título no exagera lo más mínimo.
Es curioso comprobar como a pesar del impacto que supuso la música de este hombre y sus compinches (lo puso todo patas arriba y sin duda abrió el camino para otros) su discografía es un what if de manual... Porque más allá de los dos primeros discos, que en realidad eran recopilatorios de los singles más populares de sus comienzos, Little Richard ya sea porque no elegía bien el productor, los músicos, el estudio o simplemente porque era un tarambana de mucho cuidado jamás logro tener un discografía sólida, contundente... Vivió y así se relata de forma estupenda en el libro de su apabullante directo. Y es que sobre las tablas tenía pocos rivales y de sus modus operandi tomaron buena nota James Brown o The Beatles.
Ribowsky se detiene profusamente en casi todas las grabaciones acometidas por Little Richard y también en sus abundantes y delirantes devaneos sexuales, aspecto con el que parecía estar en una lucha constante el bueno de Ricardito. La lucha constante entre la religión y el rock como camino pecaminoso me ha recordado a Fuego eterno. La historia de Jerry Lee Lewis de Nick Tosches aunque el de Tosches es muy superior, con mucha más enjundia. Como también le sucedió a Jerry Lee Lewis, Little Richard encontró en Inglaterra una aliada fantástica para las giras que eran lo que le daban de comer. Hay unas cuantas anécdotas cachondas sobre el poderío de Ricardito sobre las tablas. Y es que el muy cabrón sabía a ciencia cierta que el que saliese después de el a tocar lo tenía más que crudo. ¿Se acordará Yoko Ono de lo que les pasó a ella y a su célebre marido en un festival en Toronto? Seguro que si. Ja, ja.
Otra conexión suprema es la que existió entre Jimi Hendrix y Little Richard. El célebre guitarrista de Seattle estuvo durante un tiempo en la banda de Ricardito y su resumen es el siguiente: Mal pagado, mala vida y quemado. Ja, ja. En fin que trabajar con Little Richard no parecía fácil en absoluto. Hay muchos ejemplos de su actitud desafiante, cambiante y peligrosa no sólo sobre el escenario sino cuando se bajaba de el. Otras veces le daba por el Señor ja ja. Lo cierto es que me he echado buenas risas con muchos pasajes a cual más rocambolesco y loco. La mayoría tienen que ver con el enorme ego de este sujeto. La lectura ha culminado poniendo toda pastilla Here´s Little Richard y eso amigos sigue siendo un artefacto colosal cuyo impacto perdura en nuestros días.
Ayer murió a la edad de setenta y seis años Ozzy Osbourne. Se me ocurren pocos cantantes tan carismáticos, excesivos y arrolladores como el frontman de Black Sabbath. Su legado en el combo de Birmingham es aplastante y su carrera en solitario, especialmente a comienzos de los ochenta, es una rica y jugosa muestra de lo bien y diferente que puede volar un cantante por su cuenta. Su deceso ha conmocionado el mundo del rock´n roll ya que su influencia es eterna y se extiende por múltiples solistas y bandas. Durante muchos años su vida fue un exceso constante pero eso no le impidió tener una producción amplia y muy variada. Tuvo el tino de elegir siempre a grandes músicos. Se rodeó a menudo de los mejores.
La primera vez que escuche a este sujeto fue cuando mi colega Rober me dejo una box set titulada Black Sabbath: The Ozzy Osbourne YearsComplicado explicar con un par de frases el impacto que tuvo en mi el tema The Wizard, el segundo corte de su debut.... Esa armónica que sopla Ozzy secundada por una de las mejores secciones rítmicas de la historia con Geezer Butler al bajo y Bill Ward a la batería con el poderoso riff de Tony Iommi... Buaaaaahhhhhhhh. Sigue siendo uno de mis temas favoritos de su amplia discografía. Me sorprendió por todo, quizá, sobre todo porque me esperaba otra cosa al haber escuchado siempre o leído que estos tipos eran los precursores del heavy metal y sin duda lo eran pero esos primeros seis discos con Ozzy son mucho más que eso.
De modo que una vez que mi amigo Rober me dejo esa espectacular caja que piratee (ha prescrito) haciendo hasta una imitación de la original con cartulina y demás, después cuando comencé a manejar algo de panoja me pillé las reediciones de Paranoid y de Master Of Reality que junto al debut son mis favoritos aunque realmente como dijo Henry Rollins; Sólo lo puedes confiar en ti mismo y en los seis primeros álbumes de Sabbath. Conocí tan mítica sentencia como no en Popular 1. Escuchar la música de este peculiar combo sigue siendo tan excitante como cuando les descubrí. Siempre encuentro matices nuevos, recovecos inesperados. Una experiencia sonora enriquecedora.
Su carrera en solitario comenzó de forma inmejorable con esos dos primeros discos acompañado del añorado Randy Rhoads, Blizzard of Ozzy Diary of a Madmanque exploran vías diferentes a su sonido en Sabbath con brillantes resultados. Una forma de volar por su cuenta increíblemente elegante y resultona. Guardo como oro en paño la caja Prince Of Darkness que me regaló hace veinte años mi amigo Rober. Esa box set es una forma fantástica de descubrir el legado en solitario de Ozzy más allá de su icónica presencia metalera. No olvidemos que Ozzy era un furibundo seguidor de los Beatles, banda por la que siempre dice que se animó a dedicarse a la música. Descanse en paz.
Confieso que mientras me llevan a Santo Domingo de la Calzada escuchando una selección musical envidiable y espectacular perpetrada por el menda (Al Green, Tom Petty & Heartbreakers, Fun Lovin´Criminals, Solomon Burke, Allman Brothers Band, etc...) pienso que al llegar el recinto va a salir un presentador tipo Popotxo el de la Orquesta Mondragón y va a anunciar que no han podido traer el cartel que anunciaban pero que en su lugar van a salir al escenario sus homólogos mexicanos no sindicados: Marquitos el rey, Negrito el fantástico y Las Teclas Negras... Pero, ¡qué va! ¡Son los auténticos! Espectacular cartel que llamó mi atención desde el mismo día que se anunció.
Llegamos al recinto de Rockland Art Fest a eso de las 18 horas con un interesante calor pero enseguida aposentamos nuestros culos a la sombra mientras escuchamos a lo lejos primero la música seleccionada y después Girlband que sinceramente suenan bien, pero hemos venido con un objetivo claro y hay que guardar fuerzas para nuestros objetivos. De modo que tras salir un momento al coche para comernos el bocata volvemos y nos ponemos en las primeras filas o casi para ver al primer objetivo de la noche.
The Marcus King Band
Con algo de retraso respecto al horario previsto a eso de las 19 horas salen al escenario Marcus y su banda. Y desde el principio me cautivan. Buen sonido, ejecución perfecta y la voz de Marcus maravillosa. En principio, puede que el personal vaya a deleitarse con su pericia a la guitarra, de la que da buena muestra todo el concierto, pero lo mejor es escuchar su voz preñada de soul en temas lentos como Goodbye Carolina, Beautiful Stranger o Wildflowers wine. La apertura con The Well se me antoja perfecta y las interacciones guitarreras con Drew Smithers marcan los momentos álgidos del concierto que culmina de forma inmejorable rindiendo pleitesía a The Allman Brothers Band con la eterna Ramblin´Man. La sensación de haber visto a una artista en plena forma y al que le queda mucho recorrido dada su insultante juventud. La hora que está sobre el escenario se nos hace corta pero ya sabíamos que iba a ser así. De esos que si vuelve a una sala vamos como un cohete.
Fantastic Negrito
Una vez que termina Marcus King salimos disparados a situarnos en las primeras filas con Fantastic Negrito. Y llegamos justo a tiempo. Como cuando le vi en el Festival de Blues de Bilbao hace unos años la aparición de Fantastic Negrito es explosiva y me pone a cien desde el primer minuto. Que carisma se gasta el muchacho. Se mueve por el escenario con desparpajo y derrocha entusiasmo en
cada nota. Su música es una sugerente mezcla de soul, funky y rock que atrapa por vista y oídos. Sus letras son un aviso para navegantes y tengo la fortuna de escuchar en directo Living with the strangers y I Hope Somebody´s Loving You de su último disco, Son Of a Broken Man, mi favorito de su interesante discografía. La pega es que como los conciertos arrastraban un retraso el concierto apenas dura cincuenta minutos que nos saben a poco. Ganas de pillarle en una sala.
The Black Keys
Confieso que antes de acudir al Festival hago algo que nunca suelo hacer, chequear el setlist. Compruebo que los amigos Auerbach y Carney pasan por completo de su último álbum, Ohio Players por el que el menda se pirra. Que se va a hacer. En cualquier caso tienen temas para hacer un show más que atractivo. De hecho siempre he pensado que son una máquina de componer canciones bailongas y super efectivas que me ponen de buen humor. Y con los años les he ido prestando más atención, apreciando mucho su música. La gozo desde el inicio con los dos fundadores de la banda atacando Thickfreakness, The Breaks y I´ll Be Your Man pero el asunto mejora cuando se incorporan los músicos que los acompañan que ofrecen una cobertura más que jugosa en cuanto a coros e instrumentación. De hecho tanto los hermanos Gabbard como Chris St.Hilaire son fundamentales.
El personal estuvo entregado durante la hora y media que dura el show. Me hizo mucha gracia en los bis cuando a escasos metros la chavalería empezó a entonar el celebérrimo tema de White Stripes para solicitar que volviese la banda. Pero acaso no saben que Jack White y Dan Auerbach se llevan a matar. En fin, juventud divino tesoro te vas para no volver... Era la primera vez que veía a la banda en directo y me gustaron mucho. Mis momentos favoritos llegaron con las canciones más bailongas que estos tíos bordan: Fever, Everlasting Light, Tighten Up o la traca final con Little Black Submarine y la mega exitosa Lonely Boy. Auerbach se mostro juguetón en el escenario y se le veía disfrutar mientras que Carney puede competir perfectamente con Rich Robinson en simpatía. Vaya elemento, se piró disparado. Y mi sensación con el baterista es que es el menos dotado con su instrumento de los músicos que hay sobre el escenario, aún así muy buen concierto.
Hace unos días Matt Cameron anunció que deja Pearl Jam. Han sido 27 años desde que llegó a la banda para sustituir a Jack Irons en la gira de presentación de Yield. Lo que parecía algo puntual, un favor entre amigos, hay que recordar que Matt grabó las maquetas de Ten junto al resto de la banda, se convirtió en una estancia duradera, el batera que más tiempo ha estado en el grupo. Sin embargo para muchos seguidores su presencia no ha aportado nada reseñable. Con él no han grabado ningún disco realmente potente y una sensación muy extendida entre sus die hard fans es que no han sabido sacarle jugo a su indudable pegada. Es evidente que no ha grabado ningún disco tan bueno como Ten, Vs, Vitalogyo No Code pero en su trabajo en estudio con la banda hay hallazgos interesantes.
Lo cierto es que el debut en estudio de Matt no fue la mejor carta de presentación. Dudo mucho que Binaural editado en mayo de 2000 sea el álbum favorito de ningún seguidor de la banda. Me gustan mucho algunas canciones de ese disco (Light Years, Thin Air, Off The Girl o Grievance) pero el conjunto era muy irregular y escuchando años después Lost Dogs comprobé que habían descartado temas mejores de los que acabaron incluyendo como Sad, Hitchhiker, In The Moonlight, Fatal o Education. De haberlas incluido podría haber sido un disco mucho mejor. Esas cinco canciones podrían se mis favoritas de Binaural de haberse incluido. Ahí lo dejo. En directo Matt cumplía con creces, se fue adaptando poco a poco y siempre que le vi en directo mi sensación era no sólo que encajaba sino que es un batera tremendo.
Comercialmente las cosas no mejoraron con su siguiente álbum; Riot Act. Tampoco creo que sea el favorito de nadie pero sabiendo que estoy en minoría absoluta, que nadie va a compartir mi punto de vista, creo que es un muy buen disco, mejor que cualquiera de los últimos a excepción de su sorprendente recuperación el año pasado con Dark Matter. No cabe duda de que fue el momento más bajo en cuanto popularidad en la carrera de la banda. Pero el menda pocas pegas le puede poner a canciones como Can´t Keep, Save You, Thumbing My Way, You Are, 1/2 Full o All Or None o las caras be Other Side y Down. Casi todo el mundo estaba de bajón con la banda pero yo disfruté mucho con esa oscura etapa que se documenta muy bien en el Live At The Garden.
Pasaron cuatro años entre la edición de Riot Act y el disco del Aguacate. El regreso fue muy sonado y celebrado. La gira de ese año les trajo al Azkena y ciertamente fue un excelente concierto. Me gustaron mucho y me volví a deleitar con Matt Cameron a las baquetas porque, por si no se ha notado me chifla como toca este tipo desde que le descubrí con Soundgarden. Sus aportaciones compositivas en Pearl Jam han sido escasas pero bastante peculiares y distintivas como Unemployable uno de mis temas favoritos del Aguacate.
A partir de ahí los siguientes discos de Pearl Jam en los que participó Matt Cameron fueron Backspacerdonde contribuyó con el single The Fixer que ciertamente me sigue pareciendo un tema la mar de resultón, y después no rescato nada ni de Lightning Bolt (el peor disco de la banda) ni de Gigaton ambos carentes de inspiración por los cuatro costados. El año pasado me sorprendieron muy gratamente con Dark Matter por eso me choca que justo ahora lo deje Cameron. Percibía una clara recuperación de la mano del productor Andrew Watt pero el bueno de Matt parece que opta por dejarlo. Respect. A ver si se anima a grabar otro disco en solitario, muy apreciable aquel Cavedweller o se junta con sus compinches de Soungarden, Kim y Ben, en fin, que haga lo que le de le la gana. Faltaría más. Ahí van mis interpretaciones favoritas de este hombre con Pearl Jam. Sale un Top Seventeen muy chulo.
Este fin de semana he acudido a la celebración de los diez lustros de un colega. Incontables recuerdos musicales jalonan nuestra trayectoria. Una pasión común a la que en el pasado sacamos chispas a tutiplén. En el álbum de fotos había instantáneas de cuando fuimos a ver a AC/DC a Las Ventas en el 96, a Corrosion of Conformity, Soundgarden y Metallica en La Peineta ese mismo año, a Mark Lanegan en Vitoria en 2001 o a Fun Lovin Criminals tb ese mismo año en la sala Jam de Bergara. Eran tiempos en que quedábamos a menudo y nos intercambiábamos material a saco. Hacíamos a todo y estábamos pendiente de las novedades. Mi colega sigue siendo un apasionado del rock´n roll pero se ha quedado en el pasado al igual que otros amigos. Es respetable. Cada uno tiene que hacer lo que le apetezca. Seguir su camino sin interferencias.
Me chocó la confesión de otro colega que me dijo que no compraba el Popu desde hace más de veinte años. Ja, ja. Insisto cada cual tiene que seguir su camino y a veces se rompe ese cosquilleo de escuchar nuevos discos, de descubrir nueva música. Lo cierto es que como escribí en un post anterior es tal la cantidad de música de la que disfrutar que podrías perfectamente marcar una línea y quedarte sólo con lo que se editó de 1996 para atrás por ejemplo. Y no te daría la vida. Ja. Pero no se trata de eso y sobre todo al menos en mi caso hay un asunto fundamental: seguir disfrutando de la música en directo. Mi grado de excitación ante la posibilidad de escuchar en vivo a bandas que publican material en la actualidad permanece intacto. Es más fantaseo con la posibilidad de que pasen por aquí artistas y bandas que me están proporcionando grandes momentos hoy en día.
Estamos en la mitad del año y ya tengo más de una veintena de discos echando fuego en la plataforma esa que no citaré aquí ni por un millón de dólares. Y les estoy sacando un jugo que no veas. Con estas temperaturas escandalosas en la Euskal Herria tropical dos discos se han hecho un hueco fundamental y son la banda sonora perfecta para una locaza como el menda: Return To Zero de Neal Francis y Pleasure de Young Gun Silver Fox, tengo un par de discos de lo que algunos etiquetan como americana que me están flipando; Life is Strange de Garrett T. Capps y American Man, American Music de Ron Pope; me ha sorprendido lo nuevo de The Dirty Guv Nahs, Promises, mis mañanas suelen comenzar con la energía hard rockera de The Damn Truth, sigo recurriendo a las noches al personal blues de Early James en Medium Raw; y el mejor soul está presente con el tremendo Heal Me Good de Yufu. Bebo los vientos por Living between the lines, el excitante debut de Frank Meyer. Mucha mandanga rica y sabrosa.
Mi historia con Bruce Springsteen & E Street Band en directo llega a su fin. Le he podido ver en ocho ocasiones y se me antojan pocas, muy pocas. Y desde luego tenía que haber empezado antes, mucho antes pero que me quiten lo cantado y bailado. He disfrutado de lo lindo con la energía y la forma de interpretar de este hombre y su banda. Apoteósico el show que vi el 26 de julio de 2009 en San Mamés con un setlist apabullante, difícilmente superable. Tal fue la voladura de cabeza, que unos días después fui a Valladolid y la volví a gozar de lo lindo con once cambios en el repertorio. Tuvieron que pasar muchos años para las siguientes ocasiones pero han sido muy especiales porque las he disfrutado con Unax al que la música de Springsteen le flipa más de lo que pueda escribir con palabras. Las tres veces en Barcelona acompañados por Amaia, Elena y Grushecky fueron muy chulas, especialmente la del 22 de junio de 2024. Escuchar ese día en directo Atlantic City, Reason to Believe, Spirit in the Night, Backstreets o una descomunal Racing in The Street me dejo un regusto exultante. Y ahora voy con lo sucedido en Donosti, con luces y sombras... Pero muchas más luces, más bien rayos y centellas.
21/06/2025
El sábado Unax y el menda nos plantamos en las primeras filas para disfrutar de nuevo. Hacía una temperatura ideal para estar ahí apretaditos. Unas finas gotas de lluvia nos vinieron de perlas para cuando vinieron las apreturas. El concierto comenzó puntual a las 21:00 y Springsteen empezó con No Surrender. No le escuché bien de voz ni en la primera ni en las dos siguientes My Love Will Not Let You Down, Land Of Hope and Dreams... Es algo que a veces sucede hasta que se calienta la voz pero cuando se tienen 75 tacos surgen las dudas. Afortunadamente Springsteen tomó cierto respiro con las siguientes Death To My Hometown y Lonesome Day y Rainmaker que se prestan a apoyarse más en los coros.
A partir de ahí el asunto mejoró sensiblemente y el sexteto siguiente fue lo que más me gustó de la noche, especialmente las chispeantes y desgarradoras Youngstown, Murder Incorporated y las eternas The Promise Land y Hungry Heart donde se da un buen baño de masas por las primeras filas. Sin olvidar que tanto Darkness of The Edge of Town como The River fueron también muy entrañables. Long Walk Home mantuvo buen nivel pero a partir de ahí el concierto dio un bajonazo con las cinco siguientes. De todas las veces que le he visto es algo que no me había sucedido antes.
Afortunadamente Badlands vino al rescate y me enganché otra vez para ya si disfrutar con el encore final porque no importa las veces que haya escuchado Born To Run y Tenth Avenue Freeze-Out, se que cuando llega Born in the USA es buen momento para ir a orinar y hasta alturas de la vida disfruto y mucho con Bobby Jean, Dancing In The Dark (y mira que despotriqué en su día, ja ja) y Twist & Shout. De hecho esta última me hubies parecido un final perfecto pero dado el leit motiv político que tiene esta mini gira pues ahora termina con la cover de Dylan Chimes Of Freedom.
En definitiva otro buen concierto de Springsteen y su banda, con momentos de flaqueza (que te puedes esperar), otros muy brillantes y un conjunto en general bueno. Creo que de las que le había visto hasta ese momento fue la que menos me gustó. Aún así tenía esperanzas, aunque no muchas para ser sincero, de que el asunto mejorase el martes. Mi relación con la música de este tipo y su banda es tan especial que quería un broche oro, algo más grandioso, mejor que lo del sábado y de forma inesperada lo obtuve el martes.
24/06/2025
Ayer fue una jornada de esas inolvidables. Por muchos motivos. Era la primera vez y seguro que la última que íbamos toda la familia a ver a Springsteen ya que finalmente Unax convenció a Maialen y Su ya venía dispuesta a pasárselo pipa. Nos pusimos en la parte de atrás de la pista delantera, buena visibilidad y sorteamos lo mejor que pudimos el calor. Pena que causaba baja Little Steven. El concierto empezó con diez minutos sobre la hora prevista y en esta ocasión Springsteen atacó Lonesome Day. Mejor elección para empezar que No Surrender, no porque me guste más, que ni de coña pero creo que le viene mejor. Y desde el principio me pareció que estaba más cómodo. Prove It all Night no hizo sino corroborar mi impresión y encima este tema debutaba en este tramo de gira. Le volví ver sufrir con la voz en Land and Hope and Dreams que creo que de las que más le cuesta junto a No Surrender.
Mi tramo favorito encabezado por Atlantic City que no había sonado el sábado y que jamás me canso de escuchar. Además creo que le va perfecta a su voz y me emociona mucho esa parte final con todas las coros secundando a Bruce. La otra novedad fue My Hometown que también me chifla y que le va perfecta a su estado vocal. Como siempre Promise Land y Hungry Heart son más que bien recibidas, para mi deberían ser fijas siempre. Tanto en Youngstown como en Murder Incorporated la guitarra de Nils Logfren, excelso las dos noches, echa chispas. Estaba tan flipado en esos temas que tarde un rato en darme cuenta de que el cielo se estaba poniendo muy chungo con rayos y relámpagos triunfando ya con Long Walk Home. Nada más empezar House of a Thousand Guitars Unax recomendó sabiamente a Su y Maialen que era el momento de ir al baño. Se salvaron por poco de la que cayó a continuación ya que al poco de empezar Springsteen anunciaba que lo iban a dejar un rato...
Salimos despavoridos hacia los baños y allí permanecimos refugiados. Con la que caía di por hecho que se suspendería. Al de media hora paró de llover y en el pasillo de acceso a la grada oigo los primeros acordes de Growin´Up. Escopetado a pista otra vez. Una interpretación sentida, curiosa y totalmente inesperada. Le siguió My Love Will Not Let You Down. Perfecto. Mucho más todavía cuando al amigo le dio por deleitarnos con Darlington County y Working on the Highway en unas interpretaciones deliciosamente rabiosas, imperfectas y caóticas. Rock´n roll. Y cuando nos tuvo a sus pies se descolgó con una seductora y maravillosa I´m on Fire... Y sinceramente creo todo este setlist diferente dudo mucho que estuviese previsto... Fue un plus acertado a más no poder. Hoy en día a Springsteen no le pido que aborde temas mucho más complicados y que adoro como Incident on 57th Street, Rosalita o Jungeland. Se que no las va a tocar y me parece muy inteligente estando en un estadio darle cancha a su disco más popular repleto de grandes canciones: Born in The USA.
Mi grado de excitación desde que se reanudo el concierto fue en aumento y terminé dándolo todo. El estado de ánimo es fundamental y justo cuando era mi cumpleaños sonó Born To Run y de ahí al final, al igual que el sábado, lo pase pipa (con la inclusión de Glory Days), disfrutando más que nunca de la presentación y desarrollo de Tenth Avenue Freeze-Out y bailando de lo lindo con Twist & Shout especialmente con el intervalo de percusiones latinas que me chifla. Incluso el final con la versión de Chimes Of Freedom de Dylan me supo diferente. Si este va a ser el último concierto por estos lares de este tipo y su banda, perfecto.
Antes de juntar unas líneas sobre lo vivido en Donosti en las últimas fechas me veo en la obligación de recordar un año más que tal día como hoy hace veintinueve años se publicó Dustde Screaming Trees un disco colosal que ya estás tardando en escuchar si es que no lo has hecho ya. Cuatro años después el mismo día la banda ofreció su último concierto en el Memorial Stadium de Seatle. Veinte mil personas abarrotaron el recinto. Lanegan, los hermanos Conner y Barrett Martin tenían grabada la continuación a Dustpero como no encontraron sello para distribuirlo lo guardaron en un cajón y años después gracias a Martin se editó Last Words: The Final Recordings excelso final para la trayectoria de una banda muy infravalorada. No en mi casa donde son adorados y reverenciados. El año que viene espero seguir con esta matraca. Hasta el fin de los tiempos.