Antes de continuar que nadie piense que descuido mis deberes profesionales. En cuanto suena un timbre o algún compañero me solicita para cualquier tarea acudo raudo y veloz, tanto que ni te lo creerías. Hay rayos que dejan menos estela que yo. Y mucho menos glamourosa. Glamour no le faltaba a Parsons. Eso piensan la mayoría de sus acérrimos seguidores, esos que podrían militar en una secta y que opinan que Gram prácticamente inventó un género el solito. Porque los hay. De eso también se da cuenta, y muy bien en el libro, tanto en las reflexiones finales del autor como en unos cuantos testimonios de los implicados.
Cada capítulo del libro está estructurado de la siguiente forma; una introducción a cargo del autor en la que expone que ocurrió en un periodo concreto, seguida de los testimonios bien de los implicados o de las opiniones de autores o músicos conocedores de la obra de Parsons como Sid Griffin, Chuck Prophet, Jim Lauderdale o Mark Olson. Y no se hace redundante, sino todo lo contrario ya que el autor se limita a exponer los hechos y es gracioso comprobar como la película siempre varía según quién te lo cuente o a quién preguntes. Es un forma muy sencilla a la par que poderosa de contar una historia.
Hay varios hechos claves en la vida y obra de Gram Parsons. Me centraré en los que más me han gustado y llamado la atención. Por ejemplo la relación entre Parsons y Keith Richards de la que mucho se ha escrito y especulado. No voy a hacer spoiler pero conecto mucho con las reflexiones que al respecto realiza el autor en la parte final del libro. Siempre planeará la sombra de Parsons en temas como Sweet Virginia o Wild Horses. En lo musical parece que había una conexión casi mágica entre ambos pero también esta por medio Mick Jagger y sus supuestos celos. ¡Mick celoso! ¡Eso no puede ser! Jamás de los jamases, ja ja. En todo caso el resto de la chusma le envidia a él.
Está muy bien contada la historia musical de Gram Parsons y Emmylou Harris. La perfecta compenetración musical entre ambos. De esta cuestión diría que hay consenso. Y basta escuchar cualquier tema que grabaron juntos para percatarse, de que en efecto, ambos habían nacido para cantar juntos. La muerte de Parsons dejo muy tocada a Harris pero la chica supo encarrilar todo su potencial en una carrera más que interesante. La parte en la que se glosa la creación de los discos GP y Grievous Angel está muy bien contada. Es curioso comprobar como alguien que hacía algo más que flirtear con las drogas fue capaz de sacar adelante dos discos espléndidos rodeado de varios músicos clave en la carrera de Elvis Presley como James Burton o Glenn D. Hardin.
Me han parecido especialmente atractivas y certeras todas las intervenciones de Sid Griffin, Barney Hoskins y Jim Lauderdale. Conecto totalmente con sus aportaciones en temas musicales y vitales. Hay reflexiones muy certeras sobre el tema de las drogas. Sobre su romantización, esa idea equivocada a más no poder de que ciertas sustancias incentivan y ayudan a crear... El final de Parsons como el de tantos otros está marcado por una adicción incontrolable que le privó de haber compuesto mucho más material del que hizo. Son también muy interesantes los apuntes sobre la vida de Parsons, un tipo que tenía la vida resuelta desde la cuna y como eso de alguna manera le marcó y no precisamente para bien o al menos no le supo sacar el innegable potencial que tenía esa situación. Voy ahora con las valiosas aportaciones de mis favoritos:
Sid Griffin
Experto en la figura de Gram Parsons, autor de una biografía sobre el músico y del guion del documental Fallen Angel de la BBC (que también en su día compre en DVD), Griffin es además componente del grupo The Long Ryders. Sus intervenciones son jugosas a más no poder e indudablemente certeras. Sid no duda sobre la grandeza musical y su influencia en el mundo del country rock y he descubierto gracias a el que Grievous Angel era el álbum favorito de Tom Petty. Pero aunque le guste y mucho la música de Parsons no se muestra ciego y reconoce que Gram perdió mucho el tiempo y no supo sacar todo el jugo que tenía a su talento. Y se muestra claro y contundente sobre el abuso de las drogas y su romantización. Conecto totalmente con sus testimonios.
Barney Hoskins
¿Qué decir de Barney? Sin duda uno de mis escritores favoritos sobre música. Enormes sus libros Tom Waits, la coz cantante y Hotel California: Cantautores y vaqueros cocainomanos en Lauren Canyon. Aquí sus apariciones son colosales. Por ejemplo cuando se está tratando de la posibilidad de que Gram y Keith Richards grabasen un álbum juntos, Hoskins dice: En la neblina de los ópiaceos y la euforia de la coca, estoy seguro de que Keith lo decía en serio... No he podido descojonarme con tamaña aseveración. Pero para que el lector vea que no sólo me quedo con la mandanga, me encanta cuando Hoskins se refiere a Emmylou Harris como una persona crucial en el renacimiento de Gram Parsons.
Jim Lauderdale
Todos los testimonios de Lauderdale demuestran el profundo y sincero amor que tiene Jim por la música de Gram Parsons. No cabe duda de que fueron una influencia decisiva en su profusa discografía. Y como estudioso de toda la obra de Parsons, Jim pondera y se deshace en elogios a los músicos que participaron en GP y Grievous Angel. Sabe muy bien que la grandeza de la música a menudo, casi siempre de hecho es un asunto de equipo. Varias personas dando lo mejor de sí mismo en unas buenas canciones. No puedo terminar sin referirme a que Jim Lauderdale es uno de los mejores compositores de la historia. Un tapado cuya carrera merece ser reconocida y no puedo sino declarar sin ningún tipo de rubor que Lauderdale superó a su influencia con creces y que ahí sigue grabando música maravillosa.
1 comentario:
Rayo McQueen. Cuando acabes de sobar ese libro me lo pasas. En todo Pucela ni una misera copia. Lo tengo entre los tres primeros para adquirir. Ya si eso los cambios por el de Waits lo miramos con más detalle.
Como los cómics no te molan,Estela Plateada te viene al pelo.
Publicar un comentario