domingo, 29 de noviembre de 2015

Cracker. Sala HellDorado 28-11-15

Mucho más que expectativas cumplidas. Lo de ayer a la noche fue como un sueño. Tomé la decisión correcta. Pero ahora quiero más. Haré lo posible por volver a ver a Cracker en el WOP Festival el próximo 12 de diciembre. Ahora trataré de explicar lo vivido ayer en la mejor sala de conciertos que existe por estos lares: HellDorado. La primera sorpresa fue que antes de salir hacia Vitoria me enteré de que iba a asistir al concierto mi primo Oscar (bajista de Gruff), tipo con el que llevo compartiendo la pasión por el rock´n roll desde la más tierna adolescencia. Nuestros caminos se han juntado en innumerables ocasiones y nos lo hemos pasado pipa. Ayer parecíamos dos putos Fraguel enloqueciendo con el despliegue de Cracker sobre el escenario.
 
He de confesar que llevaba dando la caca a mis amigos con este concierto bastante tiempo. Compré la entrada a mediados de noviembre y desde la sala me informaron que la venta de tickets iba rápida. Iba a ser un lleno. Aforo repleto. 300 afortunados que tuvimos la suerte de ver en acción a una banda clásica en un excelente momento de forma. Nada de tirar de nostalgia. Un presente tan estimulante como su glorioso pasado de tal forma que sonaron muchos temas de su fenomenal último disco Berkeley To Bakersfield. Otra rodaja clásica que añadir a su repertorio. En realidad la noche se puede resumir en que podíamos haber estado otras dos horas y cuarto con temas de Cracker que no sonaron ayer y hubiésemos salido igual de flipados. Y no es una exageración porque apenas tocaron temas de Forever, Gentleman´s blues o Sunrise in the land of milk and honey.
 
Jamás me suelo fijar en detalles técnicos en los conciertos. Escapan a mi entendimiento. La información al respecto me la suele aportar Diego qua ayer no estaba, pero mi primo Oscar que conoce al respecto me comentó en varias ocasiones que le flipaba como eran capaces de interpretar muy diferentes tipos de canciones sin apenas cambiar instrumentos o pedales y esas historias. Simple y llanamente dando a cada canción lo que necesita en cada momento. Con una precisión espectacular. Yo así lo sentí. Pasaban de trallazos rockeros y algunos con ese toque punkarra que tanto me gusta a delicias country servidas a fuego lento.
 
En escena Hickman y Lowery no puden ser más diferentes. Es un curioso y divertido contraste. El guitarrista y ocasional vocalista es la viva imagen de la emoción y el entusiasmo. Un tipo que vive el rock´n roll con pasión y dotado para sacar el máximo rendimiento a su instrumento. Lowery parapetado tras sus gafas de sol, es más serio y sobrio, parece que canta enfadado y eso me encanta. Ambos son esenciales en la banda y los músicos con los que venían les secundaron a la perfección.
 
 
Tengo especial fijación por los temas de apertura de los conciertos. Una buena elección es fundamental. Y Seven Days cumple ese requisito. Nos llevó en bolandas y le siguieron con igual soltura California Country Boy, Euro Trash GirlGet on Down Road. Los temas de su último disco no desentonan con clásicos como el mencionado Euro Trash Girl,  This is Cracker Soul, Sweet Potato o Get of This. Y cayeron sorpresas y favoritas personales como The world is mine, una explosiva Time machine, One Fine DayWeddin Day o Another Song about the rain. Con esas dos últimas ya se me caían las lágrimas y todo. Hickman interpreta los temas con un entusiasmo desmedido que contagia a sujetos volubles como yo. Uno de esos conciertos míticos que suceden cada cierto tiempo compartido con alegría con buenos amigos. Y a repetir.
 
 
 
 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Mark Lanegan. Last One In The World

Hoy cumple 51 años Mark Lanegan, uno de mis cantantes favoritos de todos los tiempos. Siendo sincero no conecto casi nada con sus últimos lanzamientos discográficos, exceptuando Houston, pero máximo respeto para este hombre. He tenido la fortuna de verle en directo varias veces en pequeñas y humeantes salas y han sido momentos gloriosos. Noches mágicas en las que te sientes feliz de estar ahí en ese instante. Tal vez un día se reúnan Screaming Trees, o quizá Lanegan vuelva a grabar como en sus primeros diez años de carrera en solitario aunque lo más seguro es que siga investigando en nuevos sonidos. Y no se lo reprocho, faltaría más. Que yo no encuentre el feeling de sus trabajos en los Trees o de sus primeros cinco discos en solitario no quiere decir que no le dedique siempre unas escuchas a lo nuevo que edite. Y si no me gusta siempre puede recurrir a joyas como esta Last One in the world.
 
 

sábado, 21 de noviembre de 2015

Thomas Harding. Hanns y Rudolf

Por muchas películas y documentales que haya visto sobre el nazismo o por muchos libros y ensayos que haya leído sobre el holocausto el estupor sigue ahí. Es imposible no quedarse perplejo ante tamaña atrocidad a pesar de vivir en un mundo repleto de barbarie por todas las esquinas. Comparto esta reflexión tras leer Hanns y Rudolf, el estupendo libro que ha escrito Thomas Harding sobre la persecución de un judío (Hanns) que logró escapar del nazismo a tiempo, refugiarse en Gran Bretaña, luchar con el ejército inglés y convertirse en el hombre que atrapó a Rudolf Hoss, uno de los máximos responsables del desgraciadamente Campo de Concentración de Auschwitz.

Thomas Harding es sobrino nieto de uno de los protagonistas de este libro Hanns Alexander. En el entierro de éste se enteró de que su tío abuelo había sido uno de los máximos responsables de la detección de Rudolf Hoss y uno de los más valiosos combatientes contra los nazis cuando los aliados ganaron la guerra. Comenzó a investigar en la vida de su familiar y se le ocurrió que tenía que plasmar todo eso en un libro. Le llevó cinco años darle forma pero el resultado es espectacular.

Para documentarse Harding se entrevistó con una de las nietas de Rudolf Hoss que actualmente vive en Washington y que le contó al autor de este libro que tiene un muy buen recuerdo de su abuelo, que era una persona sensible y cariñosa. A Thomas Harding esta declaración le dejo estupefacto pero le reafirmo más en que tenía que contar esta historia. Relatar la vida de alguien culto y educado que llega a ser el responsable de la muerte de más de dos millones de personas en un campo de concentración.

El libro alterna un capítulo dedicado a Rudolf Hoss y otro a Hanns Alexander. Se cuentan sus vidas en aquellos convulsos tiempos. Vidas que seguramente se parecían a la de muchos de sus conciudadanos. Pero la de ambos tomaron caminos extremos. Hoss pasó a engrosar la tristemente célebre nómina de los nazis más despiadados de todos los tiempos y Hanns Alexander la de un judío que pudo huir del caos y que se enroló en el ejército británico para convertirse en uno de los más concienzudos y eficientes perseguidores de los nazis que han pisado la faz de la tierra.

sábado, 14 de noviembre de 2015

St. Vincent

Esta lluviosa tarde he ido mi video club habitual (el único que queda en mi pueblo) con la intención de alquilar la quinta temporada de Mad Men. Estas dos últimas semanas he terminado de ver online la cuarta pero me resulta un rollo ver las pelis o las series así. Mi tele todavía es de las de culo, y culo muy gordo, y tengo que ver el material en el ordenador y casi siempre doblada. Además hasta que la consigues poner, tras las cuatro o cinco inevitables ventanas emergente de porno, que te acaban distrayendo de tu objetivo inicial, en fin que prefiero pillarlas en original. 

La serie no la tenían pero me la traen para mañana de modo que me he puesto a enredar a ver si cazaba alguna película que llamase poderosamente mi atención. Estoy descolocadisímo en cuanto a cine actual y cuando escribo actual me refiero al último lustro o más. Entre las novedades que ya no lo eran tanto he visto la caratula de una película en la que aparecía el peculiar y socarrón careto de Bill Murray acompañado de Naomi Watts y otra actriz que no conocía. He leído el argumento y me ha llamado la atención lo suficiente como para alquilarla. Y me he echado unas risas. Suficiente para el menda un viernes a la noche. 



La película está hecha a la medida de Bill Murray, uno de mis actores favoritos de siempre. Las primeras escenas ya nos dejan claro por donde van a ir los tiros. Vemos al personaje de Murray moviéndose por sus derroteros habituales, esto es, dándole a la botella, viviendo en una casa en la que el orden no existe, apostando en carreras de caballos, juntándose con una prostituta a la que parece tener en exclusiva...

Todo cambia cuando al de unos días de esta variopinta rutina aparecen por el barrio un niño y su madre que van a ser sus nuevos vecinos. Por circunstancias laborales de la madre un día le tiene que dejar al niño con Murray y ahí empieza una relación especial entre este peculiar trío. La película no tiene ningún elemento sorpresivo, ni transgresor, a los diez minutos te das cuenta de que es la habitual película que podría triunfar en Sundance donde va a ver moralina pero durante los minutos que dura te diviertes con unas cuantas situaciones rocambolescas en las que Bill Murray vuelve a ser el rey de la comedia y eso para mi es más que suficiente. Tal vez todo este material en las manos de otro director con más agallas sería mucho más rompedor pero a pesar de que sabes como se va a conducir el tema y adivinas como va a terminar te lo pasas bien. Salvando las distancias, algo parecido a lo que ocurría con Gran Torino aunque creo que la de Eastwood es muy superior. Pero insisto Murray es bienvenido, por lo menos en mi casa.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Allen Toussaint. Sala BBK Bilbao 08/11/15

Ayer a la noche tuve la fortuna de ver a Allen Toussaint. Bueno, verle, verle no le vi demasiado ya que a pesar de estar en la primera privilegiada fila estábamos tapados por la enorme cola de piano de Toussaint. Pero ha sido un detalle menor ante el espléndido despliegue musical que se ha cascado este hombre de setenta y siete años secundado por tres certeros músicos. Especialmente Renard Poche que se encargaba de la guitarra y que también ha soplado la flauta en un tema. Espectacular. Anonanado me quedé con este sujeto.

Me comentaba mi amigo que con la cantidad de canciones míticas que tiene este hombre podía haber estado sobre el escenario tres horas y todavía se quedarían temas en el tintero pero no le puedo poner ninguna pega a lo que presencié ayer. Clase a raudales y una ejecución perfecta. Un estilo peculiar y singular. Toussaint es un mito y lo que vimos ayer una demostración de que se puede conjugar diversos estilos musicales con naturalidad y que el resultado sea algo más que atractivo. Sonaron algunas de mis canciones favoritas en un medley que incluyó Fortune Teller y Working in a coal mine. Y abordó completas las inevitables Mother in law y Get Out of my life woman.

Reconozco que antes del concierto tenía mis dudas. Uno piensa que a un tipo de 77 años tal vez le cueste mucho más ofrecer un recital a la altura pero Toussaint está en muy buena forma. Nunca ha sido un cantante espectacular pero ayer llevó el repertorio a su terreno con una facilidad pasmosa y nos deleitó con su maestría al piano. Y por supuesto mencionar tanto a Chris Severin al bajo como a Henry LeBeaux a la batería, ambos perfectos a sus respectivos instrumentos. Una noche inesperada. Mi momento favorito una instrumental que según mi informó mi colega había grabado con Joe Herny. Pero no recuerdo el título.

sábado, 7 de noviembre de 2015

David Lee Roth. She´s looking good

No hay nada mejor en estos tiempos confusos que dejarse llevar por la propuesta de David Lee Roth. Para interpretar con clase una canción que antes se ha cepillado Wilson Pickett hay que estar muy loco, tener mucha cara y no rendirse nunca. Roth cumple los tres requisitos. Y además tiene ancestros judíos. Mientras siguen los rumores acerca de una gira europea que nunca llega lo mejor es perderse en el material clásico de Van Halen y en la carrera en solitario de este tipo. Una semana más con todos ustedes, el único e inimitable David Lee Roth. Y no será la última vez, ja, ja, ja....