Aunque de pequeño leí unos cuantos comics (sobre todo de Mortadelo y Filemón y de Zipi y Zape) y alguno que otro de la Marvel nunca fui un fiel seguidor del llamado noveno arte. Lo abandoné pronto y me perdí muchas publicaciones interesantes. Ahora, desde que trabajó en una librería poco a poco me estoy metiendo en el mundillo de la novela gráfica y estoy sorprendido de la variedad y calidad que se puede encontrar en este mundillo.
Mientras coloco multitud de comics y novelas gráficas voy descubriendo joyas interesantes y la última que me ha cautivado sobremanera ha sido Contra las cuerdas de James Vance y Dan Burr. Esta obra es la continuación de Reyes Disfrazados. Ambas están ambientadas en la Gran Depresión en Estados Unidos. Una época por la que siento fascinación y de la que he visto muchas películas y leído abundante material. Un periodo histórico que da mucho juego y en el que me pierdo con gusto.
Esta obra me entro por los ojos. Mi compañero la puso en la mesa de las novedades y en cuanto la vi quise leerla. Además venía recomendada por Dave Gibbons y Alan Moore y por otros prestigiosos dibujantes tan prestigiosos como Will Eisner. Los elogios eran más que merecidos.
Contra las Cuerdas atrapa desde las primeras páginas. Tiene un arranque espectacular y mantiene el nivel hasta el final. La ilustración es muy chula y está muy cuidada. Es una gozada fijarse en los detalles de los dibujos porque recrean con estilo la época. Así lo percibo yo al menos. Pero claro puede ser que en ese aspecto el menda esté muy perturbado por todas las películas de gánsters que he visionado.
Según avanzaba el relato me recordaba a Las uvas de la ira. Y eso es el mejor de los piropos. El guionista James Vance se ha currado una historia política y social en la que el protagonista, Fred Bloch trabaja en un circo ayudando en un número de escapismo mientras hace correo de los sindicalistas en la clandestinidad. Es un soñador que pretende cambiar el mundo y de vida pero que se encontrará con múltiples trabas.