Ayer a la noche encendí un momento el televisor a eso de las once y media y estaban emitiendo en la Primera por millonésima vez El Golpe. Es una película que me acompaña desde la infancia y que no importa las veces que la haya visto. Cualquier momento es bueno para sumergirse de nuevo en esta maravillosa historia muy bien contada por el director George Roy Hill sobre un guión de David S.Ward y magníficamente interpretada por Paul Newman y Robert Redford en sus papeles principales y por secundarios perfectos como Robert Shaw, Charles Durning o Robert Earl Jones. Cacé la película justo en la escena en el tren en la que Henry Gondorf (Newman) despluma en una partida de cartas a Doyle Lonnegan interpretado por Robert Shaw. Esa es una de las escenas memorables del film.
La película está repleta de momentos inolvidables. La secuencia en la que se encuentran por primera vez Henry Gondorf (Newman) y Johnny Hooker (Redford) es prodigiosa. Un tratado de interpretación. Un joven e insolente Redford encuentra a Newman en plena resaca tirado junto a la cama, aplastado contra la pared y Redford lo lleva a la ducha para espabilarle. La cara de pilluelo encantador y subidito de Redford contrasta con la armonía de Newman que interpreta a un timador experto y canalla que se mueve con un atractivo descomunal.
El film está dividido en varios capítulos introducidos por unas viñetas ultracool con un diseño sencillo y efectivo. La música juega un papel fundamental y está indisolublemente asociada a este film. Inevitablemente cuando escuchas The Entertainter de Scott Joplin te acuerdas de la película. La trama se desarrolla en Chicago en una época por la que siento predilección: los años treinta. Es el momento de los gansters, los timadores, los pillos y demás personal dispuesto a lo que sea con total de progresar en la jungla capitalista. La ambientación es perfecta y los trajes que lucen Robert Redford y Paul Newman son quedones a más no poder, especialmente el de Redford y esa presentación que se marca cuando acude a casa de Luther horas después de haber dado el timo más grande de su vida.
El film está dividido en varios capítulos introducidos por unas viñetas ultracool con un diseño sencillo y efectivo. La música juega un papel fundamental y está indisolublemente asociada a este film. Inevitablemente cuando escuchas The Entertainter de Scott Joplin te acuerdas de la película. La trama se desarrolla en Chicago en una época por la que siento predilección: los años treinta. Es el momento de los gansters, los timadores, los pillos y demás personal dispuesto a lo que sea con total de progresar en la jungla capitalista. La ambientación es perfecta y los trajes que lucen Robert Redford y Paul Newman son quedones a más no poder, especialmente el de Redford y esa presentación que se marca cuando acude a casa de Luther horas después de haber dado el timo más grande de su vida.
Redford borda el papel de pillo irresistible con ganas de venganza y que se cree que se las sabe todas mientras que Newman le da la réplica configurando uno de los personajes más cool de toda su carrera. Las escenas en las que trabajan juntos son un compendio acelerado de eso que se llama química. Los secundarios arropan a los protagonistas con la misma gracia y soltura. Todos suman y sus caras se te quedan para siempre. Les ves años después en cualquier otro film y dices "ese salía en El golpe".
La primera vez que la vi la sorpresa final fue mayúscula y recuerdo al día siguiente de su emisión que todo el mundo lo comentaba en el colegio. Este es el tipo de film que hace afición por el cine. Lo tiene todo. Una historia atractiva con un final sorprendente, unas interpretaciones impresionantes con dos iconos del cine de toda la vida como Robert Redford y Paul Newman y una música que le da el toque definitivo. La clase de film que te impacta en infancia y que muchos años después conserva toda su magia. Da igual que sepas el final y que no haya sorpresa en ese sentido el deleite viene por volver a ver de nuevo una historia tan bien narrada y por la química entre Newman y Redford.
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