El debut de Neal Casal fue Fade Away Diamond Time y se editó en 1995. Producido por Jim Scott (Tom Petty, Johnny Cash o Wilco) se grabó en una mansión que había pertenecido a Dean Martin, un lugar llamado Palacio Del Rio donde Neal Casal tuvo la suerte de contar con unos cuantos músicos curtidos en mil batallas a los que me imagino gozándola dando forma a las sublimes canciones de este disco. Bob Glaub (bajo), Don Heffington (batería), John Ginty (piano), Fooch Fischetti (pedal steel guitar) y Angie Mckenna (coros) contribuyeron de forma decisiva a elevar estas tonadas a una categoría superior. Sin olvidar las puntuales pero certeras intervenciones de Greg Leisz (pedal steel guitar), las voces de Julie Christensen y Janiva Magness en dos temas o la propia labor del productor Jim Scott como percusionista en un tema al igual que hace George Drakoulias en otro.
El álbum se abre con una de mis canciones favoritas del extenso catálogo de este hombre: Day In The Sun. Una barbaridad de canción cantada con una sensibilidad suprema por Neal Casal al que se le unen los coros de Julie Christensen y Janiva Magness para elevar la canción todavía más si es que eso es posible. Es curioso que Neal no incluyese este tema entre sus mejores creaciones. A mi me vuelve loco. La puedo escuchar en bucle. Me chifla ese inicio con el órgano hammond preparando el terreno con la perfecta guitarra rítmica para que irrumpa sensible, maravillosa la voz de Neal Casal cantando Everybody knows a little bit of something, Everybody´s got the time to make it last, Even if tomorrow´s looking like a day dream...
Maybe California era la única canción del álbum que conocía y no recuerdo donde la escuché por primera vez. Otro clásico absoluto de su repertorio. Aunque lo cierto es que este disco de tan bueno que es parece un grandes éxitos. Me imagino que Neal tendría unas cuantas canciones compuestas durante años y cuando tuvo la oportunidad de grabarlas con esos grandes músicos lo dio todo. Y le salió de cine. En Free To Go se aprecia la influencia de Neil Young. Es el primer tema que rompe un poco con el sonido de los dos anteriores que siempre los he sentido como dos canciones con mucho soul. Aquí Neal deja desbocar algo más la guitarra en la parte final y el resultado es igual de bueno. Me imagino que en directo sería un tema que daría mucho juego.
Leaving Traces recupera la cadencia de Day in The Sun y Maybe California. Es otra pequeña joya que te va envolviendo poco a poco con la en esta ocasión más que nunca dulce voz de Neal a la que se suma la incombustible Angie Mckenna que contribuye con unos contrapuntos y subrayados maravillosos. Adoro ese pequeño solo de guitarra, tan sólo unas notas que tiene lugar en el minuto 2:05, a eso le llamo yo economía de medios, hacer las cosas con una clase y estilo de caerse de culo. Hacia el final de la canción la dulce voz de Casal se desmelena un poco y le da un toque perfecto a la canción. Otra joya. En Bird In Hand aparece por primera vez el mítico Greg Leisz cuyo pedal steel guitar se entiende a la perfección con la acústica de Neal y los teclados y el piano de John Ginty, fiel colaborador de Neal en toda su carrera y extraordinario músico. Me vuelve loco el último minuto de la canción con todos los instrumentos en maravillosa armonía...
Open Ground o Feel No pain son canciones excelsas que te envuelven y que pueden remitir en cierta forma a los sonidos de Lauren Canyon con Jackson Browne (cantante al que Neal admiraba) en el punto de mira. Como el resto de los temas del álbum una de las bazas fundamentales es la voz de Neal que se mueve a la perfección en estos sonidos más pausados y relajados con Angie Mckenna aportando unos maravillosos coros. Es fascinante la forma de cantar de Neal porque parece que te está cantándote la canción directamente a ti. No se trata de llegar a las notas y aplicarse en los tonos y demás es cantar desde el corazón. Tal vez mi momento estelar en ese aspecto es la sublime interpretación que lleva a cabo tanto en Detroit Or Buffalo una oscura cover country de una tal Barbara Keith como en Cincinnati Motel. Se me eriza el vello de la emoción.
Todos los temas merecen ser citados pero no puedo dejar a un lado One Last Time. De nuevo la contribución a las voces de Julie Christensen y Janiva Magness es definitiva. Esos coros gospel hacia el minuto 2:30...Es una canción perfecta. Esa sutil y sugerente intro con la guitarra acústica de Neal que en seguida es arropada por el hammond de Ginty.... Madre del hermoso. No se puede tener más clase. El final con Neal desbocándose en la interpretación vocal y Julie y Janiva dándole una réplica sublime. Joder, que no quieres que acabe el tema....Podría ser el cierre perfecto para el álbum pero ese honor recae en Sunday River que también es buenísima. El disco está dedicado al vuelo de Tom Casal y la vida de Maria Pardo. Nunca es tarde para descubrir música y desde este cochambroso blog tengo el deber de recomendar una y otra vez la obra de Neal Casal. Menudo regalo.