Mi objetivo era ir a la presentación del disco en la sesión vermú dentro del AldeaRock Festival el 31 de mayo en Aldea de San Miguel pero un evento familiar me impidió acudir a la cita. Afortunadamente tenía un agente infiltrado en tierras castellanas al que le dije que me pillase por favor el vinilo. Y que mejor regalo de cumpleaños. Hoy he vuelto a pinchar el álbum en este bendito formato y el subidón continúa ahí. Meyer ha debutado de la mejor forma posible. Un disco sin relleno, todas las canciones buenas y una forma de entender la música con la que conecto a las mil maravillas: saltando de un estilo a otro de forma juguetona y contagiosa. La misma sensación eufórica a cuando escuché The Innermost Journey To Your Outermost Mind el debut de Sami Yaffa.
Al parecer Meyer ha grabado mucho de este material durante la pandemia y se ha decidido a volar en solitario gracias a Eddie Spaguetti que le animó a dar ese paso. La carrera de Meyer hasta ahora se dividía en múltiples proyectos, el más conocido tal vez The Streetwalkin Cheetahs, dando caña también en Trading Aces o siendo el guitarrista de los míticos Fear y acompañando en la última gira por estos lares a Handsome Dick Manitoba. Un tipo muy ocupado. Pero me alegro que haya sacado tiempo para dar rienda suelta a su pasión por la música en un debut tan especial como Living between the lines.
La primera canción que escuché del disco fue Baby Dinamite, un tema super molón, de esos que se quedan fácilmente y en el que Meyer da rienda suelta a su gusto por el power pop. Fantástico el riff ejecutado por Frank Meyer que guía la siguiente canción: Family Tree comienza muy rockera y no abandona ese tono enriquecido por unos coros perfectamente empastados a cargo de Rusell Loeffler. Curioso inicio de Blue Radio con el ukelele de Matt Lake. Otra canción pegadiza a más no poder y de nuevo unos coros maravillosos a cargo de Elaine Brackin. Estos tres temas podrían abrir perfectamente un bolo de este hombre y su banda y llevar en volandas al personal.
La primera gran sorpresa llega con Piece Of Me un tema espectacular que comienza con la voz de Cherie Currie. Supongo que Frank Meyer habrá quedado más que satisfecho con la contribución de Cherie porque su interpretación es fabulosa, realmente auténtica y casa a la perfección con la voz de Meyer. Es un medio tiempo repleto de soul. No hace falta sección de vientos. Es la forma de interpretar de ambos lo que la hace muy especial igualito que lo que sucede con la siguiente Dreaming In Stero que va por otros derroteros musicales pero que es igual de espectacular. Me encanta la línea de bajo que abre el tema y ese desarrollo pausado, sugerente hasta que llega el saxo de Geoff Yeaton... Sin olvidar la forma en que termina el tema. A eso le llamo yo clase.
Tras estos dos increíbles y peculiares temas volvemos a la high energy con Goodbye Arkansas con las guitarras rítmicas de Chip Wilson y Andy Medway echando chispas y de nuevo los coros vitales, fundamentales de Rusell Loeffler que además se ocupa del bajo. La interpretación vocal de Meyer es contagiosa a más no poder con esos gritos al final que captan tu atención. Buena y trepidante batería de Mike Knutson. Se termina la primera caro dejando el nivel en lo más alto.
Claro que sabiamente Meyer se guarda la baza de abrir la segunda cara en compañía de nada más y nada menos que Eddie Spaguetti. De nuevo un espectacular riff y la chulesca voz de Spaguetti llevándose toto por delante. Otra vez Meyer se hace cargo del bajo y la batería de Mike Sessa (gran trabajo en todos los cortes en los que aparece) da la cobertura perfecta para que Meyer y Spaguetti urdan una divertida historia al margen de la ley. Repleta de sonidos curiosos con el piano, el órgano o el mellotron This Dirty Town se inicia con la voz de Meyer cantando de una forma muy distinta a cuando aborda un tema high energy y el resultado es abrasador especialmente según va avanzando la canción que acaba fusionándose con un sentido homenaje a Cab Calloway.
Todo adjetivo superlativo que quiera poner sobre Living Between the lines, la canción en la que colabora Lisa Kekaula se va a quedar pequeño. Me chifla el comienzo del tema y la primera aparición de la guitarra de Mayer. Al igual que en Piece Of Me con Cherie Curie, la aportación de Kekaula aquí es un regalo. Es evidente que Frank Meyer ha acertado de pleno con ambas. Es imposible hacerlo mejor. No me olvido del saxo de Geoff Yeaton que tiene su momento para lucirse y para sostener el tema de forma elegante ni tampoco de las decisivas contribuciones de Rusell Loeffler y Carina Vitollo a los coros. Y si, esta canción es puro soul.
Who Stole the Soul? es otro tema cañero que hubiese encajado perfectamente en el último disco de The Streetwalkin Cheetahs, One More drink. De nuevo el saxo de Geoff Yeaton se luce en otro tema que no tiene nada que ver con el anterior demostrando que este músico sabe darle a cada canción el toque que necesita. Todo un acierto terminar con Dead Winter, otra de mis favoritas, inclasificable en su estilo y precisamente por ello perfecta para cerrar un debut algo más que prometedor. Una auténtica joya. Espero que Frank Meyer siga sacando tiempo para su carrera en solitario y esto solo sea el comienzo de un viaje muy prometedor.
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