Ayer a la noche tuve la fortuna de ver a Allen Toussaint. Bueno, verle, verle no le vi demasiado ya que a pesar de estar en la primera privilegiada fila estábamos tapados por la enorme cola de piano de Toussaint. Pero ha sido un detalle menor ante el espléndido despliegue musical que se ha cascado este hombre de setenta y siete años secundado por tres certeros músicos. Especialmente Renard Poche que se encargaba de la guitarra y que también ha soplado la flauta en un tema. Espectacular. Anonanado me quedé con este sujeto.
Me comentaba mi amigo que con la cantidad de canciones míticas que tiene este hombre podía haber estado sobre el escenario tres horas y todavía se quedarían temas en el tintero pero no le puedo poner ninguna pega a lo que presencié ayer. Clase a raudales y una ejecución perfecta. Un estilo peculiar y singular. Toussaint es un mito y lo que vimos ayer una demostración de que se puede conjugar diversos estilos musicales con naturalidad y que el resultado sea algo más que atractivo. Sonaron algunas de mis canciones favoritas en un medley que incluyó Fortune Teller y Working in a coal mine. Y abordó completas las inevitables Mother in law y Get Out of my life woman.
Reconozco que antes del concierto tenía mis dudas. Uno piensa que a un tipo de 77 años tal vez le cueste mucho más ofrecer un recital a la altura pero Toussaint está en muy buena forma. Nunca ha sido un cantante espectacular pero ayer llevó el repertorio a su terreno con una facilidad pasmosa y nos deleitó con su maestría al piano. Y por supuesto mencionar tanto a Chris Severin al bajo como a Henry LeBeaux a la batería, ambos perfectos a sus respectivos instrumentos. Una noche inesperada. Mi momento favorito una instrumental que según mi informó mi colega había grabado con Joe Herny. Pero no recuerdo el título.
1 comentario:
Esa fue la mítica St James Infirmary, que en su parte central le endosó la marcha fúnebre, algo que suele hacer en la parte final.
Yo también estoy en una nube porque no se puede tener màs clase. Diría muchas cosas pero ya te las conté todas ayer jaja
Los musicos tienen el duende de NOLA, y quien no vea eso no sabe nada de nada.
Fue maravilloso y en parte no ver sus manos deslizarse por el piano fue un ejercicio de saber concentrarse en lo que realmente importa.
La próxima Dan Penn y uno ya se puede morir a gusto jajaja
Un sueño hecho realidad y un placer compartir con usted.
Love & Happiness
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