La HBO se ha labrado una merecida reputación en la ficción televisiva
norteamericana. Son incontables las series que han triunfado entre público y
crítica. Mi primer recuerdo del logo de esta cadena está ligada a una de las
mejores series de la historia: Los Soprano. Afortunadamente la HBO ha seguido apostando por material
de calidad y solo hace falta consultar su catalogo para buscar de inmediato un
hueco a sus ficciones. Esta semana he alquilado en el videoclub Mildred
Pierce, una miniserie de cinco capítulos que adapta la novela del mismo
título de James M Cain. Este autor
es uno de los tótemes de la literatura negra en Estados Unidos. Su obra más
conocida fue su debut literario El cartero siempre llama dos veces que ha
conocido al menos dos muy buenas adaptaciones
en el cine.
Mildred Pierce fue su cuarta novela y ya conoció una adaptación
al cine dirigida por Michael Curtiz titulada Alma en suplicio. En 2011 la HBO decidió realizar una miniserie y el
proyecto cayó en manos del director Tood
Haynes (Velvet Godmine, I´m not there o Lejos del cielo con la
que por el tono le encuentro similitudes. Haynes
ha acertado adaptando este material sin estridencias dándose tiempo para contar
la historia con calma apoyado en un plantel de actores más que solvente. Destacan Kate Winslet al que estos papeles
parece que le van como anillo al dedo, Guy Pearce que está realmente bien en el papel de un rico bastante asquerosillo y Evan Rachel Wood como Veda, un personaje que merecería un post para ella sola.
La trama tiene lugar en
Los Angeles durante la Gran Depresión de los años 30 donde Mildred Pierce madre
de clase acomodada, decide dejar a su marido Bert y criar a sus hijas ella
sola. A partir de ahí tiene que buscarse el sustento por su cuenta con todo lo
que ello suponía en aquella época y empieza a trabajar de camarera, todo un
choque para una persona con un status mucho más alto. Pronto Mildred ve la
oportunidad de crecer y crear su propio negocio. En ese aspecto las cosas le
irán bien. En el aspecto familiar la cosa se complicará mucho más por la
tormentosa e insana relación que tendrá con su hija mayor.
Una de las señas de
identidad en la literatura de James M
Cain y en el género negro en general es la presencia de la femme fatale en
contrapunto al hombre. En este caso hay una figura de esas características pero
enfrentado a otro personaje femenino porque esta es la relación enfermiza entre
una madre y su hija. Todo se articula en torno a eso enriquecido por el
conjunto. La ambientación como siempre en los productos de la HBO es impecable.
La historia está situada en los años de la Gran Depresión y al verle te das
cuenta de que esto siempre es lo mismo, que las crisis de este sistema se
repiten y serán eternas.
La serie tiene uno de esos
personajes odiosos que se quedan grabados a fuego. Veda es una niña que parece
un tanto repipi y engreída y que cuando crece tiene unos aires de grandeza
insoportable. Es un ser tortuoso para los que le rodean, capaz de cualquier
cosa por ser la protagonista del cotarro. A veces puede parecer exagerado de
tan malo pero basta mirar alrededor en nuestras propias vidas para percatarse
de que hay gente así más cerca de lo aconsejable. Por lo menos la Veda de Mildred
Pierce era una buena cantante de opera.