Me esperaba un film que cuidase al detalle todo el tema de la ambientación, vestimenta y esas zarandajas. Y así es. Habiendo visto varios documentales sobre Dylan te percatas de que la película recrea ese Nueva York de principios de los sesenta a la perfección. El reparto está espléndido, encabezado por un Timothee Chalamet que se mete en la piel del Dylan de esos años de forma prodigiosa en todos los aspectos; voz, gestos, incluso cuando canta las canciones de Bob. Espectacular. Atractiva y seductora a más no poder está Monica Barbaro en el papel de Joan Baez y perfecto Edward Norton en el de Pete Seger. Las actuaciones del elenco actoral es una baza ganadora. Los secundarios están también soberbios como es el caso de Dan Fogler en el papel de Albert Grossman o Boy Holbrook en el de Johnny Cash, con pocas apariciones pero de esas que no se olvidan.
La película arranca con la llegada de un joven Bob Dylan al Greenwich Village. Un perfecto desconocido obsesionado con figura de Woody Guthrie al que va a visitar a un hospital. Incluso sobre esa historia hay dudas pero, ¿Cuándo no las hay estando Dylan implicado? Ja, ja. En realidad se puede poner en duda muchas cuestiones que se cuentan en el film pero eso en el fondo es igual ya que todas esas licencias no cercenan en absoluto el buen hacer del film. En cualquier caso si que creo que el guion podría tener más garra, haber indagado de una forma un poco más clara en la relación entre Joan Baez y Bob Dylan y haberle dado más cancha a la creación musical en la parte final, sobre todo en el papel que juega la banda que graba el disco Highway 61 Revisited y no tanto al conflicto que hubo en Newport por la electrificación de Dylan en el sacrosanto lugar del folk.
Algo que consigue la película, al menos en mi caso, es tener ganas de volver escuchar a Bob Dylan. Hubo una época, a principio de los noventa en que le tenía en un pedestal y pinchaba su música menudo. Me compré unos cuantos de sus discos, me leí la biografía que escribió Howard Sounes y disfruté de lo lindo con el documental No Direction Home dirigido por Martin Scorsese. Cuando sonó en la película Like A Rolling Stone la volví a gozar como siempre, incluso en la voz de Chalamet. Sigue siendo mi tema favorito de Dylan. Después de ver la película a la noche acompañe la lectura del artículo sobre Blood On The Tracks escrito por Roberto León para Popular 1 con la escucha del mismo y me volví a deleitar con esa rodaja tan buena. Esa época podría dar para otra buena película, seguro que también estaría plagada de extraordinarias y rocambolescas inexactitudes cortesía de Mr Zimmerman.
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