viernes, 13 de abril de 2018

David Bowie. Aladdin Sane

Tal día como hoy hace cuarenta y cinco años se publicó Aladdin Sane el primer disco de David Bowie que llegó al número uno en el Reino Unido. Se vendieron una buena cantidad de copias en pedidos anticipados tal era la expectación ante lo nuevo del futuro Duque Blanco. Un álbum que sigue a The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars lo tiene jodido lo mires por donde lo mires pero lo cierto es que Aladdin Sane es otra obra en la que perderse a gusto y de un nivel similar. Ok, aceptemos que The Pretties Star ya había sido grabada antes y eso le resta puntos y que la versión de Let´s spend the night together de los Stones no es que sea la hostia aunque el piano de Gerson tiene su punto. Pero es que el resto es canela en rama, todos los temas tan buenos como los del famoso Ziggy.

Cuando Bowie afrontó la grabación de este álbum ya era una estrella. Podría haber tomado un camino más convencional, ir a lo seguro, repetir la fórmula pero como fue una constante en su carrera el amigo David tomó un desvío y rocío el disco con inesperados y suculentos hallazgos sonoros. El papel del pianista Mike Garson es esencial, un tipo que dotó a varias canciones de un imaginativo e irresistible toque al piano, instrumento vital en esta grabación. De hecho Garson comenta que no hay entrevista en la que no le pregunten por el solo al final del tema Aladdin Sane, un pasaje sublime en el que piano y saxo se entrecruzan a las mil maravillas. Y ese aspecto va a ser una constante en casi todo el álbum.



Watch that man abre con un inequívoco regusto stoniano un disco en el que las canciones más inmediatas y que tienen un lazo más claro con su predecesor son The Jean Geniey y The Pretties Star. Temas para tararear a todas horas. Pero lo sublime son piezas fascinantes como Drive-In Saturday con un chulisimo tratamiento vocal en los coros o Panic in Detroit inspirada en lo que Iggy le contó sobre los disturbios en la ciudad del motor y que también cuenta con unos coros vitales. 

Cracked Actor tiene un inicio aplastante y una poderosa guitarra de Mick Ronson cuya labor en todo el disco también es muy destacable. Por ejemplo en Time se luce con un par de solos estratosféricos. La armónica también juega un papel fundamental. Y dejo para el final dos canciones poderosas, inusuales, algo extraterrestre con una instrumentación a la que no puedo dejar de prestar atención: Time y Lady Grinning Soul en ambas de nuevo la labor de Garson al piano es hipnótica. Menudo puto descubrimiento. Discarral.