lunes, 26 de octubre de 2009

Paul Newman en Veredicto final

La derrota y la desesperación han sido mil veces retratadas en el cine. Los personajes en situaciones al límite dan mucho juego. En esta tesitura es fácil dejarse llevar y no hurgar en la herida. Quedarse en la superficie sin sacar todo el provecho al cotarro. Hay ejemplos de ello en Hollywood. Y también de lo contrario. Esas películas en las que alguien saca petróleo de un material digamos convencional.Veredicto final es una de esas. Pertenece al selecto grupo de films que te remueven las entrañas. Y en mi caso lo hace por la actuación espectacular de Mr Paul Newman.

En un oscuro bar, en una esquina vemos de lado a un tipo que esta jugando en una maquina de pin ball. Es Frank Galvin (Paul Newman) deprimido, abandonado, dejándose llevar mientras busca la fortuna siempre esquiva en una ridícula maquina del millón de dolares. La cámara recoge su desesperado rostro, su frustración al comprobar que le toca perder otra vez. Y van… En las siguienes escenas se nos muestra a Frank ojeando las esquelas de los periódicos y arrastrándose por diferentes pompas fúnebres en busca de clientes. Finge ser amigo del difunto y ofrece sus servicios a viudas y demás potenciales clientes. No se puede caer mas bajo.

Después le vemos ufano, parlanchín contando chistes en un bar frente a unos cuantos que le ríen las gracias mientras apuran sus cervezas. De vuelta a casa se arrastra literalmente por su despacho y la emprende contra el mobiliario. En esta primera media hora el director Sydney Lumet nos ha presentado con mano maestrA a un perdedor, a un tipo que es un auténtico desastre, que ya no cree en nada ni en nadie. La redención parece estar lejos. Sin embargo al personaje de Paul Newman se le presenta una última oportunidad. Un caso con el que ganar fácilmente 70.000 dólares, mucho más de lo que un pobre diablo como él podría soñar a estas alturas.

El caso es sencillo. En un hospital perteneciente a la Archidiócesis de Boston una un error en la anestesia a una embarazada la ha dejado en coma irreversible. La iglesia no quiere ver comprometida su reputación y el dinero fluye. Sencillo. Pero una lucecita se enciende en el cerebro de Frank Galvin. Sabe que si coge la pasta no se lo perdonará en la vida. Sabe que ese dinero es una soga en su cuello. Es el puto descenso a los infiernos. Si por el contrario lleva a juicio a la Iglesia tal vez haya una oportunidad para el. Algo se mueve en su interior y ya no lo puede parar. Vida.

Así de esta forma comienza Veredicto Final una de las mejores interpretaciones de Paul Newman. Y eso son palabras mayores, amigos. Porque si, la película esta muy bien, la trama es interesante, el resto de actores esta tremendo (especialmente James Mason) pero lo de Newman aquí es para exhibirlo en las Escuelas de Interpretación. Su composición es tan brillante que hace que todo pase a un segundo plano. Que te quedes perplejo ante semejante actuación. ¡Que bueno eres Newman!