La serie creada por Jenji Kohan no deja títere con cabeza pero hilando fino con un sentido del humor muy cercano a la serie de Groening y con unos guiones imaginativos e impactantes que te dejan siempre con ganas de más. Incluso temporada por temporada el asunto va mejorando sin caer en esquemas repetidos y manteniendo los personajes desde el principio.
Drogas, inmigración, la guerra de Irak, la hipocresia de la sociedad... Todo cabe en la batidora Weeds. Servido con un innegable encanto y sin caer en lo politicamente correcto. A ello contribuyen de forma decisiva sus intérpretes. El reparto está encabezado por la deliciosa Mary-Louise Parker (como me gusta esta chica) y los que hacen de sus hijos lo bordan tanto el antisocial Alexander Gould como el carismático Hunter Parrish. No se quedan atrás el tío fumeta (Justin Kirk), el cafre de Wilson muy bien interpretado por Kevin Nealon y la colgada de Celia Hodes con la que se luce Elizabeth Perkins.
El argumento es muy atractivo. En el ficticio barrio residencial de Agrestic una muchacha Nancy Botwin se queda viuda muy pronto y para seguir con su nivel de vida en su pijo barrio comienza a a traficar con marihuana. Clientela no le falta y el negocio va creciendo. Nancy controla. Solo vende a adultos y jamas consume. Sus quebraderos de cabeza se los van a dar sus hijos, algunos vecinos a cual mas estrafalario y claro que cuando el negocio aumenta comienzan los peligros... En fin una gozada de serie. Voy por la cuarta temporada y en breve empiezo la quinta.