martes, 8 de noviembre de 2011

The Dirty Guv'nahs. Youth Is In Our Blood


En todos los artículos que he leído sobre The Dirty Guv´Nash se menciona a los Black Crowes. Se les compara con los de Atlanta una y otra vez. Y la analogía es acertada. Igual que en su día lo fue la que leímos sobre los hermanos Robinson con los Stones o los Faces. Ningún problema por mi parte. Tampoco está de mas recordar que cuando los Cuervos triunfaron además de loas y parabienes recibieron unos cuantos palos por lo de siempre. Que si se parecen mucho a los Stones. Que si el cantante se inspira mucho en Jagger o Tyler. Que si no es nada nuevo. La cantinela de siempre. Así que que ahora a The Dirty Guv´Nash les suceda lo mismo puede considerarse el ciclo habitual del rock´n rolll. Nada nuevo bajo el sol. La diferencia fundamental es que mientras los Cuervos vendieron cerca de diez millones de copias con su dos primeros discos los Dirty Guv´Nash van a tener que patearse los garitos de medio mundo y jamás podrán soñar con obtener ni un cuarto del éxito de los Cuervos. Los tiempos han cambiado, los discos apenas se venden y el rock como fenómeno de masas apenas existe. Pero da igual. Espero que estos chicos continúen en la brecha, tengan paciencia y busquen y encuentren lo que quieren porque cuando uno escucha discos como este potente Youth Is In Our Blood no puede evitar sonreir y sentirse bien, muy bien. Una maravilla de principio a fin.




Su anterior disco titulado como la banda es también otra delicia y en su día ya escribí algo sobre él. Mi entusiasmo no ha mermado en absoluto con el segundo. Todo lo contrario. Se ha multiplicado. Siento envidia al ver el vídeo de We'll Be The Light (una canción que me tiene enganchado) y comprobar cómo se lo pasan los que los están viendo en directo. Tengo unas ganas tremendas de ver a estos tipos en un garito pequeño y vivir una de esas celebraciones del rock´n roll. Me regocijo con canciones como Baby We Were Young o It's Dangerous. Me tienen ganado con esas secciones de viento reinando por todo lo alto. El timbre de voz de James Trimble es chulísimo, perfecto para las canciones más rockeras y festivas y muy adecuado en los temas más lentos y acústicos. En esta faceta también se lo montan muy bien con canciones tan chulas como Song for my beloved, Courage o Wide Awake. El disco es equilibrado tiene variedad y a estas alturas ni puedo ni quiero disimular mi entusiasmo por esta banda. Jamás volveremos a tener 16 años y que aparezca otra vez Shake your Money maker pero qué bien sienta tener 37 y estar flipando con Youth Is In Our Blood. Es verdad, la juventud está en nuestra sangre.