lunes, 25 de octubre de 2021

BACK TO VINYL. Clifford Brown and Max Roach

Uno de los aspectos más interesantes de mi anterior empleo era además de departir con frikis como el menda sobre literatura, cine o música descubrir innumerables joyas en esas disciplinas por el contacto con la clientela. Existía un innegable y atractivo feedback que te reportaba conversaciones sui generis y llevarte a casa material a mansalva para disfrutar. Si cobrase lo que en mi actual empleo y pudiese librar un par de fines de semana al mes firmaría con sangre estar hasta el fin de los días despachando cds y vinilos. Lo único es que no sé si habría alguien al otro lado ja ja. En fin no vienen mal estos desvaríos de un boomer acabado que a continuación va a dar la chapa con un disco de jazz. Toma esa. Abstenerse seguidores irredentos del trap y al autotune ja ja ja.

Lo primero que me atrajo de este vinilo fue su portada. Curiosamente no es la original ya que ésta pertenece a una colección llamada Jazz & Images en la que prestigiosos fotógrafos ceden sus instantáneas para las caratulas de la misma. Concretamente esta es de William Claxton que despegó con sus fotos de Chet Baker y que tiene un currículo excelente. La fotografía de este álbum me chifla. Me llamo la atención en cuanto me puse a rebuscar en la sección de vinilos de jazz de la FNAC. Había una oferta muy jugosa y me hice con unos cuantos clásicos incunables y algunos otros de los que no conocía nada como este disco que investigando un poco es, efectivamente, otra de esas piezas angulares en la historia de esta música. 

Dos de los protagonistas de este vinilo fallecieron escandalosamente jóvenes en un accidente de tráfico. El trompetista Clifford Brown sólo tenía 25 años y uno menos el pianista Richie Powell. En su breve estancia por este mundo dejaron una peculiar y contagiosa forma de atacar sus instrumentos además de unas cuantas canciones deliciosas. En este vinilo aparecen tres de Clifford Brown (The Blues Walk, Daahoud y Joy Spring) y una de Richie Powell, Parisian Thoroughfare, a cual mejor. Este es el jazz que adoro. Está encuadrado en el estilo hard-bop. Pues muy bien. A fuego con el. 

Tal y como yo lo aprecio aquí hay canciones. Sin duda está la brillantez de la ejecución. Pasmosa en el caso del célebre baterista Max Roach, una cantidad de recursos alucinante, perfecta en la de Clifford Brown que se entiende de lujo con el saxofonista Harold Land y absolutamente especial y delicada la de Richie Powell al piano. Sin olvidar el preciso trabajo del bajista George Morrow. Pero lo fundamental es siempre para el que esto escribe llevarse canciones irresistibles a los oídos. Las tres que compone Brown son perfectas. Y la de Powell, pues si este tipo sólo hubiese hecho eso en la vida su paso por este mundo ya habría sido más que brillante.

El álbum se abre de forma misteriosa, sugerente con un tema, Delilah que me encajaría perfectamente en una de esas gemas del cine negro. Es una canción imbatible en la que los cinco intérpretes tienen su momento sin que su pericia técnica diluya la canción. Invita a lanzarte con el álbum, perderte en él sin remisión. Parisian Thoroughfare arrasa con todo a su paso, aquí ya se produce el primer lucimiento imbatible a las baquetas de Max Roach y tiene mucho protagonismo el saxo de Harold Land en perfecta sintonía con las sutiles intervenciones de Clifford Brown a la trompeta. La canción arranca como un torbellino y no baja el pistón en ningún momento. El primer tema firmado por Clifford Brown, The Blues Walk cierra la primera cara. Y que me aspen si esto no se ha convertido en un clásico del jazz. 

La segunda cara es tan buena como la primera y comienza como un ciclón con Daahoud donde la trompeta de Clifford Brown es la protagonista absoluta en perfecto entendimiento con el piano y el batería Max Roach. Sobre la sinergia entre estos dos colosos Miles Davis declaró que se retroalimentaban de tal forma que tras el fallecimiento de Brown el baterista Max Roach jamás volvió a interpretar de la misma forma. Dejando aparte esa consideración de Davis es un lujo disfrutar con el solo de batería de Max Roach en la mítica Jordu de Duke Jordan. Los dos temas que cierran el álbum son los más cortos y te dejan un sabor triunfal: What Am I Her For de Duke Ellington y If I Love Again de Murray y Oakland.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ole tus huevos.
Así me gusta, variedad.
Es increíble que la gente se cierre en una "clase" de música ,desperdiciando auténticas joyas de la música.
No hace mucho hablando de música con un compañero de curro,yo le iba diciendo grupos de música que me gustaban.
Pues bien, el colega me salta que que poco criterio musical tenía...porque le decía que mis gustos musicales iban desde The Cure a Elton Jhon,pasando por Springsteen,Supertramp...o Frank Sinatra y Kiss,AC/DC o la ELO, ‎Pearl Jam,Yes ,Genesis,Arctic Monkeys etc y claro el tío flipaba...
Y yo le decía que el que flipaba era yo por dejarse en el tintero escuchar tan variada música...en fin.

Larga vida al Rock&soul&Jazz&Heavy&.....MUSICA

GRUSHECKY

Jim Garry dijo...

Grushecky: Larga vida al Rock&soul&Jazz&Heavy&.....MUSICA. Totalmente de acuerdo con eso. Desde luego yo me lo paso pipa con todo el material que escucho... Anda que no hay mandanga variada y de la buena por descubrir como para quedarse en una sola cosa. Pero allá cada cual of course

Sex, love and rock´n soul